Come with me

Veintinueve

Alessia no sabía en donde estaba su novio, no había vuelto a saber nada de él, casi 24 horas y no paraba de dar vueltas por la estancia.

La puerta se abrió de un solo golpe, un Adam agitado la cruzó y se tiró en el sofá.

— ¿me quieres explicar dónde estabas? — Alessia lo miraba desde el respaldo — ¿estás bien?

— casi mato a alguien — sus ojos amarillentos brillaron — olía asqueroso pero sentía como la sangre fluía en él

— Adam dime que tú no ...

— tranquila — desvío la mirada — lo convertí

— ¡Adam! Vas convirtiendo a las personas pero a la que quiere pasar el resto de su vida contigo ni la tocas — expresó ella con bastante enojo

— lo pensé, lo pensé muchísimo después de ver cómo ese sujeto se convertía — se levantó, se colocó detrás de ella y la apretó fuerte contra su cuerpo — por eso no llegué ayer

— ¿que fue lo que decidiste? — cuestionó ella ya con la nariz del vampiro recorriendo su cuello

— quiero que hagas algo antes de convertirte

La tomó fuerte de las caderas para voltearla, verla de frente para saber qué todo ese relato de que quería volverse uno de ellos iba en serio y que no se arrepentiría cuando los dos tuvieran que vagar por Polonia en busca de un poco del líquido rojo.

— ¿que quieres que haga? — frunció el ceño al no percatarse de ningún rasgo

La atrajo y la besó, la besó como jamás la había besado, bajo sus manos hasta la pierna de esta para subirla a su cadera, la cargó y se dirigió a la habitación.

Iban tropezando con las pocas cosas que estaban por el camino, cuando por fin el vampiro pudo abrir la habitación la recostó contra la cama y puso parte de su peso contra ella.

— creo que esto lo podríamos hacerlo cualquier otro día — dijo Alessia tomándolo del rostro — no me digas que ... Adam

— ¡sh!

Pego sus labios a los de ella para después ir bajando por su cuello, sus manos jugaban con la camiseta de la joven.

Alessia le quito la camiseta negra cuando él ya estaba a la altura de su abdomen, desabrochó su pantalón mientras comenzaba a bajar por sus piernas mientras la piel de ella se erizaba por completo, el aliento de Adam daba una sensación gélida pero a la chica me encantaba la forma en que él le besaba cada parte de su cuerpo.

Después de deshacerse de la ropa que les estaba estorbando, Adam en un ágil movimiento comenzó a hacerla suya, de una manera tranquila y sutil, sus delgados labios disfrutaban del cuello de esta mientras ella jugueteaba con sus dedos en su espalda.

A pesar de que Adam hacía que el cuerpo de ella estuviera en constante contacto con el frío, esta vez el calor se había apoderado de ella, él entraba y salía a su gusto y placer, sus dientes chocaban con la piel de esta y ella estaba casi en la cima del placer.

La cabeza de Alessia yacía ya en el pecho de su novio mientras este acariciaba su cabello.

— ¿ahora me vas a decir por qué necesitamos hacer esto antes de que me convirtieras?

— quiero que entiendas que no es tan fácil para mi, no quiero que las cosas salgan mal ... no de nuevo, tú no

— pero aún así lo harás ¿no?

Adam asintió, la besó, no sabía bien qué pasaría para ninguno de los dos si la conversión salía mal, de nuevo esos pensamientos de no saber si se detendría a tiempo o acabaría con la mujer que le había cambiado la vida.

— ¿quieres hacerlo ahora? — cuestionó el vampiro

— si, si crees que es lo conveniente, me encantaría

Alessia se enredó en las sabanas, se colocó a horcajadas sobre el regazo de Adam para comenzar a besarlo lentamente, se notaba a kilómetros que estaba aterrado.

De nuevo su cabello fue a parar a un solo lado de su cabeza dejando visible su cuello blanco, perfecto para clavar sus dientes.

— Alessia, júrame que estás segura de tu decisión, no quiero que mañana te arrepientas de esto

— quiero hacerlo, quiero vivir mi vida contigo... estoy dispuesta a durar 100, 500 o 1000 años contigo, eso no me va a importar ... la sangre veremos cómo solucionarlo pero por favor hazlo

— está bien, si comienzas a sentir que te desmayas o que las fuerzas están por vencerte quiero que me golpees, dame un golpe con lo que te quede

Ella solo hizo más evidente el hueco que exponía su cuello, Adam se acercó, la beso primero, sabía que si algo salía mal él tendría la culpa y no podría vivir con eso, tampoco podría hacerlo sin ella.

— prométeme que lo harás — susurro ya con la boca junto a su pálida piel

— si, lo haré, tranquilo — jadeo Alessia

El vampiro de nuevo esparció besos por el cuello de la chica, Alessia pensaba que esto sería mucho más sangriento y lo que estaba logrando solo era excitarse, sintió los colmillos de su novio y el leve pinchazo de la vez anterior, su líquido rojizo comenzó a ser transferido al cuerpo de Adam, al principio solo fue un poco, lo que hizo bufar a Alessia.

— sabía que no lo harías — intento quitarse de las piernas del vampiro pero este la detuvo con sus manos

— no es fácil convertir a la persona que quieres y menos después de saber que no habrá suministros en un tiempo

— ya está, déjame ir entonces — volvió a intentarlo

Adam sabía que si no lo hacía todo cambiaria, de todas formas cambiaría y la perdería, la tomo con fuerza de la nuca haciendo que de nuevo su cuello estuviera visible, le besó los dos puntos que anteriormente le había dejado y volvió a penetrar sus colmillos en ella, la sangre de Alessia salía con facilidad, los labios del pelinegro se llenaban de el líquido rojo, iba tomando fuerza, se sentía bien y estaba dudando en parar, no quería parar pero luego recordó a quien era a quien le estaba haciendo la extracción así que se detuvo.

— ¿Alessia? — cuestionó Adam

La cabeza de la joven rodó hacia atrás como una muñeca de trapo, los ojos de Adam se abrieron tan grandes que casi se salen de sus órbitas, había sucedido lo que tanto temía, la había matado.