Ya llevaba aproximadamente dos meses con Lyra. Las únicas compañías que tenía eran ella y su gato.
Y no me quejaba.
-Ris. -Me llamó. Volteé a su dirección y me quedé perdida en su mirada. Entendió que tenía mi atención. -¿Quieres saber la verdadera razón por la cual siempre soy expulsada de los pueblos? -Su pregunta me sorprendió, pero asentí con la cabeza mientras me sentaba a su lado en el sofá, con Alastor en mis brazos. -Está bien. -Suspiró y se acomodó, sentándose de lado, quedando frente a mi.