°•●Oneshots Kimetsu no Yaiba (Yaoi)●•° [EN EDICIÓN]

♡Mascota (TengenxTanjiroxRengoku)♡

¡Hola a todos!

Traigo mas amor <3

¡Oh si~!

Esta vez un poco mas fluffly porque me nació viendo una imagen de Tanjiro animalito, que es la cosa mas cute que he visto en la life.

Pd.: La imagen de fondo de Tanjiro tanuki proviene de la cuenta de Twitter @ rebe_921, tiene imágenes muy buenas, por fa vayan y chéquenla ;)

Ahora sí, prosigan.

( U w U)/

°•○♡○•°

«¿Tengo que cuidar a este mapache?», pensó con fastidio Tengen mientras miraba el nuevo inquilino que conviviría con el durante toda una semana. 

La idea de compartir casa con la mascota de Rengoku no le producía gracia, pero el abusivo de su amigo se lo confió a altas horas de la mañana adjudicando que no había a nadie mas por recurrir y que fuera tan extravagantemente confiable.

Obvio que lo aceptó ante esas palabras, pero como se arrepentía en esos instantes.

El pequeño animal lo observaba con sus grandes ojos color rojizo mientras estaba sentado, «¡¿desde cuando un mapache se sienta?!», en una de las sillas del comedor, como si supiera de modales o etiqueta.

El albino se obligó contar hasta 10 y pensar que seguramente el dueño le enseñó a comportarse extravagantemente por lo cual actuaba de ese modo. No se obligó a pensar mas allá de lo que podría significar esta situación, y fue a prepararse un desayuno continental para los dos.

El animal se mantuvo mirando fijamente la espalda de su cuidador mientras este cocinaba; el peladito no hacía mas que esperar por el desayuno, aunque a veces se escuchaba pequeños quejidos por parte de él, como si el estomago le sonara.

Terminó de preparar todo y lo colocó en la mesa; el animalito espero hasta que todo estuviese servido e hizo lo mas raro que había visto desde que conoció a la rara mascota; juntó sus dos patas haciendo una pose de rezo, para después intentar agarrar los cubiertos que estaban en el dispensador de utensilios.

Tengen estaba tan anonadado que le acercó los cubiertos sin darse cuenta. El mapache lo observó por un instante para después responderle con un gruñido; lo escuchó como a un gracias muy carcomido. Luego, el animal se posó de nuevo en sus patas traseras, y comenzó a comer tranquilamente como un niño normal.

Tengen no se asustó de momento; su extravagante coeficiente intelectual le decía que estaba viendo la mayor noticia del año, quizás de la humanidad. Por fin, observó con sus propios ojos la evolución animal haciendo su proeza, Darwin estaría orgulloso de él. No obstante, lo primero que hizo fue seguir comiendo como si no hubiese lío alguno dentro de su cabeza, como si eso fuera normal.

«Espera, ¿Qué estoy haciendo?», paró por un segundo toda parafernalia. Después, sacó rápidamente el celular para marcar el número del susodicho dueño que le debía una explicación de donde sacó semejante espécimen con cultura.

El teléfono sonó una vez, dos veces, tres veces...

—¡Hola Tengen!, ¡¿Como estas?!, vi tu llamad-.