Ruta 4: Amor Pródigo...7

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Varios años después...

- Estuviste increíble, como siempre fufufuf, el dinero estará en tu cuenta como siempre. Te llamaré cuando mi tonto marido vuelva a ausentarse.

- No tardes demasiado, Eupheria.

Ambos se levantaron de la cama por los lados opuestos, Eupheria sacó un cigarrillo de una cajetilla y agitándola sacó uno para ponérselo en sus delgados labios y acto seguido lo encendió con un elegante encendedor dorado.

La mujer con la que se había revolcado hasta hace varios minutos era una importante figura política en el país al que sólo le importaba el dinero y los placeres de la vida. Ella es una persona muy influyente y siempre hace tratos bajo la mesa como cualquier político.

Ella era una de las tantas clientes de Dio que se ganaba la vida de esta manera desde que se graduó.

Nunca trabajó y sin embargo tenía un lujoso apartamento en la capital y si quería, podía pedir mucho más debido al repertorio de mujeres importantes que tenía en la bolsa. Desde famosas artistas a nivel mundial, hasta un par de presidentas de distintos países...incluso la nobleza y realeza de cinco países.

¿Cómo había llegado él a tanto?

Dio se volvió un hombre muy mujeriego al que no le importaba nada, siempre con una sonrisa irónica y comentarios sarcásticos que de alguna manera siempre gustaban a ellas, pero estaban más interesadas en lo bien que lo hacía en la cama. No habían mayores complicaciones y casi nunca se metía en problemas a excepción de unas pocas veces en que algunas mujeres le pagaron para que tuvieran sexo con ellas para que sus maridos las vieran y se divorciaran tomando así una gran fortuna cuyo porcentaje iría a parar a la cuenta de él.

No estaba orgulloso de ser un gigolo, pero era lo que había. Tener mucho dinero con sólo coger con mujeres era algo que cualquier hombre anhelaría.

Si él quería, podía tomar un avión y viajar a Dubai en donde tenía cinco esposas dispuestas a darle el mejor de los placeres mundanos o a la algunas de sus tantas amantes dispersas en todo el mundo. Su favorita era Ceres, una chica nativa de la India y su primer "romance" en el instituto. Es su novia oficial pero que de todos modos engaña.

Su vida hasta ahora había sido de lo más relajada, sin embargo existía un vacío que no podía llenar por más que lo intentara.

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En la foto de la portada del periódico, Dio un día vio a su antiguo amor triunfar en las alturas. Ella aún se miraba tan joven y hermosa desde que la conocía...¿será feliz acaso?

Si de pronto ella viniera y le dijera que dejara su vida actual lo haría sin pensárselo dos veces. Ya estaba harto de tener que viajar para acostarse con mujeres que no le satisfacían, de hecho, ninguna mujer lo hacía por mucha experiencia que tuvieran. Tal vez lo único que disfrutaba era seguir jugando videojuegos todo el rato o dormir solo y tranquilo.

"¿Por qué no soy feliz?"

Era una pregunta tan compleja para él que siempre se preguntaba. Aunque la respuesta era obvia, él intentaba convencerse de que habían otras maneras de alcanzar la felicidad que tanto anhelaba.

Dejando de lado la obsesión que seguía sintiendo por Tori a pesar de que ya no la veía desde que se fue de su vida, él intentó muchas maneras de encontrar una satisfacción verdadera.

Si se emborrachaba, sus recuerdos por Tori afloraban y se convertía en una tortura, si se drogaba, entraba en un espacio en el que regresaba al pasado en sus días más felices de su vida. Al menos eso había sido al principio, ahora se había vuelto una tortura el no poder volver a ver esos momentos en sus estados de trance...y lo peor de todo es que se había vuelto un adicto.

Divergencias del HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora