Dos

580 68 21
                                    

Detroit, 2013

El pincel se deslizaba por el lienzo blanco que estaba frente a ella, la luna llena que veía por la ventana era su inspiración para este nuevo cuadro, siempre se vio atraída por la noche.

— Alessia, Amor — dijo su esposo asomándose por la puerta

— cariño, hola — le dedicó una sonrisa antes de volver al lienzo

— tengo que irme ya ... ¿no importa que te deje sola esta noche? — la abrazo por la cintura

— sabes que no, prefiero que trabajes de noche así no te molesto mientras pinto — jalo su mentón para darle un beso — solo con cuidado

— claro, te amo preciosa

Scott beso la cíen de Alessia para después salir de la habitación y dirigirse al hospital, ella volvió la vista a la ventana, vio como su esposo subía a su auto y después sus ojos miel verdosos se dirigieron a la luna.


Unas horas más tarde su bata ya estaba bastante manchada entre azules, blancos y negros pero estaba satisfecha con el resultado que había conseguido, suspiró, quito el lienzo del caballete para comenzar a guardar todo en su lugar, el ruido de la puerta la alertó haciendo que se sobresaltara, bajo rápidamente para encontrarse con los ojos amarillentos de su vecino.

— Alessia — dijo este con una reverencia

— Adam — esbozó una pequeña sonrisa

— ¿está el Dr. Black? — aclaró su garganta — quería hacerle una consulta

— se acaba de ir al hospital ¿puedo ayudarte en algo?

Adam razonó unos momentos mientras veía esos ojos grandes, vio como la expresión de Alessia se tornaba con un poco de extrañeza.

— no, no... lo iré a buscar, gracias — hizo un ademán con sus manos para despedirse

— vale

Alessia siempre había notado algo extraño en su vecino pero desde que se mudaron se volvió íntimo de su esposo, nunca entendió porque no salía mucho de su hogar, cuando lo hacía casi siempre era de noche y visitaba constantemente a Scott en el hospital cuando tenía guardias nocturnas.

Cerró la puerta para dirigirse a la cocina para hacerse una gran tasa de té y poder así concluir el libro que estaba leyendo hace ya un par de días.






Adam en efecto se dirigió al hospital, el esposo de Alessia era el hematólogo con el que había hecho un trato específico, él pagaría y Scott trataría de encontrar el producto de alta calidad.

— ¿tienes lo mío? — dijo Adam a la espalda de Scott

— ¡Dios! ¿Cuando entraste aquí? — se giró en su silla con la mano en el pecho — si, solo que ahora es menos

— te pagaré menos — se encogió de hombros

— creo que esto debe de ser ilegal o algo así

Se incorporó para ir hasta un estante y sacar dos bolsas con el líquido rojo, las colocó en la especie de maleta que llevaba Adam.

— ¿por qué saliste antes de tu casa? — preguntó este un tanto dudoso

— ¿hablaste con Alessia? — Scott abrió los ojos como platos — ¿le dijiste algo de nuestro acuerdo?

— no, solo pregunte por ti

— ella no entendería todo esto, me creería un tanto loco — mientras rascaba su nuca

— ella no es un zombie — dijo Adam en un susurro

— ¿qué? — Scott frunció el ceño

Unos pasos se escucharon fuera del cuarto de hematología, Adam volvió a colocarse su cubre bocas, una reverencia y después salió de ahí chocándose con otra doctora de paso.






Scott abrazo a Alessia en cuanto llegó a su casa, ella acababa de recostarse en su cama ... la mañana sería para dormir y descansar de la larga noche que ambos habían tenido.

Alessia despertó gracias al olor de café que impregnaba toda su casa, bajo para encontrarse con su esposo haciendo movimientos extraños mientras ponía ese líquido negro en su taza.

— amor, ¿quieres un poco? — dijo en cuanto la vio recargada en el marco de la puerta

— si, dame un poco

Movió su cuerpo hasta la silla alta que tenía enfrente de la isla donde solían hacer cualquier comida, hundió sus labios en la taza.

— así que Adam vino ayer ¿he? — sin disimulo alguno

Alessia asintió

— ¿qué ... que te dijo? — cuestionó Scott tropezando con sus palabras

— que necesitaba una consulta y ya sabes suele ser muy serio conmigo — se encogió de hombros

— no... ¿no te dijo nada más? — el nerviosismo era evidente

— ¿tendría que decirme alguna otra cosa?

— no, solo curiosidad no suele venir aquí sino estoy yo — dijo

— ¿tratas de esconderme algo? — sonrío ante la situación — un amorío con él ¿quizás?

Scott negó rápidamente

— entonces todo bien, supongo — guiño y se fue a su estudio con la taza antes proporcionada




La pasta que preparó Alessia para la cena se acabó en un abrir y cerrar de ojos, Scott hoy no tendría que ir a trabajar pero a ella quería terminar la obra que había empezado esa tarde, subió a su estudio de nueva cuenta, a veces su esposo le tenía celos a ese cuarto, pasaba más tiempo ahí que con él.

— veamos — hablo para ella misma — necesito un poco de amarillo, azul, blanco, negro, rojo

Iba diciendo los colores colocaba los botes de pintura en una mesita cerca de la ventana, terminó para subir la mirada hasta encontrarse a su vecino, un escalofrío subió por su espalda, Adam tenía una especie de magnetismo extraño que hacía que Alessia quedara prendida totalmente en la mirada casi amarillenta.

Este solo tocaba la guitarra sin despegar la vista de ella, cuando necesitaba concentrase iba allí por un poco de inspiración, la inspiración que Alessia le daba.

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora