⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖔𝖛𝖊𝖓𝖙𝖆 𝖞 𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔⦐

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Atlanta, Georgia
05:48PM

No se había solucionado nada, después de una muy larga serie de mensajes habían regresado a lo del principio.
Se sentía rara o al menos pensaba que era eso, por un lado estaba la culpa; tal vez si no se hubiera alterado desde un comienzo no estuvieran en esa situación, pero también sentía el enojo; este hacía que el significado de la culpa desapareciera por completo y es el que la mayoría del tiempo la controlaba.

—¿Por qué no te has arreglado?— escuchó desde la puerta y se giró sobre la cama para mirar hacia ahí, miró al castaño con cansancio y también miró su vestimenta. —Van a ser las seis y aún estás en pijama ¿en serio?— se acomodó la corbata y entró a la habitación.

—Me importa un carajo, Ian.— le respondió y el mencionado alzó las cejas. —¿Para qué quieres que lo haga? no iré a ningún lado.— añadió intentando remediar su comentario anterior, últimamente sus intentos de remediar no servían para nada.

—Te vengo a invitar.— la castaña se mostró sorprendida ante su comentario y no pudo evitar esbozar una sonrisa. —Mira, sé que tienes problemas con él y no quiero seguir viéndote así hasta que se dignen a ver y a solucionar las cosas. Si su destino es estar juntos entonces lo estarán, si no; me temo que Finn no es futuro, Han.— se sentó sobre el colchón y sintió los brazos de su hermano rodearla en un abrazo.

—Es que lo arruiné, todo se fue a la mierda por mí culpa y no sé cómo solucionarlo.— y entonces hizo lo que había querido hacer desde hace días, esta vez pudo sentir un par de lágrimas resbalar por su rostro y junto con esto soltó un suspiro. No había tenido el suficiente valor de hablarlo con alguien antes y ahora se sentía agradecida con Ian por tener la iniciativa.

—No, nada se ha ido a la mierda y aún puedes arreglarlo si quieres. Ambos han soportando cosas por parte de otras personas que quieren meterse a su relación pero si quieren seguir con lo que han creado, tienen que solucionar todo porque si no las otras personas habrán ganado, ¿quieres que Miller gane?— la menor se separó del mayor y bajó la mirada.

—Millie— le contestó mientras se pasaba una mano por la cara, levantó la vista hacia Ian y su rostro mostraba confusión. —Es Millie, no Miller.— ahora quiso comenzar a reír pero apretó los labios para no hacerlo.

—¿Y eso qué importa? Ambos suenan a personas que quieren quitar novios.— se levantó de la cama y ambos comenzaron a reír, el chico se acomodó el cinturón y la miró nuevamente. —A las seis con cuarenta nos vamos.— quiso terminar pero su hermana volvió a hablar.

—Pero tú irás con Lissa, no quiero ser tu mal tercio.— se negó a la propuesta. —Agradezco muchísimo lo que quieres hacer pero ve, tal vez yo duerma temprano. No pierdas el tiempo y por favor no le des falsas esperanzas a Lissa.— se volvió a acomodar en la cama como antes.

—No iré con ella, te voy a llevar a ti. No me quiero arriesgar a que llegue y te encuentre muerta, así que te veo abajo en media hora; ponte algo bonito y bañate por favor, hueles a como a caca.— puso una mano en la perilla de la puerta y la chica le mostró el dedo medio.

Lo pensó pocos minutos, no podía estar así todo el tiempo, tal vez necesitaba aire o convivir con más personas en un lugar fuera de su habitación; la cual lo que ahora más le inspiraba eran ganas de llorar y de odiarse a sí misma.
Se levantó de la cama y luego de tomar un baño se dispuso a buscar algo bueno dentro del armario; un vestido vestido negro con cuello un poco alto, mangas largas y pegado por la parte del torso.

Habían pasado ya treinta y cinco minutos cuando se encontró con Ian en la sala, Abbie se despidió de ambos luego de desearles una buena noche y luego se fue a una cena con algún tipo de su oficina. Ambos la vieron subir a un auto desde el marco de la puerta y cuando éste desapareció de sus vistas se miraron.

➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora