Capítulo 24

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24| El trío increíble

Emma:

¿Alguna vez vieron una persona del sexo opuesto al tuyo que es tan hermosa, que dices: marica, yo me hago homosexual? Bueno, tal vez no tan así, pero a puesto a que lo pensaste alguna vez. Quizá viste una chica y dijiste "si fuera torta, yo te entraba", y si eres chico: "llámame cuando te hagas gay, bebé".

Pero yo sé, yo sé, que puede existir una persona que te vuela los calzones y es del mismo sexo que tú.

Bueno, en conclusión: estos vampiros están que arden.

Sus cabellos y ojos están que arde.

Son dos chicos y una chica. Misma altura, mismas facciones, tamaño, cabello. Claramente, son hermanos. ¿Trillizos? Seguramente. Lo que tiene uno lo tienen los otros dos: pecas, labios en forma de corazón, el cabello de las pestañas, cejas y cabeza es anaranjado oscuro. Completamente pálidos. Delgados. Menudos. Diría que la chica es de mi misma altura, los chicos son unos centímetros más altos. No hace falta decir que tienen unos increíbles ojos inyectados en sangre.

La chica lleva su larga melena anaranjada amarrada en una cola alta. Lleva puesto un vestido rojo, sucio, roto. Ellos llevan unas camisas y pantalones simples, de color negro. También en el mismo estado que su hermana. Sus cabellos están despeinados, y mugrosos. Sus rostros igual, aunque eso no les quita lo atractivo.

Me paro, con la boca abierta.

—No se muevan –susurra uno de los chicos, la chica está en medio y los otros dos están a su lado—. Ella no nos verá si no lo hacemos.

Frunzo el ceño. —Eso era con los dinosaurios.

—Ella se parece más a la niña del exorcista, miren el nido de ratas que tiene en la cabeza –susurra el otro pelirrojo a la izquierda. ¿Perdón? Me toco el pecho ofendida—. Pásenme un crucifijo.

El chico que habló por primera vez lo ve con una ceja alzada. —¿Eres idiota? Esos también nos lastima a nosotros.

—Carajo, es verdad. ¿Y si le tiramos a Willow y corremos?

—¡Oye! –La chica le pega en la nuca—. ¿Por qué no la seduces con tus increíbles encanto de hombre mientras uso a Zane de mula y escapo?

—¡Mula tu trasero estúpida!

—Ah, cierto. Tú antes de ser mula eres yegua.

Y tú eres reno. ¿Te tengo que recordar los hermosos cuernos que te metió Salem?

¡Oh!

La chica se torna del mismo color de sus ojos. —¡Al menos los chicos a mí sí me dirigen la mirada!

—¡La mirada de asco!

—¡Y a ti la de horror! Los acosas como un mosquito en medio del verano. ¡Chupa sangre insoportable!

—¡Sanguijuela!

—¡Zanahoria rallada y podrida!

—¡Mosquita muerta!

Ok, ok, ¿ke ta pazando aki amiguitos? El otro pelirrojo
los mira como un partido de ping-pong, un tanto indignado. —¿Pueden cerrar la maldita boca? Pueden discutir sus ridiculeces en otro momento.

—¡Tú cállate! –le gritan.

—¡No me griten!

—¡Sí! –le responden al unísono la chica y el chico a la derecha, luego se miran entre sí—. ¡No repitas lo que digo!

En las Fauces del AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora