Ruta 3: Las fantasías de Seira... FINAL

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- ¿M-Madre? ¿Q-Qué estás haciendo?

- No puedo más...te amo y no como un hijo...¿tú me amas?

- P-Pero no-...

- No digas más...haré que me veas como una mujer.

- ¡N-No puedo, tengo novia!

- Esa mocosa no merece estar contigo...pero yo te daré todo el amor y placer que puedes imaginar.

- ¡M-Madre! No...

¡Snif!...¡Snif!

- ¿Eh?

Si tengo que atrapar a mi hijo, no me importa qué recursos tenga que hacer, definitivamente tendré su amor.

Aunque él hizo muy bien en soportar la tentación de tener mi cuerpo semi desnudo encima suyo, nadie sale vivo después de que un hombre vea a una mujer llorar...ni siquiera mi pequeño Dio que me miró con lástima, en verdad es un buen chico, por eso lo amo.

- Dio...me siento tan sola, t-tu padre me engañó...me he sentido tan frustrada que no sé qué hacer, por favor, sólo por esta noche, no volveré a pedírtelo nunca más...q-quiero volver a sentirme como una mujer.

- ...

La duda invadió por un momento a Dio que con una mirada como si se disculpara en su interior con su novia, finalmente me rodeó la cintura con sus brazos....

- ...E-Está bien.

- ¡Dio~!

Con lágrima de felicidad me dejé caer sobre su delgado cuerpo y por primera vez lo besé...ahhh, cuánto anhelaba este momento, cuántas veces me corrí fantaseando...ni siquiera me acuerdo ni me importaba ahora.

Su forma de besarme aún era muy tímida, por lo que me atreví a meter indiscretamente mi lengua y me enredé con la de él que de pronto parecía estarse ahogando. No dejé que se separara ni por un segundo, le voy a demostrar de lo que soy capaz, voy a poner toda mi experiencia en el asador, así que aunque nuestra saliva se iba acumulando a medida que nos enrollábamos como locos en el interior de nuestras bocas. Tardamos mucho hasta separarnos, mi pequeño Dio en ese momento, se mostraba tan exhausto que respiraba con la boca abierta mientras dejaba caer nuestros fluidos bucales sobre las sábanas.

- M-Madre...

- Dime Seira...

- S-Seira...¿podemos descansar?

- Aún estamos comenzando cariño, pero si estás agotado sólo por un beso, yo haré todo el trabajo, no te preocupes fufufuf no te muevas ni un centímetro.

Este era mi mejor momento, así que me dejé llevar y con los pechos de los que estoy tan orgullosa bajé hacia la parte inferior de mi hijo y ahí contemplé el pene con el que había estado imaginando dentro de mí todo este tiempo. No poseía una forma extraordinaria y era normal, ya que él aún estaba en crecimiento, lo importante en realidad era cómo usarlo y no cómo luce. Calculo que mide lo suficiente y su grosor era aceptable, en ese momento no me molesté en pensar eso demasiado porque yo estaba demasiado encendida, tan sólo restregué mis senos con agilidad en su zona íntima al mismo tiempo que le daba pequeños lametones con la punta de mi lengua, luego opté por meterla toda en mi boca o pasear a lo largo de su pene.

Fufufu, puedo ver cómo Dio se estremecía con una cara adolorida mientras movía sus piernas inquietamente, tanto era el placer que en cuanto aceleré mi ritmo con mi boca, de pronto sentí un líquido caliente ser disparado hasta mi garganta.

Ahhh, qué rico ¿así que éste es el semen de mi hijo?

Lo mantuve un rato en mi boca para sentir la textura y el sabor antes de tragármelo.

Divergencias del HaremDonde viven las historias. Descúbrelo ahora