- ¡Ánimo!
Puede que en muchos aspectos sea una chica torpe y no se destaque en varios aspectos como maestra. Pero "Aneki" definitivamente es la persona que Dio definitivamente amaba de forma sincera.
Todo se remontaba a sus años de jardín de niños. El pequeño Dio descuidado por sus padres que se la pasaban trabajando había sido encargado a una joven adolescente en aquel entonces que necesitaba dinero para mantenerse. Su nombre era Satori, pero todo el mundo le decía Tori de cariño. Ella es once años mayor que él y actualmente es la maestra de educación física del instituto en donde Dio cursaba su tercer año ya con diecisiete años.
Mientras ella se preparaba para una competencia nacional a la que había sido llamada, Dio todas las tardes llegaba a verla para conversar o simplemente ver sus rutinas. A pesar del pasar de los años y que Tori ya no lo cuidaba desde cierto incidente que había ocurrido hace unos cinco años, ambos seguían siendo buenos amigos. A menudo almorzaban juntos e iban de excursiones a muchos lugares cuando el tiempo escolar era favorable.
Hasta entonces, Dio había estado feliz de tener a una gran amiga en quien podía confiar plenamente y en parte ser la envidia de sus compañeros ya que ciertamente Tori era mujer con un físico exuberante que contrastaba con su personalidad medio infantil.
A menudo los chicos espiaban la zona de natación sólo para ver a la maestra en su traje de baño que aunque era uno deportivo, dejaba mucho a la imaginación, provocando que ella causara cientos de pajas.
Debido a eso, el director había decidido que Tori ya no más enseñaría natación, lo cual provocó una oleada de decepciones de parte de los chicos que ni siquiera podían reclamar. Al menos verían sus enormes tetas rebotar cuando corra en sus clases de física o su enorme trasero cuando se agachara...eso último no es recomendado para cardíacos.
- ¿Sabes? Mi novio ahora quiere llevarme a Europa a estudiar con él.
- ...Ya veo.
No era la primera vez que ella se lo notificaba, pero ahora había agregado algo más.
Tori tenía un novio, a decir verdad a nadie le extrañaría ya que ella era como la miel. Es imposible que no se dejara convencer por algún chico y al final...es lo que hay. Desde hace poco más de dos años Tori sale con un chico de su edad, con una vida estable, buen trabajo y con muchos deseos de formar una familia con ella.
Se podría decir que Tori ya tenía su vida realizada, su sonrisa lo decía todo...
Pero Dio...en el fondo no quería aceptarlo, si su querida amiga se iba entonces...se sentiría más solo que nunca ya que Dio era un chico muy solitario, casi sin amigos.
"No quiero que se vaya...no te vayas, Tori"
El chico no demostraba su pesar y en cambio lo enmascaraba con una sonrisa como si estuviera feliz por ella mientras apuraba la soda que tenía en la mesa, ambos estaban en la cafetería sentados uno frente al otro como acostumbraban siempre.
- Y...¿cuándo te irás?
- En unos quince días, ya hablé con el director, dejaré el trabajo en una semana para prepararme.
- ...Te extrañaré.
Tori le dirige una cálida sonrisa al notar que su amigo hablaba con mucho dolor. Ella entonces extiende sus manos a través de la mesa y las pone sobre las manos de Dio que pudo notar un anillo en su dedo anular.
- ...¿También te casas?
- S-Sí...él me lo propuso- le responde ella que parecía no querer hablar de eso y cambia de tema- te ves muy desanimado, no quiero verte triste...ven conmigo.