·—༻⭒⋆☽☼☾⋆⭒༺—·38 - I | Sucumbiendo: ante el poder
☽Emma☾:
—Te permitiré dar el primer golpe... si es que lo logras dar, claro. Seré considerado.
No le respondo absolutamente nada. Lillith, mientras yo me limito a lanzarle una mala mirada, jala a los vampiros hasta colocarlos junto a Dante, poniéndolos de rodillas. Y es impresionante la forma tan detallada en la que puedo sentir la energía abandonándoles el cuerpo. Tengo la plena sensación de que puedo alzar una mano y acariciar esas ondas, deslizándose suave y silenciosamente hacia Dante.
—¿Quieres que dé el primer golpe? Oh, de acuerdo.
Un azote de electricidad se dispara en mis venas cual rayo y me dejo impulsar hacia delante por ella, justo en dirección de Severus. Cruzo la habitación en un instante y al encontrarme con su cuerpo a metros, me elevo de un salto. Antes de que él se posicione para procesar mi siguiente movimiento, lo esquivo y caigo de pie a sus espaldas. Se vuelve hacia mí de inmediato, entonces me alzo de nuevo y elevo mi pierna para atestarle una patada en su estómago. Severus vuela metros más allá, pero logra voltear y caer de pie cual felino, sin siquiera despeinarse. Aprieto los puños al ver su sonrisa divertida.
—Vaya —susurra para sí—. Será más divertido de lo que creí.
Yo solo le gruño en respuesta. Sin pensarlo, ejerzo un latigazo de mi poder sobre los vampiros. Ellos de inmediato ceden y, acatando mi orden, desefundan sus navajas y las apoyan en el suelo antes de impulsarlas en dirección de Dante. Él, sin dudarlo, se inclina a tomarlas una por una. Pone su hambrienta mirada en la diversión de su padre, jugando con ellas, acariciando su filo.
—Te aseguro que lo será.
Siento la vibración crecer desde lo profundo de mi garganta. Mientras Severus parece divertirse de esto, un gran manto invisible, muy pesado, comienza a tirar de mis músculos. Puedo sentirlo en mis brazos, en mis piernas y en mi pecho. Como miles de garras abriéndome la piel y dejando salir algo...
Me siento más libre, más ligera.
Y enfadada.
Muy enfadada.
El murmuro de mi pecho asciende hasta un rugido, que, irremediablemente, hace que los vampiros agachen la cabeza hasta tocar el suelo con ella, expulsando un gemido de dolor. Los envuelvo hasta hacer que se retuersan, exprimiendo hasta la más mínima de sus energías. La satisfacción y el placer de verlos luchar por su vida, arañando con desesperación, me hace burbujear el estómago con una latente necesidad de más. Más. Más.
Le regalo a Dante una mínima mirada por el rabillo del ojo y, justo cuando me devuelve el gesto con ansias, desenlazo mis hilos a su alrededor, devolviéndole su tan anhelada libertad. Su energía —ya no retenida— cae a nuestro alrededor como una densa y robusta nube invisible. Es luego de una respiración profunda que entrelaza las dagas en sus manos y, tras sonreír de modo siniestro, avanza hacia su padre con paso decidido. Sin necesitar que se lo pida, empuña las armas y se las lanza con violencia. Severus, sin salir de su aura serena, las esquiva moviéndose tan ligero como un fantasma sobre su lugar.
Mientras dejo que Dante se acerque cada vez más a él, respiro hondo y me concentro en los vampiros a un lado mío. Apenas y respiran con regularidad. Veo su piel opaca tornarse de un gris ceniza, el arco de sus pómulos y las cuencas de sus ojos marcarse de una forma tan marcada que resulta hasta grotesca de ver. El brillo de sus cabellos apagarse al igual que las sombras de sus ojos rubíes. Finalmente, sus cuerpos caen contra el suelo sin más fuerzas que ofrecer, y los nudos de mi esencia se retiran lejos de ellos.
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En las Fauces del Alpha
Werewolf¿Te gusta la fantasía? Porque a mí sí, ¡y a quién no! Es tan fascinante, cómo trasciendes de un mundo aburrido y monótono a uno lleno de magia e imposibilidades que te vuelan la cabeza. Mi gusto por la fantasía recae en particular en los hombres-lob...