Capitulo 37: El corazón de un motero

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-Tasha, antes de que tomes una decisión quiero que sepas que si decides quedarte conmigo no hay nada que no haría por ti. Incluso si...-. Tomó una respiración- Incluso si decides que quieres una vida alejada del club. Te seguiría a dónde fueras mientras esté contigo-. Su voz se rompe en esa última parte y mis ojos se llenan de lágrimas.

Hunter dejaría los Black Ravens si se lo pidiera, pero ¿Cómo puedo pensarlo siquiera si él ama tanto pertenecer a esta familia?, su familia.

No, jamás sería capaz de hacerle eso. Fue el motero caliente y misterioso el que me cautivo desde el principio. Imaginarlo sin su chaleco de cuero o sin su Harley es simplemente impensable.

Yo lo quiero tal cuál como es, no necesita cambiar nada.

Bueno, tal vez podría pasar más tiempo conmigo en lugar de estar arreglando problemas del club, pero esos son pequeños detallitos.

Con la decisión ya tomada en mi cabeza y en mi corazón, fui capaz de sonreírle abiertamente, una sonrisa que dejara a la vista todos mis dientes y que esperara que expresara lo feliz que me hacía.

Y dejando las dudas y los peros de lado, con seguridad tome el casco de entre sus manos y lo coloqué en mi cabeza.

Los ojos de Hunter pasaron de un opaco deseo a una brillante felicidad mientras me subía detrás de su gran cuerpo y lo abrazaba para sostenerme. Lleve mi cabeza hasta su hombro y me encargué de que hablar lo suficientemente fuerte para que no se perdiera ninguna de mis palabras.

-El único lugar dónde quiero estar es entre tus brazos motero. Así que apresúrate y llévanos a un lugar dónde podamos estar a solas-. Afirme sin dudar y mi cuervo hizo rugir la Harley en respuesta.

-Lo que la princesa desee-. Dijo con tono burlón y acelero.

Yo lo pellizque en las costillas por usar ese apodo a propósito, sentí su cuerpo vibrar por su ronca carcajada a la que me terminé uniendo.

No tenía ni la menor idea a dónde estábamos yendo, pero confiaba en el enorme hombre tatuado que me tenía entre sus redes, así que solamente me acerque todo lo que pude a él y disfruté de su aroma a colonia, sudor y alcohol.

El mejor olor del mundo.

El olor de mi hombre.



(...)



Tardamos lo que a mi parecer fueron horas, horas largas y eternas que solo odie más cuando Hunter se rehusó a decirme a dónde íbamos. Vamos que yo era una persona curiosa por naturaleza.

¿Qué ser humano no era curioso?

Y necesitaba saber a dónde me llevaba esté caliente y atractivo hombre, pero a pesar de mis suplicas, el hombre no revelo ni una sola palabra.

Cuándo estaba a punto de morder su hombro y amezarlo con no soltarlo hasta que me dijera cuál era nuestro destino, al parecer, finalmente llegamos.

Hunter estaciono su moto junto a gran árbol sin apagar el motor, él bajo primero y me pidió que me quedara sentada mientras él arreglaba un asuntito.

No me dejo responder cuando se alejo en dirección a la valla de metal negro que cubría toda una entrada a una propiedad. Mis ojos casi se salieron de sus cuencas cuando vi el musculoso cuerpo del motero en acción subiéndose y saltando al otro lado de la valla.

Pero qué demonios...

Mire alrededor esperando a que ningún vecino lo hubiera visto y llamará a la policía por allanamiento de morada. Afortunadamente las calles estaban vacías, y por primera vez me di cuenta del tipo de vecindario en el que estabamos. Casas grandes, hermosas, y modernas adornaban el vecindario. Iban de todo tipo, forma, tamano, y color. Pero todas tenían ese factor en común que demostraba que valían muchísimo dinero.

Te Reto a ConocermeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora