Atlanta, Georgia
03:32PMLas puertas del elevador se abrieron dejándola salir, buscó el número de la habitación en cada puerta ahí y cuando la ubicó se acercó a paso aún más rápido, levantó la mano y con el puño la golpeó tres veces repetidamente. Ésta se abrió dejándola ver a Noah frente a ella, lo saludó de prisa para ir directamente hacia la cama en la que se encontraba el pelinegro.
—¿Te sientes muy mal?— le preguntó sentándose junto a él y le puso la mano izquierda sobre el torso que estaba cubierto por varias sábanas. —¿Por qué estás aquí y no en un hospital?— prosiguió y esta vez volteó a mirar al castaño de pie junto a uno de los sillones, solamente abrió la boca para hablar pero no lo hizo.
—Solamente es fiebre.— respondió el chico en la cama después de mirarla, sus ojos estaban entre cerrados, se podía apreciar un poco de sudor sobre su frente y también los labios se le comenzaban a partir.
La chica le pasó la mano por la frente y después por su cabello, claramente comenzaba a sudar más que antes.—¿Y cómo puedes estar seguro de eso?— cuestiono y ahora se quitó el suéter que llevaba puesto para luego dejarlo sobre la mesita de noche que se encontraba a un costado del colchón. —¿Ya tomó algo?— quiso ver a Noah de nuevo y lo hizo, el chico se acercó y negó con la cabeza. —Carajo. ¿Es que a nadie le importa?— se puso un mechón detrás de la oreja.
Se sentía un poco enojada por el hecho de que parecía que a nadie le interesaba ni un poco como para llevarlo a que lo revisaran, tal vez estaba exagerando pero nadie le iba a sacar ese pensamiento.
En seguida se levantó y comenzó a pensar en qué hacer sin apartar la vista de su novio, tampoco sabía a quién llamar y no quería preocupar a todos o a personas que verdaderamente no iban a ayudar en nada, ella podría hacerse cargo o al menos eso pensaba una parte de sí.—¿Por qué tienes tantas mantas encima?— cuestionó ahora sacándose a sí misma de sus antiguos pensamientos, se le acercó de nuevo y levantó la sábana superior para enseguida saber acerca de una cantidad aproximada de cuántas de estas había sobre el pelinegro.
—Cuando llegamos dijo que tenía mucho frío, así que quise que no lo tuviera. Lo cubrí con todas las cobijas que encontré, le ayudó mucho.— le contestó el castaño mientras se cruzaba de brazos y sonreía de una forma victoriosa, lamentablemente la chica no lo hacía. Pero al menos alguien había intentado hacer algo.
—Está conservando el calor, por ende la fiebre va a durar más, Noah.— explicó mientras retiraba la primera y la doblaba sin importarle si esta quedaba bien o mal, entonces el mencionado se apresuró a ayudarla a retirarle las mantas y luego a lanzarlas hacia el sillón y algunas otras hacia el suelo.
Segundos después cuando un montón de sábanas con diferentes colores y texturas se encontraban lejos de la cama; el chico recostado comenzó a quejarse ante las acciones que habían tomado los otros dos sin consultarle primero y entonces el castaño decidió que era el momento para irse y no escuchar una posible discusión que se aproximaba.
—Te quedarás con una o vas a empeorar, y nadie aquí quiere eso. Además no es tan delgada, ¿ves?— el chico frunció el ceño y entonces ella también lo hizo, se quedaron así durante un par de segundos convirtiéndolo en seguida en una competencia de quién podría hacerlo más marcado y por más tiempo. —¿Ya comiste?— preguntó después de reír junto con él.
—En la mañana desayuné cereal.— le respondió y luego le tomó la mano ahora estando con los ojos completamente cerrados, a veces les gustaba solamente escuchar la voz y sentir el tacto de su novia. —Desayuno de campeones.— esbozó una sonrisa y espero escuchar la risa de su compañera; quien apretó la boca para no darle el gusto.
—Pero ya van a ser las cuatro, Finn. ¿Quieres comer algo?— miró la hora en el celular del mencionado que se encontraba a un lado de la almohada. —Me habías dicho que ibas a borrar esa foto.— dijo inesperadamente para el chico, pero ahora analizando la imagen del fondo de bloqueo.
—Te lo dije sólo de mentiras. A mí me gusta y se va a quedar, ¿entendiste?— esta vez abrió los ojos y llevó la mano de la castaña hacia sus labios para luego dejarle un beso sobre ésta. —No tengo hambre, me siento muy cansado Han.— completó y se giró sobre la cama quedando de costado, la chica le pasó la mano por el cabello a la vez que le remarcaba los rizos. —Te extrañé.
—Nos vimos ayer. Yo también te extrañé.— comenzó a reír y se acercó más a él, se pasó levemente la lengua por encima de los labios y luego se retiró el cabello que le caía por los hombros para esta vez comenzar a acercarse hacia el pelinegro, Finn se levantó un poquito para que ella no hiciera todo el esfuerzo y entonces la besó.
Hannia sentía un poco extraño los labios del chico, no era que le molestaba o disgustaba, nada en absoluto pero para ella era diferente; nunca antes lo había sentido con esa textura pero de igual manera prefirió no interrumpir el momento y se dispuso a solamente esperar a que se separaran; lo cual segundos después pasó, le acarició la mejilla derecha y lo miró.
—Tienes los labios resecos, ¿quieres agua?— tomó la postura que tenía anteriormente pero sin dejar de acariciarle el brazo y con la mirada comenzó a buscar algún lugar en el que podría haber una botella o algo digno siquiera para beber. —Creo que el agua te podría ayudar.
—Te quiero a ti.— volvió a ponerle la mano sobre el antebrazo para que lo mirara; y así fue. La castaña sonrió mientras sus mejillas se ponían de un color rojizo o tal vez rosado. —Tengo que hablarte sobre algo importante.— cambió el tema repentinamente, lo cual tomó a la chica por sorpresa y en seguida tenía una expresión de confusión.
—Cuando no estés enfermo haremos lo que quieras.— ella quiso responder a su primer comentario y luego tragó saliva mientras pensaba qué decir acerca del segundo. No se sentía nerviosa pero aún sabiendo que no había hecho algo malo; Finn lograba ponerla de tal manera. —¿Está todo bien? ¿Es algo malo?— fue lo primero que salió de su boca y el chico sin mirarla se limitó a negar con la cabeza.
—Han, es que no sé cómo decirlo.— empezó y la castaña le sonrió a la vez que se sentaba más cerca de él, le dio una mirada y Finn enseguida supo que intentaba darle ánimos para que hablara. —En dos semanas se acaban las grabaciones y en la tercera iremos a lo de la prueba del audio y esas últimas cosas.— dijo hablando sin rapidez, se apoyó sobre su brazo mientras pasaba el dedo índice por encima de la pierna de su novia. —Me voy en tres semanas.— completó esta vez casi inaudito y ahora levantó la vista hacia ella.
En realidad nunca habían hablado de lo que pasaría después de que Finn tuviera que regresar a Vancouver, parecía que eran lo suficientemente cobardes para querer saber acerca de lo que pasaría con ellos y con su relación.
Sabían que eso iba a pasar tarde o temprano, pero lo que no sabían era que si se iban a enfrentar al tener una relación a distancia luego de la partida del chico o simplemente todo se acabaría.
Por una parte se lamentaban el no haber comenzado todo desde antes, pues así el estar juntos hubiera durado más, aunque considerándolo; hubiera sido más difícil al momento de despedirse.
Ahora solamente quedaban tres semanas saturadas de trabajo y consigo; una decisión.🌤
↳↲
oigan, cuando me llegan comentarios de
capítulos anteriores a veces entro a ver en
dónde los comentaron y otras veces termino
por leer el capítulo y me emociono con mi
propia historia jajajaja, ¿es normal?
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➴❛❛𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐇𝐀𝐓𝐄❜❜; 𝐅.𝐖
Teen Fiction✑fake hate | @hatingWolfhard con 55 mil seguidores en instagram siendo la cuenta más apoyada respecto al odio hacia Finn Wolfhard. @hatingWolfhard te ha enviado un mensaje. @finnwolfhardofficial ha respondido a tu odio. no se permiten copias y/o...