Capitulo 34: Rusia invade E.U.A

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-No se cómo demonios me convenciste de apoyarte en esto, el médico dijo tres días de reposo y solo llevas dos, mi padre o Hell me van partir la cara por tú culpa-. Se quejó Bruno mientras me ayudaba a caminar por el patio trasero del club.

Puse los ojos en blanco por su exageración, pero no pude evitar que una sonrisa llena de maldad se me escapará.

-Cálmate, no te van a hacer nada, me echaré la culpa y ya, estoy segura de que no van a tener problemas en creer que te obligué a que accedieras a sacarme de mi encierro-.

-Se supone que solo tenía que llevarte la bandeja de la comida, no convertirme en tú complice de crímenes-.

Una risa baja se me salió ante su tono agridulce y su mueca de espanto. Mis costillas se volvieron a quejar y admitía que me estaba costando gran parte de mi energía caminar derecha, mi brazo estaba entrelazado con el de mi hermanastro y apoyaba la mayoría de mi peso en él.

Pero aún así aquel paseo me estaba cobrando factura y probablemente me arrepentiría de convencer a Bruno de llevarme a caminar dentro de los terrenos del club.

Aunque en mi defensa, había sido increíblemente susceptible ante mis ojos de perro mojado que usaba para salirme con la mía con mi madre cuando solía querer algo.

Ah, que buenos tiempos.

-Me estaba volviendo loca ahí dentro y lo sabes, admito que tengo ideas un poco suicidas últimamente y que esta tampoco es la mejor -Un bufido de parte del ojiverde - Pero no solo es el descanso del hospital - Continue poniendo especial énfasis en mis palabras -También es el hecho de que estuve secuestrada tres putas semanas Bruno. No creo que entiendas lo que es estar veintiún días sin poder salir de una condenada celda más que para ir al baño y ya. Y antes de todo esto -Hice un gesto con el brazo para abarcar el edificio -Estuve amarrada a un orfanato tres años enteros. Siempre hacía lo que se me pegaba la gana de todas maneras, pero mi punto es que nunca he sido dueño de mí misma, no totalmente-.

Acabe con la voz melancólica y el semblante del intento de motero cambio a uno más relajado, incluso puedo decir que se veía culpable.

-Tienes razón, lo lamento. A veces olvido lo hija de puta que ha sido la vida contigo-.

-Si bueno, no eres el único. Hades y Hunter parecen tener una especie de tregua para mantenerme ocupada y que se me olvide que estoy encerrada-. Digo poniendo los ojos en blanco y desterrando todo sentimiento de lastima que pueda sentir.

He estado muy sentimental en las últimas semanas y no me gusta ni un pelo.

Mis atención se ve desviada a las puertas del edificio que dan al patio dónde estamos mientras caminamos despacio por consideración a mi tobillo delicado, un sexto sentido llamándome.

-¿Qué hay entre tú y el Vicepresidente?-.

-¿Eh?-. La pregunta de Bruno hace que lo vuelva a ver.

No me agrada la sonrisa de superioridad que me da con ese brillo pícaro en los ojos.

¿Se está riendo de mi?. Imbecil.

Entrecierro mis ojos con advertencia antes de contestar.

-Nada que sea de tú incumbencia-.

-Oh vamos, dame un poco de crédito hermanita, todos estamos apostando cuanto tiempo se tardará el idiota para que le salgan bolas y se te declare de frente-.

La sangre se me calento al recordar la noche pasada.

Confesiones, abrazos, besos, sueños sin pesadillas.

Te Reto a ConocermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora