-¿Estás segura de querer irte?-.
Me pregunto por millonésima vez Cara, veía en sus ojos como le dolía mi decisión, pero la respetaba, mientras que yo estaba segura de que estaba haciendo lo correcto.
-No tengo nada que me mantenga aquí Cara-.
-Eso es una jodida mentira pequeña rusa, me tienes a mi, y a Demian-.
Mi mirada se desvía a la ventana de mi cuarto que daba a los demás edificios.
-Ya no tengo a Demian y lo sabes-.
-Solo porque el tipo es terco y no quiere escucharte, pero si le das un poco más de tiempo recapacitará y vendrá como perro arrepentido a buscarte-.
Mis ojos se ponen en blanco ante la absurda comparación. Sigo haciendo la maleta sin importarme sus comentarios.
-Desde hace dos semanas que él no quiere saber nada de mi, y hace una que tú personalmente le diste la caja con mi carta explicándole todo y diciéndole que estoy esperando un hijo suyo, durante estos catorce días lo he ido a buscar una y otra vez, ¿Sabes que me prohibió la entrada a la casa club?, ahora cada vez que un hermano me ve acercándome me impide seguir caminando y me pide que me de media vuelta y me regrese por donde he llegado, a bloqueado mi número , así que mis llamadas ya no entran ni tampoco mis mensajes, se que la que tuvo toda la culpa fui yo, pero estoy cansada de arrastrarme por él, cuando una dice basta, es basta-.
Digo con voz cansada, lo cierto es que todo esto me estaba afectando más de lo que me gustaría admitir, mi ojos tenían unas ojeras kilométricas por mis pocas horas de sueño. Casi no había comido por el nudo en el estómago que tenía. A parte de que parecía una fuente andando llorando cada vez que tenía la oportunidad.
Todo eso no era bueno para la pequeña vida que ahora tenía creciendo en mi interior, así que por propia salud, y por la de mi bebé, había decidido regresarme a mi país para vivir el resto de mi embarazo y criar a mi hijo o hija con el apoyo de mis papás.
Sí, ya les había contado todo, acerca de cómo conocí a Demian hasta cómo me había dejado al enterarse de quién era, cómo estaba embarazada y que él no lo sabía. Pero sobre todo, como me negaba a casarme con alguien que no fuera el hombre que amaba.
Sobra decir que mis padres estaban furiosos conmigo, y que mi papá quería venir a California a matar con sus propias manos al idiota que había deshonrado a su pequeña, pero lo convencí de que lo mejor para todos era dejar todo este año atrás y seguir con nuestras vidas en nuestro país.
Una vez terminada la maleta la cerré, un suspiro salió de mis labios y mi mirada viajo por mi cuarto, asegurándome de no dejar nada.
-Creo ya es todo-.
Murmuré en voz baja, Cara me vió con tristeza antes de abrazarme con fuerza.
-Lamento todo esto pequeña rusa, ¿Sabes qué siempre vas a contar conmigo si lo necesitas verdad?-.
Le devolví el abrazo sintiéndome repentinamente vacía, la iba a extrañar muchísimo.
-Lo se, también vas a tener una amiga en mí cuando lo necesites-.
Duramos varios minutos más abrazadas antes de separarnos.
-Voy a decirle al chofer y al recepcionista que suban por la maletas-.
Digo mientras veo la puerta.
-No te preocupes, bajo yo, tú mira bien alrededor y asegurante de no olvidar nada-.
-Gracias-. Contesté con una sonrisa agradecida.
-No hay de que pequeña rusa, tengo que cuidar de mi futuro ahijado ¿Sabes?-.
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Te Reto a Conocerme
Acción-Es una jodida broma-. Mascullo con molestia en dirección al abogado en frente de mi. -Me temo que no lo es señorita Kozlov, su madre dejo muy claro en su testamento que para tanto su padre como usted reciban los bienes y el dinero estipulado, deben...