>>😈💓 LUCHA DE PODERES (KYOTAN) BY N.N.-CHAN💓😈 (R18)<<

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Howiss!!!♡♡

| • w < )~☆

*Sale escondida de un callejon oscuro*

Les traigo material del bueno 》:3

*Se quitá la capucha para que le vean cara*

¡TENGO UN ONESHOT ESCRITO POR MI PRIMA!

(quien no quiere ser conocida aún pero aca la llamaremos N.N.-chan por cariño :3)

\ ( @ o @ ) / !!!!!

Me entregó un escrito bien crack que merece ser conocido en el mundo.

¡¡YESS!!

Denle el amor que se merece.

》:39!!!

Sin más esperas, disfruten leyendolo~

U w U )/°•☆

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Empezar a vivir con tu pareja es de las cosas más complicadas por hacer. Crees conocer a esa persona, hasta que compartes techo y te das cuenta de que hay muchas manías no habías visto aún, desde elegir un lado de la cama, hasta discutir por lo que se va a cenar. Hay otras cosas que no cambian ni viviendo con tu pareja, y esto es algo que aprendí sobre la marcha, en especial cuando decidí a tan solo 15 años que iba a ir a vivir con mi Sensei de historia 5 años mayor.

Descubrí muchas cosas de Rengoku las primeras semanas compartiendo apartamento, por ejemplo, tiene la mala costumbre de tirar la ropa sucia al suelo, aun cuando le mire fijamente y le recuerde dónde está el cesto; grita al televisor cuando ve programa de recreación histórica, como si la persona al otro lado de la pantalla le escuchara y de repente pudiera cambiar el final de una historia que él ya sabe cómo va a acabar; y eso sin mencionar que es un obsesocompulsivo, en cosas como por ejemplo la comida, que cuando comienza, se devora hasta el plato.

De todos modos, todas estas cosas son irrelevantes, lo que realmente aprendí fue a conocer su temperamento. Los primeros meses de la relación era un hombre que mostraba visos de quién era, y todo se me hacía muy cómico, pero ya estando juntos la cosa fue mucho más intensa. Él adora utilizar el sexo como castigo o como recompensa; si le hago enojar, me revienta hasta que se cansa, y si hago algo que le hizo feliz, me toma con deseo desbordado. 

Para nosotros, eso es parte de nuestro equilibrio, no habíamos tenido discusiones fuertes, porque cada vez que a mí se me salía el genio, él lograba calmarme casi de inmediato y pasar de la pelea al sexo. El problema fue cuando el del berrinche no fui yo, sino él, porque yo no tenía la misma habilidad suya para tener todo bajo control.

Durante el mes de abril, en medio de unas temperaturas abismales, Kyojuro había salido a trabajar siendo domingo para preparar el festival de primavera, y desde el momento en que llegó al colegio todo empezó a salirle mal. Los docentes estaban completamente desorganizados con cronograma de actividades y la ubicación de cada puesto temático, los estudiantes de último grado se habían ido a beber el día anterior, por lo que uno de ellos no llegó y los demás trabajaban a media marcha en el ensayo de la obra de teatro a causa de la resaca, provocando que tuviera que quedarse tres horas más de lo esperado en el lugar. 

Durante el día, yo no había tenido que ir porque nuestro salón ya tenía su actividad aprobada por rectoría, así que me había quedado y le había comentado que unos amigos vendrían de visita unas horas y él me había dicho que llevaría la cena para todos, por lo que yo, al menos por mensajes, no había notado que estaba realmente estresado.

Yendo a casa, Kyojuro se percató de que había dejado su maletín, por lo que le tocó devolverse a la escuela y, entre el estrés, olvido por completo la cena y se fue directo al apartamento. Al entrar, lo primero que escuchó fue mi carcajada, provocada por un chiste que mi amigo Zenitsu me había contado. Al pasar por la sala me vio sentado a su lado en el sofá, jalándole el cabello en broma a mi amigo.

- Vamos Zenitsu, no seas penoso, si vas a besarlo, tienes que hacerlo bien, déjame enseñarte. −Sujeté ambas mejillas y acerqué su rostro al mío, cuando recibí un susto de muerte.

- ¿Qué haces? −La voz de Kyojuro me asustó, me levanté de inmediato y me alejé todo lo posible de Zenitsu, quedando apoyado contra el ventanal de la sala.

- Nada, nada. Zenitsu me estaba contando un secreto −Kyojuro me miraba fijamente, chasqueando la lengua y caminando hacia mí.

- ¿Te diviertes? ¿Dónde están tus otros amigos?

- Están fuera comprando unas cervezas para la cena −Me sujetó de las muñecas, apretando con fuerza hasta que emití un quejido.

- Mantén las manos y tu boca fuera de todos, enano. Y tú −Se giró para ver a Zenitsu sujetándome con más fuerza –¿Qué mierda estás haciendo con mi sol en mi apartamento? Lárgate.

- Cálmese Sensei Rengoku, sólo le contaba algo respecto a Usui-San, no tengo ninguna mala intención con Tanjiro.

- ¿Qué no estás oyendo? Te dije que te largaras −Me soltó y caminó hacia Zenitsu, que sólo tenía una cara llena de pánico.

- ¡Amor, no eches a la gente de casa! −Le sujeté del brazo derecho. −Te dije que iban a venir y me dijiste que no había líos, ¿Por qué no esperamos a los demás y comemos todos juntos?

- Cállate y vete a la habitación, no vamos a comer nada.

- Pero de qué...

- ¡Que te calles y ándate a la habitación!

- ¡Mierda, bien! −lo solté y me acerqué a Zenitsu −Discúlpame, por favor, nos vemos otro día −intenté abrazarle, pero sentí como Rengoku me sujetaba de la camiseta por la espalda. −Demonios, me largo.

Kyojuro se acercó a la puerta, cerrando fuertemente tan pronto salió Zenitsu del apartamento. Entró a la habitación lanzándome el celular entre mis piernas, y entrecruzando los brazos frente a mí con mala cara.

- Llama a tus amigos, que nadie vuelva.

- Pero es que no entiendo qué te...

- Haz lo que te digo de una buena vez.

Llamé a Inosuke, una de los amigos que estaba fuera, el cual me comentó que ya se habían encontrado con Zenitsu y les puso al tanto de la situación, quedamos en hablarnos otro día y colgué la llamada.

- ¿Contento? −Dije enojado −¿Qué rayos te pasa?

- ¿Qué me pasa? ¿Seguro quieres preguntar eso? Tuve un pésimo día y llego a ver a mi chico toqueteando a otro hombre, ¡Con el cual estabas a solas en mi puto apartamento!

- En primera, yo no tengo la culpa de que te vaya mal en el trabajo, y no estaba tocando a nadie, ni medianamente cerca, era una tonta broma. −Rengoku se acercó rápidamente a mí y me tomó del cabello con fuerza, haciéndome levantar la cara para mirarlo a los ojos.

- ¿Esto te parece una maldita broma? ¿Si me ves tomar del cabello a otro hombre te daría gracia? −movió su mano de forma tal que me zarandeo la cabeza −¡Responde!

- No, no me haría ninguna gracia, ¿Ya me vas a soltar? −Usualmente no me importaría que me tratara de forma ruda, jugamos así con mucha frecuencia y se me hacía normal, pero en este caso él estaba realmente enojado y yo me estaba empezando a encolerizar también.

Kyojuro me soltó, hizo un esfuerzo por inhalar-exhalar de forma lenta, y de repente tomó el butaco que había junto al tocador y lo aventó contra la pared contraria de la habitación. En ese momento me asusté, esto no se parecía nada al sexo fuerte que tenemos, él nunca se había enojado conmigo, incluso si frecuentemente coqueteaba de forma inocente con personas delante suyo, él solo disfrutaba de mis provocaciones y me cogía con violencia; pero lo de ese momento era rabia pura y dura, y yo después de casi seis meses de relación y unos tres de convivencia, nunca había lidiado con eso.

- ¡En mi puto apartamento! ¡Andabas pegado junto a ese cabrón tomándole del cabello y a punto de besarlo! Te reías como si ese pendejo de mierda te hubiera contado el mejor chiste de la vida. ¡No quiero volver a ver a ese hijo de puta contigo! −Gritaba a todo pulmón, y yo no dejaba de pensar a mil por hora intentando descifrar qué hacer.

- Deja de decir que este es tu apartamento, ambos nos hacemos cargo juntos de todo. Detén tus gritos un momento y explícame qué paso en el trabajo.

- ¡No voy a hablar de mi estúpido trabajo! −Me sujetó con una mano el rostro, presionando mis cachetes con fuerza mientras me miraba a la cara. −¡Lo que quiero es que no acerques a otro maldito imbécil!

El rostro de Rengoku estaba rojo de ira, no me preocupaba que me golpeara porque sabía a ciencia cierta que no sería capaz, pero me puse muy nervioso e hice lo único que se me ocurrió hacer para quitármelo de encima, le di una cachetada.

- ¡Suéltame! −Aproveché el momento de shock y quité sus manos de mi rostro −¡Me tienes hasta la puta madre! No he hecho ni mierda mal, no te falte el respeto de ninguna manera pero tú si vienes aquí a gritarme histérico por algo que ni siquiera es mi responsabilidad −Él estaba impactado, y asumo que de lo mismo sorprendido que estaba, retrocedía conforme yo me acercaba a él y le empujaba el pecho. −¿Por qué rayos tengo yo que pagar por tu mal día en el colegio? ¡Que me estaba riendo, que agarré su cabello, que compartía un puto sofá!

- ¿Cuál es tu puto problema con eso? −Le tomé con fuerza del cabello y lo jalé a mi para bajarlo a mi altura −¡¿Esta mierda es lo que quieres que haga contigo?!

Kyojuro ya se había calmado, yo nunca le había gritado ni una vez, ni siquiera en medio de mis berrinches me animaba a hacer algo más que decir una que otra palabrota entre dientes y mirando a otro lado, y hasta ese punto, creo que ambos le apostaríamos a pensar que eso nunca pasaría. Sin embargo, ahí estaba gritando, y había funcionado.

- Lo que sucede es que... −Rengoku intentó hablar, pero lo silencié sujetándole la cara de la misma forma en que él había hecho conmigo.

- ¡Cállate! ¡Me vale lo que sea que quieras decir ahora! −Rengoku se zafó de mí, me tomó de la cintura y pegó sus labios a los míos con mucha violencia.

- Te quiero, lo siento, tienes razón, estoy alterado por otras cosas y yo... −Lo interrumpí nuevamente, esta vez con un beso profundo, metiendo mi lengua tan adentro como pude, mordiendo su labio inferior hasta hacerle sangrar.

- Silencio, cógeme de una puta vez.
En una especie de lucha entre nosotros, empezamos a quitarnos la ropa el uno al otro, mientras yo iba mordiendo con violencia cada parte del cuerpo que dejaba expuesta, el abdomen, los brazos, las piernas, las caderas.

°•●Oneshots Kimetsu no Yaiba (Yaoi)●•° [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora