Capítulo 69: Sin intención

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Linduritaaaaas, no me quitaron el WiFi ¡Aaaaaaah! :D

Ni idea de la razón. Pero todo fain, por ahora :v

Como les decía yo ¡Yerba mala nunca muere! Muajajaja 

No mamen, no saben las pinshis ganas de hacer este capítulo "69" bien perverso y sensualon 😈

Pero tonses no entraría en la trama 😢. Hice lo mejor que pude xd 🔥

Es trabajo honesto xD

Pa la otra será 😉
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Aquella respuesta me había ocasionado un terror que viajó por todo mi cuerpo. Ignorando el temblor en mis manos me digne a abrir la puerta.

Encontrándome a un rubio apoyado en la pared con las manos en los bolsillos, y al verme enseguida esbozó una encantadora sonrisa.

No la merezco. 

Lo miré algo apenado. ¿Qué hacía aquí? Con lo que había hecho suponía que estaba enojado conmigo y ya no quería verme más. Miré fijamente su mejilla, observando lo roja que se encontraba. Enseguida me sentí mal.

Bajé la cabeza, al ver que no decía nada caminó hasta estar frente a mí, obligándome a verlo a los ojos. Ladeó la cabeza aún con la sonrisa.

—¿Puedo pasar?

Tragué saliva.

—Claro... —susurré haciéndome aun lado para dejarlo pasar.

Entró a mi casa observando todo como si nunca hubiera entrado. Cerré la puerta suspirando. Mientras me daba la espalda caminé con dificultad hasta él, quien se sentó en el sofá. Me tiré enseguida gimiendo de satisfacción al no tener que caminar más.

Era difícil cuando mi rodilla dolía.

Tomé algo de distancia. Hice una mueca avergonzado mientras entrelazaba mis dedos para juguetear con ellos nerviosamente.

Todo estaba en silencio, y no pensaba romperlo.

Lo miré de reojo, parecía sumido en sus pensamientos mientras miraba al frente. Me sobresalté cuando sus ojos atraparon los míos, enseguida miré a otro lado. Mordí el interior de mi mejilla.

¿Qué debería hacer?

No seas estúpido Leo, es obvio que debes disculparte.

Es lógico. Lo golpeé sin razón, ahorqué y... ¿Seducí? Bueno, las dos primeras sí son malas, así que debo disculparme.

Pero...

Volví a mirarlo.

¿Cómo?

Sonreí amargamente. Soy tan estúpido.

El rubio no despegaba la mirada de mí, me ponía cada vez más nervioso.

—Leo...

—Lo siento —solté sin más en voz baja.

Tragué saliva clavando la vista en mis manos, las cuales estrujaba nervioso.

—Yo... perdón —no podía mirarlo—. Te hice pasar un momento incómodo, y te golpeé sin razón. En serio, lo siento —mi voz se apagó.

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