014: Fantasmas del pasado

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-¿Porque piensas que soy culpable, mamá?-

-Cariño, nadie dice que eres culpable de nada, pero te criaste con tu padre, y ambas sabemos que eso te pudo afectar.-

-Me crié con ese monstruo porque vos me dejaste sola.-

-Lo lamento Sara... -

-Tus disculpas llegaron diecisiete años tarde, Amanda.-

Sara Mis manos temblaban sobre el frío cristal empañado, pase mi mano sobre el espejo, dejando ver mi cuerpo, nunca en mi corta vida me había odiado tanto como ahora, pero era demasiado como para pensar en eso

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Sara
Mis manos temblaban sobre el frío cristal empañado, pase mi mano sobre el espejo, dejando ver mi cuerpo, nunca en mi corta vida me había odiado tanto como ahora, pero era demasiado como para pensar en eso. Me arreglé para la escuela, no había ido en varios días, días en los que me escapé de todos, lo más triste de estar sola es cuando estás completamente herida, sin compañía y nadie llama, nadie se preocupa, nadie pregunta por vos.
Fueron días en los que me encontré con la persona que debía haber sido todo este tiempo, me iba a alejar de Lucrecia, iba a sobrevivir todo este tiempo y a los dieciocho iba a volver a Estados Unidos, iba a ser libre de mi padre por fin, no faltaba mucho tiempo, pero mi gran pregunta es si cuando se cumplan mis dieciocho yo seguiría aquí.
Baje las escaleras, agarré las llaves de mi auto y salí, las miradas de los hombres en mi casa se posó en mi.

-¿Que te hiciste Sara?.- miré a mi padre, sonreí de costado y ladee la cabeza, iba a dejar de actuar como su maldito perrito faldero.

-Me corté el pelo.- dije dispuesta a irme, me di media vuelta.

-¿Nadie te dijo que te queda mal?- pare mi caminata hacía la puerta y camine nuevamente hacia mi padre, quedando a unos metros de el, que se encontraba en la punta de la mesa.

-Ya está, me cansé. Si pensaste que voy a estar toda mi puta vida atrás tuyo, esperando a que me trates como tu hija y rogando por qué tengas un poquito de amor hacia mi, estabas muy equivocado Gabriel. Te voy a conseguir esos papeles que inculpan a Teo por el simple hecho de que te prometí que lo iba a ser, y yo si cumplo mi palabra. Pero después de eso podes olvidarte que existo. Todos ustedes pueden hacerlo. Provecho.- nuevamente me di media vuelta y comencé a caminar hasta la puerta, la abrí y mire a mi papá.

-Por cierto, el pelo corto me queda de puta madre, por lo menos tengo pelo. -Le sonreí falsamente a mi padre y le saqué mi dedo del medio para luego poder irme finalmente de esa casa, dejando a Gabriel, Jaxon y Manuel con la boca abierta.
Me subí al audi blanco que estaba estacionado en la salida de mi casa y suspiré tomando el volante, cerré mis ojos y sonreí levemente, nunca me había enfrentado a mi padre, me daba pánico y terror hacerlo, pero hoy lo hice y estaba orgullosa.
Toque mi pelo totalmente negro y corto hasta los hombros, en un ataque de locura me corte el pelo sola, intente, podría haber quedado mejor pero estaba satisfecha, sin embargo fui a teñirse y me lo corté aún más corto, hoy tenía los labios de un color rojo oscuro, mi cambio decía a gritos que me habían roto el corazón, pero a estas circunstancias no me importaba. Maneje al ritmo de una canción de Bea Miller mientras pensaba que quizás me había alejado de las únicas personas que tenía en mi vida, Miguel ama a mi papá, mucho más que a mi y es algo que se nota a quilómetros, mientras Jaxon trabaja para mi papá, necesita el dinero y no va a perder su trabajo de años por mi, era claro que no era una opción de elección para ellos, mi mente solo repetía "Estas mejor sola" como si tratara de convencerme a mi misma de eso, pero las inseguridades llegaron cuando entre a las Encinas, estacione mi auto y agarré mi mochila roja, bajé de mi auto, solté un suspiro. Coloque mis gafas de sol, cerré el auto y comencé a caminar hasta la entrada, robando miradas de varias personas, incluyendo compañeros de salón. Ignorando a todos caminé hasta el aula, me puse las gafas sobre mi cabeza y me dirigí hasta cierta rubia que estaba sentada casi al final del salón.

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