⦏𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖎𝖊𝖓𝖙𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖘⦐

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Atlanta, Georgia.
10:08AM

Primero sintió cómo uno de los brazos del chico pasaba por encima de su vientre y entonces ella giró un poco su cabeza para mirarlo, tenía ya algunos minutos despierta pero había decidido solamente quedarse ahí acostada viendo hacia las cortinas rosa pastel que cubrían la ventana de la habitación. Ahora miraba el rostro de su novio que yacía dormido junto a ella.

No se podía explicar lo que Hannia sentía hacia el pelinegro, eran demasiadas sensaciones juntas y eso a veces la ponía tan feliz y otras veces tan triste pero no porque sintiese que no lo merecía, si no que estaba tan segura que si un día llegaran a terminar con su relación eso la pondría muy mal, y eso la aterraba.

Observó la boca de Finn, la cual estaba entre abierta y a continuación miró algunos rizos que caían sobre su frente, sus mejillas aún tenían ese pequeño toque rosado natural junto a las pecas que adornaban también parte de su nariz, vio mover un poco los párpados y con esto también pasar la lengua ligeramente sobre sus labios.

—Buenos días.— soltó el rizado en voz casi inaudible y ella sonrió al escucharlo para luego responder de la misma manera. —¿Dormí mal?— preguntó él y esta vez ella se sintió libre de soltar una risita.

—No, pero en ocasiones apretabas mucho mi torso y a veces subías tu pierna sobre mi.— la castaña respondió y después el chico abrió los ojos topándose con rostro adormilado de su novia. —Te ves bonito recién despierto.— concluyó ella y puso una de sus manos en la mejilla de él.

—Eres lo más hermoso con lo que quiero despertar todos los días.— contestó Finn poniendo su mano encima de la mano de Hannia. —Tu rostro está rojo.— terminó para luego esbozar una sonrisa.

—Oh, no seas presumido, así es mi color.— dijo la chica para después empujar un poco el hombro del rizado. —Aún no me dices lo de ayer, comienzo a pensar que te has arrepentido de cualquier cosa que fuera.— tomó un poco más de seriedad.

—¿De qué?— preguntó el chico con verdadero desconcierto en su rostro y su novia solamente lo miró. —Mirándome así no lograrás hacer que lo recuerde, dime.— dijo en un tono burlón.

—Dijiste que me propondrías algo, y después ya no dijiste nada.— le contestó y Finn cerró los ojos mientras sonreía, con su mano aún sobre la cintura de la castaña la atrajo hacia él en un abrazo. —Dime.

—Levantemonos y después hablamos, ¿bien?— lo escucho y Hannia se sentó sobre el colchón cruzando los brazos. —Ve a bañarte, de todos modos no es algo que esté en nuestras manos, ninguno de los dos tiene la última palabra.— eso hizo que ella se desesperara aún más.

—¿Por qué no sólo me lo dices y ya?— preguntó esta vez rodando los ojos. —Dímelo, Finn.— ahora su tono de voz también cambió.

El pelinegro retiró su mano de la chica y optó por también sentarse sobre la cama, se pasó ambas manos por la cara y soltó un suspiro para a continuación mirarla.

—Bonita.— dijo él en un tono de voz bajo y se acercó a ella para besarle la mejilla. —Desde que regresé a Canadá; mis padres, en especial mi mamá, y Nick insisten en querer conocerte pero es difícil para ellos venir en estos momentos acá, tuvimos una platica y llegamos a la conclusión de que tú podrías ir conmigo allá por unos días.

—¿En serio?— soltó Hannia sin poder ocultar su sonrisa. —Joder, me encantaría conocer a tu familia, Wolfhard.— completó y él le sonrió al igual que ella.

—Pero tenemos que hablarlo con tu mamá, es de ella la última palabra.— él le tomó una de las manos. —Te irías por cinco días.— ahora la volvió a mirar a los ojos. —Tengo miedo de que no soportes tantos días conmigo.— ambos rieron.

Hannia se acercó un poco más a él y pasó ambos brazos por encima de los hombros del chico en un abrazo, Finn le rodeó la cintura con uno de sus brazos mientras que con la mano sobrante le acariciaba el cabello.

Algunos minutos después ambos se levantaron de la cama para después ir a donde se encontraba Abbie; la cocina seguramente.

—Buenos días.— soltaron la pareja y la mayor se giró a verlos para después dedicarles una sonrisa.

—Buenos días, ¿durmieron bien?— preguntó y ambos asintieron con la cabeza. —Vayan a lavarse para que desayunen.— les pidió y se giró sobre hacia el refrigerador.

—Quisiera comentarle algo señora White— la voz del chico retumbó en la cocina mientras que la chica se acercaba al fregadero, la mencionada volteó a verlo. —Mis padres invitaron a Hannia a ir a Canadá por unos días, y yo quisiera saber si usted le daría ese permiso.— comentó con nerviosismo en su voz.

—No.— Abbie se sostuvo sobre la barrita con sus manos.

Hannia miró a su novio con cierta sorpresa en su rostro, debían admitir que ninguno de los dos se esperaba esa respuesta.

—Ay, mentira.— la mayor soltó una risita y ambos adolescentes soltaron un suspiro pesado. —La dejo ir si me prometes que la vas a cuidar, sabes que ella sola no se cuida, así que por eso te lo pido a ti Wolfhard.— prosiguió ella. —Y nada de andar haciendo bebés en Canadá.

—¿Entonces en Georgia sí podemos?— la castaña llamó la atención y su madre se giró a verla para a continuación soltarle un golpecito en el brazo mientras la menor reía.

—Nos vamos en dos días.

🌈

↳↲
I. hola bebés, ¿cómo están?
quiero pedir una disculpa por volver
a desaparecerme:(

II. y quisiera agradecerles infinitamente por todos los comentarios del capítulo anterior, tipo, voy a admitir que al principio me asustaron porque ustedes preguntaban si yo estaba bien y me confundí jajajaja a tal punto de preguntarme a mí misma si estaba bien jajajaja

III. no me pasó nada, sólo que el año pasado tuve algunos problemas con varias personas de mi alrededor y pues para serles sincera no estaba en mi mejor momento para continuar escribiendo.

IV. voy a tratar de actualizar un poco más seguido pero saben que no les prometo nada, es que regresé con mi am0rcito que me quita mucho tiempo y xq ando bien enculada.😩👍

V. inolvidable me dicen mis ex amores.

instagram: pame.almaguer
-cocaineWolfhard

➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora