Fue un golpe emocional tan impactante para Dio ver aquello que difícilmente se hubiera respuesto de no ser por la constante compañía de sus amigas que estuvieron con él en todo momento, incluso cuando él se ausentó del instituto ellas lo iban a visitar a menudo...sobretodo dos personas.
- Te hice esta tarta, lleva todo lo que te gusta~
Hitomi que aparecía tras la puerta con una tentadora tarda, caminó hasta donde estaba su amigo que estaba de pie, mirando al exterior por la ventana con una mirada perdida.
Su primer amor, muerta de una de las peores maneras posibles contrajo cierto trauma en el chico. Ya había pasado más de una semana y él apenas se estaba recuperando.
Hitomi, lo único que hacía era acompañarlo siempre que podía. Pero desaparecía siempre que venían otras. Hitomi siempre era así, difícilmente se relacionaba con otras personas y los chicos perdían las esperanzas de salir con ella debido a que ella rechazaba cualquier intento de cortejo. Era muy sabido por muchos que Hitomi era la chica con el busto más grande del instituto y una de las más hermosas, era un completo desperdicio para ellos que anduviera sola todo el rato y en cierta manera le tenían envidia a Dio, quien era el único amigo que Hitomi aceptaba...y no sólo eso, la envidia hacia él escalaba aún más cuando recordaba que tenía otras amigas que eran consideradas idols, tales como Tokhs, Grisell o la propia Seira que a pesar de su enorme popularidad, ella prefiere estar encerrada en el club con Dio antes que salir con otros chicos populares.
- Te dije que no tenía...hambre- le respondió él con desgano, sin quitar la vista del exterior, en donde el día era tranquilo.
- Sabes que no me gusta verte sufrir, ni que aguantes hambre. Así que deberías comer un poco al menos.
Desde que Dio había sufrido la pérdida, la sonrisa de Hitomi era amarga, no soportaba ver a su mejor amigo así.
"¿Qué debo hacer para animarlo?"
De pronto, como una especie de instinto, Hitomi sintió una sensación extraña viniendo desde su espalda.
Ella gira su cabeza en dirección a la puerta, había una figura que sostenía un cuchillo de cocina a la altura de sus muslos...esa persona se acerca a ella y...
- ¿No planeas darle a Dio la tarta sin antes partirla verdad?
Seira apareció a su lado, sonriéndole a Hitomi de una manera enigmática mientras le mostraba el cuchillo con un gesto para que lo usara en la tarta.
¿Acaso fue imaginación suya? Por un momento sintió un instinto asesino acariciar su espalda.
No era un encuentro que se diera muy a menudo, pero algo estaba claro. Entre todas las chicas, tanto Hitomi como Seira sentían una apatía interior la una a la otra. No existía la química entre ellas, jamás, el agua y el aceite era la mejor descripción para su relación y ambas no sabían exactamente por qué, pero cada vez que se miraban como en esta ocasión, parecía como si a la mínima se pelearían con intenciones de matarse.
- Gracias~
Pero Hitomi no quiso empezar una discusión innecesaria y en cambio le correspondió amablemente.
- Ara, creo que llegué tarde, también quería prepararte algo. Pero sólo te haré compañía si quieres.
- Creo que no es necesario que lo visites tan seguido, supongo que tendrás cosas más importantes qué hacer- le dice Hitomi en un tono amable. Básicamente le estaba dando a entender su incomodidad con su presencia.
- No realmente, mi tiempo es más flexible de lo que crees. Es una de las ventajas de estar en un club que no hace nada a estar en uno donde te la pasas en competencias aburridas.