Capitulo 13: Un vistazo al presente

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Dirigida a Natasha White Kozlov:

Espero que se encuentre bien, y que este tiempo le haya sido de provechoso aprendizaje, como seguramente es consciente, sabemos de que su cumpleaños número 21 se acerca, y como podrá recordar, se podrá legalmente abrir el resto del testamento de su madre y ser leído propiamente. Por eso mismo, pedimos su presencia en las oficinas del centro de la firma de los abogados de su familia, (abajo adjuntamos la dirección en caso de que la haya olvidado), el día 2 de Noviembre del año presente, un día después de que se declare mayor de edad según las leyes de todo el mundo. Le rogamos por la discreción y por su puntualidad. La estaremos esperando al medio día.

A sus servicios, Lic Vladimir Petrov.

El corazón me latía fuertemente en el pecho con cada palabra que leía. Joder, me había olvidado de que mi jodido cumpleaños se acercaba, y por supueso también había olvidado lo que eso significaba.

Cuando Megara, la mujer encargada de la casa hogar en la que me quedaba me había llamado a su oficina pensé que era para echarme la bronca por llegar a mis anchas a mitad de la noche. Pero el papelito entre mis manos era lo último que se me paso por la cabeza que vería.

Viendo la curiosidad en los ojos de la señora, doble de nuevo la carta y sin darle las gracias me fui a encerrar a mi cuarto, sentada en el intento de cama que tenía volví a leer la carta. He hice las cuentas mentalmente.

Faltaba un mes para la fecha escrita.

Tenía un mes para decirles a los demás acerca de mi pasado, y de porque se los había ocultado tanto tiempo.

De seguro me llevaría una paliza por no haberles dicho.

Hice una mueca y me sobe las costillas recordando la última pelea que tuve con ellos.

Los hijos de puta golpeaban duro, pero yo también lo hacía.

Me salte la cena como siempre, y espere a que todos se durmieran antes de salir de la misma manera en la que me escabullía siempre con Nikolai.

Estupido Nikolai, tú podrías estar aquí y ayudarme con este enredo pero no, tenías que irte con mi familia dejándome aquí.

Cerré mi abrigo todo lo que pude, escondí mis manos en mis bolsillos y mi cara en la bufanda, las calles de Rusia estaban condenadamente congeladas en esta época del año y más a estas horas.

Mis botas contra el pavimiento hacían eco a cada paso de daba, me fui adentrando a un barrio no muy seguro de la ciudad, casi no había personas afuera, solo un tonto estaba fuera de su cama en la calle por voluntad propia. Las pocas que habían eran las mismas mierdas de siempre, me reconocieron en seguida y ninguno hizo intento de interponerse en camino, hace meses lo habían intentado y hace meses habían aprendido la lección. Apreciaban demasiado su miserable existencia para intentarlo una segunda vez.

Llegué sin problemas al edificio que servía como conjunto de departamentos donde vivían todos los chicos, con excepción de Sabrina, que vivía en su propia casa. Me quedé parada enfrente del lugar mientras veía como mi aliento convertise en una nube de vaho cuando salía de mi boca. Repase de arriba a bajo las gastadas paredes llenas de grafitis y mal pintadas, el lugar contaba de dos pisos, y solo habían cuatro ventanas en total, las cuatro se encontraban bloqueadas por pedazos de manera para impedir el paso de ladrones. Ya no eran necesarias por el hecho de que desde que cobramos venganza por la muerte de Nikolai nadie se había vuelto a meter con nosotros. Pero suponía que era un hábito difícil de dejar atrás.

Avance después de unos minutos y abrí la puerta con la llave que tenía, adentro el frío no mejoraba mucho, pero al menos ya no estaba expuesta a la fría ventisca que azotaba con fuerza y despeinaba mi cabello. Camine por el recibidor y cruce la sala, cuando pase por la cocina tome una manzana del plato que había en centro de la mesa, y le di una mordida mientras seguía mi camino hasta la puerta trasera que daba a un dimunto jardin cercado, del otro lado había una caseta con acceso al otro lado de la calle pero que se abría solo por dentro, que habían contruido los chicos y que servía como garage para las motos, incluyendo la mía, hace unos años habíamos puesto un refrigerador, altoparlantes y sillones cómodos para convertirlo en nuestro lugar de reunión pequeña moches como aquella y efectivamente, podía ver como la luz se colaba debajo de la puerta. Mientras más me acercaba más podía oír la música de fondo y el murmullo de unas voces conversando.

Te Reto a ConocermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora