04| SonrojadaConnor:
Estoy más que enojado.
Pensar en la posibilidad de que mi Luna me deje, me lleva a niveles de cólera impresionantes. Y de una manera muy rápida. Nunca creí que una graciosa niña de pelos castaños sería una gran influencia para mi estado emocional. Desde este momento ya me permito decir que gran parte de mi estado va a depender de ella. Oh, también me permito decir que la amo.
Pero eso no quita mi enojo. Ni el de mi lobo.
—...¡pregunté algo! –Mi voz es una combinación de la mía y la de mi lobo: Aamon.
Siento su voz quebrarse y mi enojo flaquea; no es hasta que la escucho que me percato de mi estado, parezco un animal salvaje, bueno, técnicamente soy uno, pero... Bueno, no hace falta explicar.
Estoy a punto de retractarme cuando el cuerpo de ella empieza a temblar y mi estado de enojo pasa a la preocupación. La tomo de los brazos, y sostengo su cuerpo en un intento de entender qué pasa.
—¿Mi luna? –Sus ojos están muy abiertos —. ¿Qué te ocurre?, ¿Te lastimé?, ¡Luna! –No responde, me mira pero no hace nada más que temblar. Y un segundo después, lo veo:
El color castaño oscuro de sus ojos empieza a cambiar, para que poco a poco un color zafiro tome posición de ésta, acompañado de un brillo sobrenatural.
«¿Pero qué...?, Creí que era humana»
La risa de mi lobo hace eco en mi cabeza.
Y lo era.
Me tenso de pies a cabeza al ya deducir por qué ella se encuentra así.
«Aamon, ¿qué mierda has hecho?»
Sólo desperté a su loba.
«¡¿Que hiciste qué?!»
La castaña empieza a revolverse en mis brazos, gruñendo y mostrando las extremidades de sus colmillos. ¡Qué puta mierda!, ¿cómo es esto posible?
Fácil, usé mi habilidad de sometimiento.
Gruño frustrado, imponiendo mi fuerza espiritual de Alpha sobre ella, haciendo que se detenga en seco y me mire, sorprendentemente, enojada. Pero Aamon lo mira de otra perspectiva. La mira de la manera lujuriosa, y no es de extrañar, cuando recién conocemos a nuestras compañeras andamos como adolescentes hormonados, cualquier cosa en ellas nos resulta extremadamente hermoso, caliente, sexy, atrayente, celestial, divino, y así puedo seguir.
Aamon aprovecha el momento y toma un poco el control, elevando su poder de Alpha un poco más, por ende, haciendo que nuestra compañera recuerde que somos sus mates, a través del olor y de nuestra esencia. Mi lobo la toma de la cadera y la estampa de nuevo contra la pared. Acerca nuestra naríz al cuello de ella y empieza a respirar profundo, haciéndome sentir a mí también su exquisito olor a frutos rojos y vainilla.
Gruñe con deseo haciendo que el cuerpo de muestra compañera se estremezca en nuestros brazos. El enojo de ella se va disipando de su mirada para ir siendo remplazada por la cautela, al saber que nuestras acción también son influencia para ella. Después de todo, son instinto y no lo podemos controlar. Y si alguien puede, tiene que tener más controlado la parte humana que animal, y nunca he visto que alguien pudiera hacer tal cosa.
Aamon sonríe. —Mi preciosa loba.
—Hola, Aamon –dice, y al igual que me ocurre a mí cuando mi lobo toma posición de mis acciones, su voz se torna diferente. La voz de su loba suena más madura y ligeramente grave. Ni gruesa, ni aguda. Pero sí malditamente sexy —. Podrías decirme: ¿por qué has hecho que despierte?, ¿tan desesperado estás? –comenta burlona y enojada.
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En las Fauces del Alpha
Werewolf¿Te gusta la fantasía? Porque a mí sí, ¡y a quién no! Es tan fascinante, cómo trasciendes de un mundo aburrido y monótono a uno lleno de magia e imposibilidades que te vuelan la cabeza. Mi gusto por la fantasía recae en particular en los hombres-lob...