Seis

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Los días estaban transcurriendo y a Alessia le costaba mucho dormir de noche, despertaba de madrugada desesperada por ir a su estudio pero los brazos de Scott la detenían y hacían que regresara a la cama.

— estoy harta — dijo moviendo su cuchara en la taza — no puedo y las voces siguen ahí

— calma amor — tomó su mano libre — mañana tienes la otra cita

— ya no sé si quiera seguir yendo al doctor — suspiró — creo que no está sirviendo de nada

— ten paciencia todavía podemos solucionarlo

"O eso espero ... vamos a enloquecer los dos" resonó en la cabeza de Alessia, se sentía culpable cada segundo que pasaba.

— iré a dejarle algo a Adam... ahora vuelvo — le dejo un beso en la frente


Scott tocó a la puerta, llevaba la hielera en la mano con un par de bolsas del líquido rojo.

— ¡Hola! — una Ava sonriente abrió la puerta — ¿tú eres?

— Hola, ¿está Adam? — frunció el ceño — soy Scott vivo en esa casa — señaló su hogar

— ah claro, pasa — se movió para que él entrara — está arriba sube

Scott a pesar de tener tratos con el peculiar ser que tenía como vecino nunca había entrado a su casa, subió las escaleras y se encontró con Adam tirado en el sillón sólo llevaba un pantalón negro y una bata de rayas.

— Scott — se levantó apurado — ¿qué haces aquí?

— bueno, vine a dejarte el encargo — levantó la hielera — Alessia se siente mal y no he podido ir a los turnos de la noche, no quiero dejarla sola

— ¿que le pasa? — preguntó curioso el blancuzco amigo

— no sabemos bien, aún le tienen que hacer estudios, escucha voces y le duele constantemente la cabeza — la voz de Scott tenía algo de cansancio — en fin... te dejo esto

— ahora voy por el dinero

Adam salió de esa habitación dejando solo a su hematólogo con su hermana, la cual no dejaba de aspirar ese aroma a sangre que expendía de su ser.

— así que Alessia ¿he? — dejó salir Ava por fin — ¿que es de ti?

— mi esposa — frunció el ceño por la obviedad — ¿tú que eres de Adam?

— soy su hermana — sonrío — un placer conocerte Scott

Se estrecharon las manos y el olor impregnó la delgada mano de Ava, está la olió después de soltarse del agarre, claro, es de igual forma un vampiro.

Adam regresó con el dinero y apresuró a Scott a salir de su casa, no era que le importara su presencia pero con su hermana allí era un poco incómodo conociendo los arranques de Ava.

— muy mal — le reprocho Ava a Adam — hermanito, jamás imagine que fueras de esa clase

— ¿de que estás hablando?

— casada ¿en serio? — dejó caer su cuerpo a lado de él — aunque si quieres puedo ayudarte con eso

— no, no quiero que interfieras, si ella va a estar conmigo es porque quiere hacerlo — se dio cuenta de lo que acababa de decir — me refiero a que

— se muy bien a lo que te refieres pero bueno Scott huele muy bien — sonrío coqueta — seguro que sabe aún mejor

— Ava ¿sabes lo difícil que es encontrar buena sangre hoy en día? — encaró a la chica — él es el único en el que puedo confiar y sabe bien lo que quiero

— oh vamos ... tú quieres a la chica y yo bueno no me vendría mal encajar estos colmillos en alguien más

— no, no te voy a dejar hacerlo — su cara denotaba molestia — no te acerques al doctor Black ¿entendido?

— que aburrido te has vuelto, cuando eras más joven no eras así de "cuidadoso"


Si bien la juventud de Adam no había sido intachable y se dejaba llevar por sus instintos, después del suceso más trágico de su vida se había vuelto retraído, le gustaba estar solo y era más cuidadoso con los aspectos de su condición pero desde que Alessia apareció en el vecindario solitario donde él vivía las cosas cambiaron.

Se posó en la ventana que daba en dirección al estudio de su musa, la vio tirada en el suelo, junto a una vela... tan pacifica y tan perfecta como él la veía, sabía de sus extraños poderes, por llamarlos de alguna forma y comenzó a comunicarse.

"No te espantes, se que puedes escucharme, pero tú no puedes hablar conmigo, solo ... solo quiero que te encuentres bien, si de verdad quieres saber que es esto yo podría ayudarte, mi condición es distinta a la tuya pero tampoco soy un ser normal y creo que ambos podríamos llegar a entendernos bien"

Espero un poco, quería que ella se levantara y lo viera con esos grandes ojos color miel pero al parecer esto se había acabado, suspiró para alejarse de la ventana cuando Alessia se incorporó para dedicarle la mirada más llena de tristeza y confusión que le había visto jamás.

"Solo tienes que pedírmelo, yo estaré ahí, contigo" pensó para ella.

La pelinegra esbozó un intento de sonrisa apagó su única fuente de luz para volver a poner su cuerpo en el piso.






Las lágrimas corrían en sus mejillas, Scott no se lo decía pero era su pensamiento más recurrente, la desesperación y la angustia de no saber cómo manejar lo que su esposa estaba viviendo lo consumía lentamente, la voz de Adam la había sacado de su concentración "su condición" "ser normal" ¿a que se refería con eso? Los colmillos tendrían por fin una respuesta.

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora