Te Reto a Conocerme

Capitulo 25: Asuntos del club

Me desperté sintiendo mi alma ligera pero mi cuerpo pesado. Realmente haberle dicho todo lo que hice anoche a Hades y a Hell hacía que me sintiera mejor conmigo misma. Por la otra parte no había tenido un buen descanso y vagamente me pregunté cuando pasaría una noche sin la tortura de mis pesadillas.

Mi celular indicaba que eran las siete de la mañana, pero yo no era una persona perezosa que pudiera quedarse en la cama sin hacer nada. Así que como de costumbre me levanté a tomar una breve ducha.

Como sabía que hoy sería un día bastante movidito con el trabajo, me puse unos shorts negros, una camisa de botones roja con cuadros azules, fajada dentro de los shorts y con las mangas arremangadas hasta mis codos. Unas medias con diseños y mis bellas botas. Me pelo lo recogí en un chongo en lo alto de mi cabeza. Me maquillé con tonos azules los ojos que hacían un precioso contraste con mis orbes esmeralda, y mis labios de un rojo mate bien fuerte. Máscara de pestañas, delineado, iluminador.

Cuando estoy lista ya es la hora del desayuno, y efectivamente escucho puertas abrirse y cerrarse en todo el pasillo junto con pesadas pisadas. Busco la única bolsa que tomé del armario de mi departamento y meto mi celular, cartera, cargador, un bloc de notas que había en el escritorio, algo para escribir, las llaves de mi Jeep y de mi Harley. Hago una mueca al recordar que debo ir a buscarla al taller. Debo de dejar de estacionar mi moto en cualquier parte.

Salgo de mi cuarto cerrando detras mío. Y camino con tranquilidad escaleras abajo hasta la cocina donde los moteros desayunan. Está vez los asientos a ambos lados de Diablo están ocupados así cómo los de enfrente. Pero sin darle importancia me dejo caer en la silla vacía a lado de Bloody, el motero de ojos tormenta me guiña un ojo y me saluda sonriente.

Saludo que regreso de buena gana, como la última vez que desayune en esta mesa, un plato lleno de comida se me puso enfrente cuando me senté. Waffles, tocino, pan tostado, realmente las mujeres de la cocina se esforzaban para que los hombres del club no pasaran hambre. Comí mi desayuno tranquilamente, haciendo oídos sordos a los chistes y comentarios de los moteros. Uno que otro que me daba una mirada avergonzada cuando soltaban algo exageradamente escandaloso, como pidiéndome disculpas. Pero solo seguí con lo mío, mi padre estaba sentado del otro lado de la mesa con Bullet, Hunter y el tipo de la cicatriz mientras discutía algo. Por la cara de los tres suponía que sería algo serio.

Pero mi atención se desvió hacía la maraña de pelo rubio que entró sonriendo en ese momento. Gael me dio una gran sonrisa mientras me saludaba con una mano, con la otra cargaba el vaso con el pez de anoche. Le devolví el saludo con un guiño y seguí comiendo.

-Por las barbas del diablo mocoso, ¿Qué eso que tienes ahí?-. Preguntó Bullet cuando vió a Gael sentarse en las piernas de Hades y apretaba el pez contra su pecho.

-¡Es un pez dorado!, Se llama Nemo y desde anoche es mi mejor amigo-. Respondió orgulloso y no pude evitar sonreír con ternura, ese niño se estaba ganando mi corazón sin saberlo.

-¿Y de qué alcantarilla pescaste a Nemo niño?-. Preguntó el tipo de la cicatriz, su rostro extrañamente relajado cuando se dirigió a Gael. El infante me señaló con uno de sus dedos y todos en la mesa que prestaban atención se giraron a verme.

-¡Tasha lo ganó para mi anoche en el tiro al blanco!-. Exclamo y yo seguí desayunando ignorando las miradas.

-¿En serio?-. Preguntó de nuevo el hombre pero ahora más serio, el chiquillo asintió muy entusiamado.

-¡La deberían haber visto!, Ella solo tomo la pistola de juguete y ¡Bum!, ¡Bum!, ¡Bum!, ¡Derribo a todos los objetivos antes de que contara a tres sin fallar!. El tipo del puesto me dejo elegir el premio que quisiera y yo pedí a Nemo. ¡A que es genial!-.