⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖎𝖓𝖙𝖆⦐

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ᒥ𝑈𝑠ᒧ

Terminó de poner un plato en la cima de los demás y seguido dejó el trapo anaranjado sobre la barrita, miró a su mamá y habló nuevamente después de tomar su mochila que se encontraba en uno de los sillones.

—Iré a terminar unos pendientes.— informó y la mayor asintió con la cabeza. —Si necesitas algo estaré arriba.— completó poniendo un pie en el primer escalón, la mamá respondió aceptando y ella se dispuso a llegar pronto a la habitación.

El celular comenzó a vibrar y seguido escuchó una canción, levantó la mano y lo miró; era Finn enviando una videollamada. Entró a la habitación más rápido que antes y aceptó, cerró la puerta detrás de ella y el chico la saludó con la mano.

—¿Cómo estás? Iba a llamarte antes pero recordé que estabas en clase.— habló esta vez sin mirar a la cámara. —Sé que parezco que no tengo cosas qué hacer pero hoy acabamos temprano.— levantó las cejas y junto a él apareció Gaten.

—Yo no te escribí porque pensé que estabas grabando o algo.— soltó una risita y dejó su mochila sobre la silla del escritorio. —Hola Gaten, ¿sólo ustedes dos?— ahora ella desvió la mirada de la cámara.

—¡Hola Hannia!— soltó el chico castaño queriendo tapar al rizado y éste enseguida lo empujó, ambos empezaron a reír y ella también lo hizo. —¡Él es muy agresivo! Ten cuidado.— volvió a mostrarse y esta vez Finn no lo interrumpió. —Noah y Caleb me dijeron que te conocieron el fin de semana, así que cuando ustedes dos vuelvan a salir yo voy a ir con Finn.— añadió y el último mencionado se pasó la mano por la cara.

—Ellos no estuvieron ahí ni un minuto, dijeron hola y adiós en diez segundos y luego se fueron.— le respondió y ahora el chico le entregó el celular a Gaten. —¿A dónde vas?— preguntó la castaña pero el chico se había ido en dirección a la recepción.

—Yo te quería conocer porque ese niño no deja de hablar de ti, entonces, exijo una otra cita y antes de que lo pienses; Finn no me pagó para que te invitara a salir de nuevo por él ¿bien? Así que... ¡háganlo!— dijo el chico sin parar y Hannia sintió cómo sus mejillas comenzaban a arder.

—¡Dile a él! No queda todo en mis manos.— le contestó y ambos se miraban emocionados, vio como el pelirrojo iba acercándose y en seguida quiso ver por encima del hombro de su amigo. —¿Por qué tu cabello no está oscuro?— cuestionó con curiosidad.

—¿Me dejarás hablar con ella?— miró a Gaten y éste enseguida le entregó el aparato. —La cosa que me ponen se cae con agua, así que; me gusta el rojo y cuando acabamos lo lavo. ¿Te gusta?— respondió y se puso la cámara apuntando a su cabello.

—Me gusta el rojo aunque el negro también se te ve bien.— opinó y ahora se acostó sobre la cama con el pecho pegado al colchón. —¿En dónde estás?— habló de nuevo sin despegar la vista del chico.

—Vamos a la habitación, pero Gaten quiere usar el elevador y ahora lo tenemos que esperar.— esta vez se pasó la mano por el cabello y su voz la hizo sonar con flojera. —A mi me gustaba como te veías con el cabello rubio pero el castaño... tengo que admitir que me gusta más.— ahora hubo movimiento por parte de él y de su compañero. —Es el cuatro.— se dirigió al chico.

—Es porque cuando te gusta una persona por ende te gusta todo de ella, así esté calvo, tenga el cabello morado, verde, lo que quieras; es por eso.— escuchó al castaño de fondo e inmediatamente el otro lo fulminó con la mirada. —Me callo.

—Ayer no pude preguntarte pero ¿cómo estuvo tu presentación?— cuestionó, ella cerró los ojos y arrugó la nariz. —¡Hey! No hagas eso, ¿estuvo mal?— abrió mucho los ojos al ver la reacción de Hannia.

—No puedo con los nervios, es lo peor. Comencé a hablar y confundí una palabra y todo se fue a la gran mierda. No pude hacerlo.— contestó y se puso una mano contra la mejilla. —Tengo que repetirlo el viernes.

—Yo te puedo ayudar. Ya sabes, con eso de hablar frente a un montón de personas.— en seguida los chicos salieron del ascensor y fueron en busca de la habitación. —Puedes hacerlo, podemos hacerlo; nosotros.— la miró a los ojos y ella le sonrió. —¿Entonces?— le preguntó sin dejar de caminar.

—Tú tienes que trabajar y no lo dejarás de hacer por mi estupidez, ¿escuchaste?— contestó y el rizado desvió la mirada a su amigo, susurraron unas cosas y en unos segundos volvió a mirarla.

—El jueves se reemplaza por el domingo, podemos vernos el jueves y hablar sobre esto, el viernes estarías lista contra toda esa mierda, ¿bien?— levantó ambas cejas. —No es ninguna estupidez y no me interesa que digas no porque quiero hacerlo; quiero ayudarte. Así que, el jueves a las cuatro con treinta en tu casa.— la apuntó con el dedo índice. —¿A qué preparatoria vas?

—Grady High School.— dijo con pesadez y sin abrir tanto la boca, ahora vio como se detenía y luego se escuchó como la puerta aprobaba la tarjeta de Gaten; seguido ambos entraron a la habitación.

—Entonces mejor te veo ahí y luego nos vamos a tu casa, ¿de acuerdo?— hablaba con bastante firmeza, Hannia se levantó de la cama para sentarse sobre la misma, en seguida lo fulminó con la mirada mientras procesaba la información. —¿Qué?— soltó el rizado.

—No. No vayas a la jodida preparatoria, podría pasarte algo Finn. Mejor te paso la ubicación de mi casa y acá nos encontramos, ¿entiendes?— ahora ella levantó ambas cejas esperando una aprobación por parte de él.

—¿Pasarme algo como qué? ¿Por qué te empeñas tanto en hacer todo más difícil Hannia?— echó la cabeza hacia atrás y soltó un suspiro pesado, se tiró sobre un sillón.

—No lo sé, la gente está loca. Si no puedes entenderlo entonces no, aprecio mucho el que quieras ayudarme pero si eso implica cualquier jodido riesgo entonces no lo quiero.— negó un la cabeza y seguido su cara se tornó aún más seria. Finn apretó los ojos cubriéndose con la mano. —Hagámoslo como te digo, por favor.

—Bien. Me pasas tu ubicación entonces.— le contestó y se acomodó la gorra roja que llevaba puesta. —No sabía que ponías tantas condiciones, Han.— en seguida su plan de mostrarse serio o enojado fracasó.

—No te quiero arriesgar, por favor entiendelo.— le habló y después le sonrió intentando verse amistosa, el chico asintió y de igual manera le sonrió. —Dejemos ya el tema. ¿Qué hiciste hoy?— cuestionó y entonces una conversación casi infinita comenzó.

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↳↲
la verdad es que mi idea era no hacer esto una
historia tan larga, pero con el paso en el que vamos
(ya siendo el capítulo 30) no tengo ni putA idea
de cuántos vaya a escribir, así que, supongo que sólo
la dejaré fluir.

mi idea es hacer menos de cien, o sea alrededor de
60 u 80, no lo .

➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora