Ruta 1: Parte 3

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Entré sin pensarlo, pero a medida que avanzo, quiero volver de regreso, pero es demasiado tarde, aun si ellos no se han dado cuenta todavía, si retrocedo lo harán.

La adrenalina se me subió de golpe, mi estómago se sentía como en una montaña rusa, era primera vez que decidía afrontar un problema por la puerta de enfrente, no soy el tipo de chico que se molesta en resolverlos, más bien los dejo pasar y que se resuelvan solos.

Pero esta vez...ni siquiera sé por qué lo hacía, no es como si encontrara a mi novia en la cama de otro y tuviera una pistola en mano para matarlos a los dos. No me sentía molesto por muy increíble que parezca, es normal que yo lo sintiera ya que mi mejor amigo me traicionó acostándose con mi madre, pero en realidad... ¿Él me traicionó?

Necesito oírlo en boca de él. Sebas no es un mal chico, es cierto que antes era un poco malo y le hacía bullying a nuestros compañeros, pero fue regañado tanto por mi misma madre que terminó por ser como es ahora, un chico más calmado con un aire misterioso que le gusta hacer bromas extrañas.

- O-Otra vez...te corriste un montón...

Mamá se dejó caer exhausta sobre el colchón y Sebas se recostó sobre la espalda de ella...ambos se miraban tan felices, ni siquiera se han percatado de que yo estoy aquí ¿acaso soy invisible?

- ...Mamá

- ...¿D-Dio?

Su voz entrecortada y su cara pálida lo decían todo. Era la expresión de una persona haber sido descubierta en el acto del pecado y Sebas también se sorprendió a su manera.

Ella al instante se incorpora y cubre su cuerpo desnudo con la sábana. El rostro que ella tenía tampoco lo había visto en mi vida...era de vergüenza hacia sí misma, ni siquiera me estaba mirando a la cara, parecía como si quisiera decir alguna excusa, pero sabía que era inútil ya que las pruebas eran totalmente visibles antes mis ojos.

Su imagen como madre ejemplar había quedado destruida ante mí. Ya nada volvería a ser como antes.

No quería reprocharle nada, ni tampoco a Sebas, tan sólo quería al menos una explicación o algo ya que la escena se estaba volviendo demasiado incómoda

- ¡Lo siento!

El que rompió el hielo fue Sebas que agachó su cabeza hasta tocar el colchón.

- Yo fui el que la sedujo, he traicionado nuestra amistad ¡lo siento!

Incluso él no parecía el mismo, quizás pensaron que su aventura jamás sería descubierta...¿qué clase de amantes creen en eso aún? Deberían saber que la Vida-sama siempre pone los trapos sucios al sol.

- ¡C-Claro que...no fue así- replicó mamá que sin mirarme me siguió hablando- No hace falta que te lo cuente, n-no trataré de justiciarme, yo sólo quería sexo y Sebas me descubrió masturbándome un día.

¿Qué? ¿Entonces...

- Sólo para que lo sepas, él nunca me chantajeó, tampoco tuvimos algo de inmediato...

Por muy increíble que parezca, mamá hablaba de esto con mucha seguridad, otra mujer estuviera poniendo mil excusas o ya se habría ido corriendo de la vergüenza.

Ella me contó la historia que básicamente se trataba en cómo ellos se iban volviendo más cercanos hasta que tuvieron su primer encuentro sexual y desde entonces ella deseó aún más volver a tener sexo con él a pesar que sabía que tenía otras amantes, ella no se dio cuenta sino que Sebas mismo se lo había contado para evitarse problemas, claro mamá tuvo que aceptarlo porque después de todo ambos sólo eran amigos sexuales, no había nada que reprochar el uno al otro...

Divergencias del HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora