Lyra comenzó a hablar.
-No recuerdo exactamente cuál fué mi primer pueblo... Pero sé que era muy joven. Un día, mi madre me había mandado a buscar hongos para la comida, y mientras los recogía, ví sangre. Mucha, un rastro. Lo seguí y encontré un gatito gravemente herido. Me partió el alma. Sabía que los gatos eran "animales del demonio" pero aún así dediqué días, semanas, meses en curar al gatito. Luego ya no podía dejarlo, teníamos cariño mutuo. Mi pueblo se enteró. Me desterraron, y yo llevé al gato conmigo. Eso y... otros detalles, llevaron a darme la fama de bruja. Todos los pueblos, tarde o temprano, me descubrían. El tiempo máximo que duré en un pueblo, fué de tres meses. Así que, básicamente, la causa de todos mis problemas ésta en tus brazos.
Miré al gato, Alastor, que descansaba en mis brazos y luego la volví a mirar a ella, perdiéndome, viéndola, contemplandola y entendiéndola.
-Wow... -Le sonreí levemente y ella me devolvió la sonrisa.
Ya no era conciente de lo que deseaba.
Lo correcto era alejarme de ella.
Pero no quería hacerlo.