Capitulo 19: Joder con la Princesita

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La maldita alarma sonó a las cinco de la mañana, y costo de todo mi autocontrol no lanzar mi nuevo celular contra la pared para callarla.

Realmente no era no persona madrugadora, aún sintiéndome fresca por mi ducha de la noche anterior, decidí no bañarme. Simplemente abrí las maletas en la cama y saqué un conjunto de ropa que me pareciera apropiado. A parte del estuche de maquillaje que había traído del departamento.

Me vestí con unos pantalones negros lleno de bolsillos laterales, un top strapless azul marino que dejaba la vista todo mi abdomen, y me tapaba hasta la orilla superior de mis pechos, dejando así los tatuajes de los lobos, el nombre de Nikolai, y los de mis brazos a la vista. No estaba completamente llena de tinta como la mayoría de los moteros de aquí, pero si tenía al menos veinte o treinta tatuajes de los que no me arrepentía repartidos por mis brazos, cadera, y espalda, el único tatuaje en el pecho que tenía era el del nombre de mi mejor amigo encima de mi corazón y no pensaba hacerme ningún otro en ese lugar.

Mis botas de combate regresaron a mis pies, en el espejo del baño me aseguré de amarrar mi larga cabellera en una ajustada coleta en lo alto de mi cabeza, iba a manejar mi moto y no quería verme como un león después de quitarme el casco. Me maquillé solo con mascara de pestañas, sombras platas, y un labial neutro.

Tomé mi chamarra de cuero favorita para cubrirme porque aunque más tarde en la mañana hiciera calor, en este momento había mucho viento helado. Busque algo para dejar una nota de que había salido a hacer unos recados en caso de que alguien viniera a buscarme para el desayuno. Al no hallar nada decidí escribir con mi labial rojo en el espejo del baño, no era la mejor manera pero no había otra.

Tomé mi celular y mi cartera para salir del cuarto, mientras cruzaba el pasillo puede escuchar detrás de las puertas una gran variedad de sonidos, mientras en unas puertas  unos fuertes ronquidos traspasaban en otras unas series de golpes y gemidos con gritos se hicieron presentes.

Apresuré mis pasos cuando pasaba cerca de una de esas puertas. Tuve cuidado de caminar en silencio para no despertar a nadie, y prácticamente volé escaleras abajo. Cruce la sala de estar esquivando varios cuerpos de moteros que estaban demasiado borrachos como para llevar su culo escaleras arriba y se habían quedado dormidos ahí. Por fin llegué a la parte del bar y solo había un par de culos dulces, como las había llamado Drey la noche anterior, pero ni siquiera se dieron cuenta de mi presencia pues estaban demasiado ocupadas limpiando el desastre.

Me deslice fuera de la casa club sin que nadie se diera cuenta. Saqué mi celular y abrí la aplicación que me había recomendado Reykon y pedí por un taxi para llevarme a una parte privada del aeropuerto de Los Angeles donde recogería mi moto. Tardo un par de minutos en llegar y sin tráfico paso al menos hora y media para que llegara a mi destino.

Baje del auto y este se fue. Me acerque a las puertas y di mi identificación y me registré para que me dejaran pasar.

Casi corrí a donde me había dicho Reykon cuando me di cuenta que iba tarde por casi media hora. Por fin llegue a una bodega donde un gran avión de carga estaba abierto y donde bajaban varios vehículos y cajas enormes.

Me acerque a un hombre que estaba dando órdenes a espaldas de mi y me aclaré la garganta para llamar su atención. El sujeto se volteo y me vió con sus ojos cafes, no parecía mayor de treinta años y su pelo estaba revuelto, pesadas bolsas bajo sus ojos me decían que no había dormido en varios días, y a pesar de estar visiblemente cansado no dio señales de verse impresionado por mi presencia.

-¿Tú eres Medusa?-. Me preguntó con voz ronca y no me sorprendí que Reykon prefiriera darle mi apodo en lugar de mi nombre.

-Así es, Rey me mandó aquí para recoger mi moto-. El tipo asintió y se giró para gritar algo antes de indicarme con una mano que lo siguiera.

Te Reto a ConocermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora