⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖔𝖈𝖍𝖔⦐

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Atlanta, Georgia.
01:47PM

La escalera eléctrica la dejó en el segundo piso, se pasó una vez más las manos sobre el vestido y se quitó el cabello que le caía por el pecho. Buscó con la mirada la tienda que el rizado le había mencionado, la cual pudo ver a unos cuantos locales y se fue acercando, entonces las piernas empezaron a temblarle y sentía una sensación de que comenzaría a sudar.

Las puertas se abrieron, ella se dispuso a entrar y a comenzar su búsqueda, caminó por algunos pasillos a la vez que se detenía a ver las prendas pero después recordaba a lo que verdaderamente iba.
Miró a tres chicos, uno de ellos detenía una camisa con colores extravagantes mientras los otros dos la señalaban y se miraban, uno de los rizados comenzó a hablar y luego rieron entre sí.

—"Área de jeans."— envió al chico y segundos después vio como la comenzaba a buscar con la mirada. Tomaron la prenda y siguieron al más alto.

"Lindo vestido."— leyó mientras fruncía el ceño y levantó la vista, éste se acercaba con una sonrisa y ella hizo lo mismo, guardó el celular y puso toda su atención en él.

Le gustaba la forma en que su cabello se movía a la vez que él lo hacía, la manera en que sonreía y después bajaba la cabeza para ocultar el color de su rostro, metía y sacaba la mano de su bolsillo constantemente viendo la pantalla del celular. Ella dio los suficientes pasos para que la distancia entre ambos llegara al límite y al estar los dos detenidos, se miraron a los ojos y después rieron apenados.

—Es más bonita en persona.— habló el castaño en voz baja mirando atraves del hombro de su amigo. —Que buen gusto tienes, Finn.— continuó y todos lo miraron, la chica confundida y los otros dos rogando que guardara silencio.

—Hola, él es Noah y yo soy Caleb, nosotros ya nos vamos para que ustedes puedan... eso. Te encargamos a Finn por favor, nos vemos después y... adiós.— ella rio y se despidió con la mano, el moreno le sonrió y se llevó a Noah de ahí sujetándolo por los hombros.

—Un placer, hating Wolfhard.— ambos dejaron de ver a los chicos alejarse y entonces el rizado habló de una forma seria y le extendió la mano. Ella la tomó, se sentía genial el hecho de poder tener contacto físico con él después de tanto tiempo.

—El placer es mío, Finn Wolfhard Official.— le respondió sin soltar su mano, la cual estaba fría y suave, los dos esperaban a que el contrario se soltara primero pero ellos no dejaban de verse o tal vez de apreciarse, habían imaginado con ese momento y vaya que ninguno se acercaba a lo que realmente estaban sintiendo. —Oh— soltó y esta vez se separaron un poco apenados.

—¿Qué quieres hacer?— hablaron al mismo tiempo y luego desviaron la mirada. La chica respiró y decidió tomar la delantera tratando de no mostrarse nerviosa o algo parecido.

—¿Te gusta el jugo?— preguntó y después cerró los ojos arrepintiendose por lo tonto que había sonado, pero inmediatamente se tranquilizó al escuchar la risa del chico; sonaba bien, le gustaba. —Porque aquí, bueno, o sea; afuera, en otra tienda; ya sabes, venden.— habló y está vez quiso abofetearse.

—Yo iba a preguntar si te gustaba el pan pero, el jugo, sí, me gusta, ¿cuál es tu favorito?— al parecer no era la única que hacía comentarios raros. —Oh espera, ¿has probado el pan con jugo?— ambos se miraron con aspecto sorprendido; como si nunca lo hubieran pensado.

—Supongo que el de mango, pero a veces puede cambiar por la marca, no todos saben a lo mismo ¿sabes? El de durazno también es bueno al igual que el de manzana pero al final todo depende a la marca.— explicó mientras movía las manos y miraba a todas partes. —¿Te lo imaginas con pan? No creo que queramos tener diarrea todo el fin de semana.— completó sonriendole.

—Nunca había escuchado una explicación tan buena acerca de los jugos. Porque tienes razón; algunos son más líquidos que otros, quiero decir; a veces puedes sentirlo muy como... no líquido, no sé si sea porque se exceden de azúcar o por la fruta, no lo sé.— contestó mientras ella asentía dándole la razón, era exactamente lo que ella siempre había pensado.

—¡Al fin alguien lo entiende!— dejó caer las manos sobre sus piernas haciendo sonar el impacto. —Siento que el pan a veces también lo pueden exceder con harina, ¿no crees?— cuestionó recargándose sobre un maniquí.

—Es que creo que la función del pan es llenarte, por eso a veces lo exceden al igual que con la azúcar, porque el pan usualmente lo desayunas entonces es para que no te dé hambre hasta la hora de la comida, ¿entiendes?— ella apretó los labios pensándolo un poco.

—Suena a excusa, porque ¿y si lo consumes como cena? No puedes irte a dormir acabando de alimentarte, puede pasarte algo como; no sé, vomitarte o ahogarte.— recobró la postura y Finn dio un paso adelante.

—No, bueno; depende mucho de cómo duermas. Si duermes bocarriba hay más posibilidades de ahogarte pero si duermes de lado hay menos probabilidad.— ambos se quedaron en silencio procesando todo, era sin duda; la conversación más rara que habían tenido. —Creo que debemos salir de aquí, ¿no?— miró su alrededor y la castaña asintió.

—El jugo y el pan quedan descartados, ¿qué tienes en mente?— le preguntó estando a su lado, ambos salieron de la tienda y decidieron dar hacia el lado derecho. —Allá venden cosas frías, ¿quieres?— esta vez señaló con la mirada y el chico intentó buscar a lo lejos.

—¿Nieve?— cuestionó sin poder ver nada al respecto, regresó la mirada a ella; quien le llegaba algunos diez centímetros debajo del hombro.

—Pues yo creía que café.— le respondió intentando no reír y el rizado soltó un suspiro pesado. —Estoy bromeando contigo, Finn. Es sarcasmo, vaya; como si no lo conocieras.— ella soltó una risita para intentar volver a animarlo.

—Existe el café frío, Hannia.— levantó una ceja y ella le asintió mientras rodaba los ojos. —¿Tú quieres? Si tú quieres, yo quiero.— concluyó y ella apresuró el paso con él pisándole los talones.

Minutos después ambos se encontraban en una pequeña mesa uno al lado del otro, con un recipiente en mano y mirando el producto para después pasar la lengua por ahí.

—Se siente muy dulce.— susurró el chico y miró a su compañera para después ambos mirar la nieve verde que se encontraba ahí. —Se siente muy dulce aún para ser limón.— repitió y después miraron la nieve blanca de la chica.

—Es porque no se usa limón, limón.— le señaló y dejó su nieve sobre la mesa. —O sea no es limón de verdad, yo pienso que es colorante. Esta no sabe a nada, es como si no estuvieras comiendo nada.— se encogió de hombros

—Entonces el colorante es muy parecido al limón, limón. Pruébalo.— le acercó el recipiente y la chica lo sostuvo en su mano derecha, seguido pasó la lengua por encima de ésta.

Luego de hacer una mueca de disgusto y escuchar la risa de Finn, ella tomó la suya y se la puso enfrente. La señaló y él en seguida hizo lo mismo, en cambio se mostró sorprendido y lo volvió a hacer en repetidas ocasiones.

Sin darse cuenta y sin estar concientes de lo que pasaba, ambos compartían algo en lo que había estado presente el contrario y sin duda les gustaba cómo se sentía eso.
No había sido esa plática que habían pensado antes, ni habían tocado los temas que creían, pero por una parte se sentían cómodos por el simple hecho de hablar sobre cosas que no sueles conversar con otras personas. Eran cosas tontas pero cosas que los hacían sentir como ellos mismos, sin la necesidad de fingir. Eso era lo que lo hacía ser especial.

¿Era posible que alguien te terminara de gustar cuando se conocen por primera vez personalmente?

🥀

↳↲
¿pan o jugo?

tardé mucho en este capítulo porque tuve
un bloqueo de un día y esta mierda fue lo
que salió.

-cocaineWolfhard

Gracias por el 3.21k de falaguers

➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora