Diez

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El ordenador y Alessia se habían convertido en los mejores amigos, intentaba averiguar más sobre la ciudad donde había nacido, algún indicio de lo que estaba viviendo, averiguaba sobre amigos de sus padres, sobre algún familiar lejano al cual acudir o si en el registro podrían proporcionarle alguna información.

También estaba preparando el viaje, buscando la manera de que los vuelos llegaran y salieran de noche, si la casa de campo que recordaba aún estaba disponible para que ambos pudieran quedarse en ella, estaba apartada de la civilización y la época hacia que anocheciera mucho más temprano de lo habitual en esa parte.

— Cariño — escuchó decir a Scott — voy a ... voy a salir con un amigo

— disculpa ¿que? — dejó de lado el ordenador — ¿amigo?

— si, vamos a tomar unas cervezas ¿quieres ir? — sonrío un poco

— ah no, ve y diviértete — le beso la mejilla — no llegues tan tarde

— no, prometo que estaré aquí lo más pronto posible — guiño — te quiero Sia

Ella asintió, Scott salió por la puerta principal de la casa, Alessia reflexionó un momento buscando en su cabeza el nombre de algún amigo de su esposo, no tenía muy claro quiénes eran sus amigos pero se le olvidó cuando escuchó el agua hervir.

Una taza de té, su bata favorita y una cobija la acompañarian al patio principal de la casa, estiró la cobija en el pasto y se tumbó a ver las estrellas, vivían en un barrio bastante solitario, pocas personas habitaban ahí así que no se metían en los asuntos de los demás, tarareaba una canción mientras movía los pies al ritmo de esta cuando sintió una presencia.

— Adam — sonrió casi sin pensar — Hola

— Hola Alessia — su cara pálida tapó la luz de la luna — ¿qué haces aquí?

— quería ver el cielo, pero ya estoy cansada de estar en mi estudio, dentro de cuatro paredes — levando un hombro — ¿quieres acompañarme?

Adam pensó un poco antes de aceptar, no dijo nada pero se tumbó a lado de ella, exhaló lo más que pudo.

— tú y tus cosas del aroma — soltó ella sin mirarle

— hueles bien, no puedo negar eso

— gracias, supongo — dejó salir una risita — ya estoy preparando todo lo del viaje ¿tú hermana no se molestará?

— no, igual si lo hace no me importa

— ¿por qué no te llevas bien con ella? — cuestionó volteando a ver el perfil

— es ... es complicado la verdad — cerró los ojos

— ¿tiene que ver con tu ... — aclaró su garganta — con tu esposa?

— si, ella inició todo para que Eve terminara muerta

Alessia se levantó un poco para recargarse en uno de sus delgados brazos, él tenía los ojos cerrados aún así que no podía ver que había cambiado de posición.

— la amabas mucho ¿no es así?

— si, era tan hermosa, nos entendimos perfectamente, ella sabía que hacer para que yo no odiara tanto este mundo — sonrío al recordarla — pero eso fue hace mucho tiempo ya

Abrió los ojos y la encontró con la mirada fija en sus facciones, le sonrió un tanto avergonzado a nadie le había hablado sobre Eve y como terminaron las cosas.

— vamos a dar una vuelta — Adam se puso de pie

— ¿que? — Sia frunció el ceño — ¿a donde?

— no se, solo subamos al auto y demos una vuelta — le extendió la mano — ¿te da miedo?

— ¡Ja! — se incorporó con la ayuda de su vecino — te pedí que fueras a Polonia conmigo ¿una vuelta en auto me va a asustar?

Adam solo se encogió de hombros, Alessia entró a su casa, volvió con un abrió largo, fue guiada hasta el auto con la ayuda del vampiro, este lo encendió cuando los dos estuvieron en su interior y emprendió el viaje.

Alessia a pesar de conocer ese lugar de día y haber pasado por esas calles con la luz del sol nunca se había dado a la tarea de dar un paseo en la noche, con lo mucho que le atrapaba la luz de la luna, Adam por su parte sabía bien a donde llevarla, conocía su vecindario gracias a las salidas que tenía con su esposa.

— ahí una vez fui a "tomar" una cerveza — le explico a Alessia señalando un bar

— ¿tú saliendo con gente? — ella se llevó las manos a la boca en señal de sorpresa

— antes tenia un chico que me conseguía cosas, Ian se llamaba — mientras volvía a conducir — Ava se lo comió ... literalmente

Alessia le regalo un gesto de angustia.

— entonces tuvimos que huir pero después de que Eve muriera ... no me sentía cómodo fuera de aquí así que volví — termino el relato estacionándose

— si Ava te ha causado tantos problemas ¿por qué sigues aceptándola? — acomodó su cuerpo de costado para verlo mejor — por mucho que sea tu hermana

— no se, viene cada tanto y se queda poco pero ahora ya duro demasiado — suspiró — aparte creo que tiene una obsesión con este lugar

En realidad Adam no quería decirle la razón real de porque Ava se quedaba en la ciudad, le había dicho un par de veces que dejara a Scott pero ella se empecinaba con buscar algo más allá con el doctor.

— ¿por qué me trajiste aquí? — cuestionó Alessia viendo al rededor

— bueno, fue de los últimos lugares que visité con Eve así que me gusta venir aquí — bajo del auto para rodear y hacer bajar a la chica — espero no te moleste

— para nada ... al contrario

La pelinegra bajó del auto y divisó bien lo que tenía enfrente de ella, parecía un teatro pero en ruinas, estaba viendo cada detalle del techo o lo que quedaba de él, había pinturas que llamaban totalmente su atención.

— sabía que eso te iba a gustar — susurro Adam en su oído — pero no es tan lindo como lo que tú pintas

Alessia soltó una risita cuando sintió el aliento del pelinegro.

— que presumido eres, lo último que pinte fue a ti — frunció su ceño

— bueno eso yo no lo sabía — se encogió de hombros

Siguieron dando vueltas por el lugar, salieron un poco del actual estacionamiento para ver con mayor facilidad las estrellas y esa luna tan grande que la chica adoraba.

Unos minutos más tarde volvieron a su auto y con esto en dirección a su casa, estaban dando la vuelta en la esquina cuando Alessia comenzó a escuchar una voz bastante familia... Scott.

"Eres una mujer tan linda"

— espera no avances más — pidió tomando el torso de Adam el cual paró el auto en seco — es ...

"ay Ava quien pudiera tenerte cada día"

A Alessia se le encogió un poco el corazón después de escuchar lo que resonaba en su cabeza.

— ¿estás bien? — cuestionó el vampiro — ¿escuchas algo?

— no, no cosas del algún vecino seguramente, me asuste — mintió — ya ya puedes seguir

Adam asintió aunque no tan seguro se lo que le decía, aparcaron afuera de la casa de los Black, cada uno fue a su casa ella un poco más

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora