FÓLLAME ©

Capítulo 41: Establo

Saltaba las matas esquivando los arboles con rapidez mientras algunas gotas de lluvia caían sobre mí. ¿De dónde coño me salió tanta rapidez y resistencia? No lo sé, supongo que la idea de Dan haciéndome cosquillas hasta hacerme pipí me alienta a no parar.

Pisé la grama corta llegando a las cabañas. En serio, no sé de dónde mierda me salió el aguante.

Escuché matas moverse detrás de mí, seguí corriendo con un poco de dificultad ya que la mochila que cargo es algo pesada e incomoda, no estoy acostumbrado a correr con este peso.

Jadeaba tomando y botando el aire por mi boca agitado. Quiero parar, pero solo lo haré cuando entre a mí cuarto y deje a Dan afuera.

Debo llegar, debo llegar, vamos, estoy cada vez mas cerca.

—¡Lindurita! ¡Ni creas que te salvaras de esta! ¡Te atraparé!—gritó el pelirrojo a mis espaldas.

Sin mirarlo le saqué el dedo del medio.

—¡Eso es lo que crees! ¡Idiota! —grité en respuesta.

—¡Ahora sí estas jodido!

—¡Aaaah!

Grité corriendo aun mas rápido, sé que aun no me ha atrapado y no tengo porqué gritar, pero ese comentario me puso de nervios.

Lo tenía cada vez mas cerca.

Volteé mirándolo por un momento, y juro que casi me cago cuando agarró la capucha de la chaqueta, estaba jodidamente cerca.

Ya valí.

Su cuerpo chocó con el mío haciéndonos caer, me acorraló entre sus piernas, yo estaba en cuatro y él encima de mí, así que intenté escapar gateando lejos de él.

Mi corazón latía rápido, y no solo por el hecho de que corrí un buen maratón.

—Oh no lindurita, de esta no te escapas —y me agarró de la cintura deteniendo mi escape.

Esto de alguna forma me excitó, así que arqueé la espalda levantando el culo.

Mi cuerpo se calienta.

¿Qué demonios?

Dan me giró, mi espalda golpeó el suelo suavemente, me sentía algo aturdido.

—Ngh...

Sentí sus dedos recorrer por todo mi cuerpo, enseguida empecé a retorcerme mientras fuertes carcajadas salían de mi boca.

—D-dan, p-pa... Jajaja p-para —supliqué entre risas.

—Solo di "Perdóname papi" y lo pensaré —me dedicó una sonrisa burlona.

—Oh ¡Vete al diablo! —vociferé.

No pienso decir esas humillantes palabra, no, no, jamás.

—¡Ajá!

Empezó a mover sus dedos aun mas rápidos causando que mi cuerpo se moviera intentando evitar su ataque se cosquillas.

Pequeñas lagrimas salían de mis ojos, mi pansa dolía, y... Tenía ganas de hacer pipí.

De un momento a otro mi piel se erizó y empezó a calentarse. ¿Pero qué...? Por alguna razón los dedos de Dan ya no me causan cosquillas, ahora me excitan.

Mordí mi labio inferior el cual tenía un pequeño temblor. Tapé mis ojos con mi brazo, exhalaba agitado como si aun estuviera corriendo.

—Ugh... D-Dan —gemí por lo bajo.

Al parecer el pelirrojo no lo escuchó, ya que aun seguía haciéndome "cosquillas" que no hacían mas que hacer mi cuerpo calentarse aun mas.

Debo decirle que se detenga, necesito las pastillas.