➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖

⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖚𝖆𝖙𝖗𝖔⦐

Atlanta, Georgia.
03:08PM

Buscó alguna pluma de tinta roja entre todas las demás y cuando la obtuvo retiró el tapón y empezó poniendo la fecha sobre la parte superior derecha de la hoja. La profesora dejó de hablar y esta vez se dedicó a rayar la pizarra. El sonido de la puerta abriéndose llamó la atención de todos ahí, era una de las secretarias; de aquellas que se morían hasta cuando el director las mandaba a llamar.

—Hannia White.— leyó un papel que llevaba en manos, la buscó con la mirada y la mencionada levantó el brazo, seguido todos la miraron. —Trae tus cosas.— terminó de hablar y entonces se acercó a la profesora para hablarle en voz baja.

Cuando todas sus cosas estuvieron en la mochila se levantó y fue hasta la secretaria. La mayor abrió la puerta para salir primero y detrás fue la castaña. Nunca la habían sacado del aula; lo cual lo hacía más extraño.

—¿Pasa algo?— le preguntó a la teñida de rubio y esta la miró de pies a cabeza. —¿Mi mamá vino por mí o he hecho algo malo?— prosiguió para obtener respuesta.

—No lo sé. Sólo hago mi trabajo.— respondió en un tono con el que Hannia ya no quiso continuar hablándole. —¿Estás metida en cosas raras?— ahora preguntó ella y la menor se limitó a negar con la cabeza.

Continuaron caminando por el pasillo con el sonido de los tacones de la secretaria siendo el único ruido ahí. Hannia; por su parte seguía escarbando en su cabeza tratando de buscar una razón por la cual salir de clase. Obviamente le encantaba la idea de salir más temprano pero no le gustaba el no saber por qué.

—Es ella.— habló después de entrar a la oficina. El director y otro hombre con vestimenta formal la miraron. —White.— concluyó ahora haciendo bolita el papel donde iba anotado.

—Hannia, este señor vino a decir que tu tía ha tenido un accidente y es importante que estés allá, tu madre lo ha mandado por ti. Necesitamos una confirmación de tu parte.— dijo el mayor y antes de poder contestar su celular la interrumpió.

—A todo lo que te pregunten di que sí. Sólo eso.— no pudo hablar antes de que siquiera colgaran la llamada. Se puso el celular en el bolsillo trasero y soltó un suspiro mirando a todos en el pequeño cuarto.

—Sí. Sí, claro.— respondió y miró al otro sujeto, este enseguida se puso de pie. —Tengo que ir con él, eso creo, no tengo idea de qué está pasando.— se pasó las manos por la cara, vaya que actuaba muy mal.

—Por supuesto. Te entendemos perfectamente y esperamos que tu tía esté mejor. Por favor...— se puso de pie y apuntó la puerta dejándolos salir de ahí.

Ella abrió la puerta y el hombre salió después, lo miró y él hizo lo mismo. No sabía qué decir; no sabía si hablar o solamente seguirlo hasta la salida y comenzar con un interrogatorio. Abrió las puertas principales y la dejó salir primero.

Vio a una persona recargada en una pared blanca junto a un tambo de basura mirando su celular.
Cuando confirmó quién era cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás, soltó un suspiro y ambos se acercaron, a diferencia de ella, él sonreía mientras miraba cada una de sus acciones.

—No hay nadie aquí, no hay "riesgo".— imitó la voz de la chica en la última palabra y ella no pudo evitar sonreír. —Te quería sorprender.—prosiguió y en seguida ambos miraron al hombre a pocos metros. —Voy a estar con ella, yo te mando la ubicación.— se dirigió a él, quien sólo asintió y en segundos se fue.