⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖉𝖔𝖘⦐

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Atlanta, Georgia
07:03PM


No tenía ni la más mínima idea de lo que diría o de lo que al menos quería decir, no había pensado en nada y por ende nada le resultaba claro, ni siquiera sabía cómo se sentía; pues las últimas semanas habían discutido muchísimo y por el momento de lo único que estaba segura era de que no lo quería perder.

Tardó alrededor de diez minutos en convencer a su madre de dejarla usar el auto -pues no era la mejor conductora y aún no tenía su licencia-, y cuando por fin obtuvo el permiso y junto con este las llaves estuvo lista para salir. 

Llevaba conduciendo mínimo diez minutos y como si la situación no se pudiera poner peor; ahora se encontraba en un semáforo en rojo, sin mencionar todo el tráfico que había ahí. La suerte pareció ponerse de su lado por un momento, pues en los próximos quince minutos estaba buscando un buen lugar para estacionar el auto y cuando lo encontró, tomó sus cosas y bajó de éste.

—Joder.— soltó en un susurro al ver a la gente haciendo fila fuera del lugar. Tenía pensado que el concierto comenzaría en treinta minutos pero no entendía en dónde podría buscar al chico.

Pensó en rodear el lugar y encontrar una manera de entrar por el área de camerinos -o al menos si existía alguno-, la señal del lugar no ayudaba mucho, pero después de varios intentos escuchó los primeros timbres y después el buzón de voz, eso no le quitó la esperanza así que volvió a llamarlo, pero una vez más no hubo respuesta.

Guardó el celular en el bolsillo trasero de su pantalón y ahora estuvo lista para irse a casa nuevamente. Lo había intentado, había intentado solucionar las cosas pero tal vez y su relación ya no tenía solución alguna.

Ahora tenía más de una hora en su habitación, no quería ponerse mal, no se quería sentir triste ni nada parecisi a esos sentimientos, pero sabía que lo haría, pensaba demasiado en él y en su relación y en lo que podía o no podía pasar.

—Han, ¿vas a cenar?— escuchó a Ian después del crujido de la puerta al ser abierta, dejó de cubrir su rostro con la almohada y lo miró para luego negar con la cabeza. —Mamá quiere que le ayudes a sacar unas cosas.— prosiguió el chico y su hermana solamente asintió.

Por una parte de sí sentía que todo lo que estaba pasando era su culpa, pues ella había sido la principal en dar el paso para terminar la relación, a veces odiaba ser tan impulsiva. Pero por la otra parte la culpa se iba al recordar que ella lo había intentado arreglar y Finn, simplemente él no accedió.

Algunos minutos más tarde Abbie fue a buscarla para lo que había mencionado anteriormente Ian, ayudó a abrir algunas cajas; las cuales contenían nuevos cubiertos nuevos y otras cosas como accesorios para diferentes lugares de la casa, conforme la acción de llevaba a cabo, la sala era inundaba por instrucciones de su madre hacia su hermano y en algunas ocasiones hacia ella.

—Alguno de los dos tendrá que ir a entregarle unos libros a la vecina, porque dice que viene a recogerlos cuando yo no estoy y ninguno de ustedes sale a entregarlos.— comenzó a señalar a ambos adolescentes ahí y estos dos se miraron para comenzar a discutir sobre quién iría, pero antes de que pudieran siquiera argumentar algo, el timbre sonó. —¿Ya ven cómo es?

—Iré yo, de paso le doy tus horarios.— se levantó del suelo y esperó a que su madre le entregara dichos libros, quitó el seguro a la puerta y enseguida esta estuvo abierta. —Buenas noches.— quiso terminar de decir.

—No pude responder tus llamadas porque el celular estaba en silencio y el concierto estaba por empezar, además de que ya no lo tenía conmigo, no quise perder el tiempo en intentar contactarte y mejor vine a buscarte.— habló el rizado con bastante rapidez. —Hola.— dijo segundos después y dio un paso hacia enfrente.

—Hola.— respondió y dejando un poco el orgullo a un lado, se acercó y a continuación pasó sus brazos por encima de los hombros del chico; abrazandolo. —Finn, siento que te estoy perdiendo.— soltó casi inaudible, pero no porque quisiera, simplemente la voz no salía.

—Siempre me vas a tener, Hannia.— el chico apretó aún más sus brazos alrededor de la cintura de la chica y escuchó cómo ella comenzaba a sollozar. —No quiero que pienses en eso ni por un segundo.— acarició la espalda de la castaña y enseguida se separó de ella.

—Quiero estar bien contigo, ¿podemos hacer eso?— le preguntó mientras Finn le pasaba el pulgar por sus mejillas. —No quiero discutir ya por problemas tan mínimos, pero a veces esas circunstancias me afectan demasiado y no me doy cuenta que daño nuestra relación.— continuó hablándole.

—Somos una pareja y los problemas los tenemos que enfrentar entre los dos, no separados. Y no pienso dejar todo por simples chismes u otras cosas que no deberíamos ni tomarles importancia.— después de hablar le brindó una sonrisa y se acercó a dejarle un beso sobre la frente.

—Lo siento, mi intención nunca fue terminar contigo ni con nada, quiero estar contigo porque siento que esto aún no debería de acabar.— dijo aún en voz baja y sin mirarlo a los ojos. —Pero las personas alrededor, no sé, es como si estuviéramos en un ambiente tóxico.— terminó.

—No quiero que te sientas culpable porque no lo eres, y todos solemos pensar demasiado en lo que los demás quieren.— comenzó a intentar que ella lo viera a los ojos al menos por un segundo. —Tal vez deberíamos de ser un poco más egoístas y comenzar a pensar más en nosotros mismos.— al fin consiguió que Hannia lo mirara.

—No sabes cuánto te quiero, Wolfhard.— volvió a acercarse a su novio pero esta vez rodeó la cintura de él en un abrazo, enseguida sintió los brazos del mencionado en su espalda mientras con una mano le acariciaba el cabello.

—Tengo algo que proponerte.

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➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora