Nueve

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Un mes después.

Adam se encontraba en su sala tocando la guitarra, la música de funeral, como solía decir Ava, la misma que lo sacó de concentración al pasar por la puerta.

— ¡Hermanito! — saltó al sillón — ¿te acuerdas de Scott?

Este rodó los ojos como respuesta.

— bueno... voy a ir yo por las reservas — aplaudió con una gran sonrisa — para que tú no tengas que hacer todo ese show de doctor

— tú no vas a ir a ningún lado — sentenció

— si, si iré — volvió a sonreír — él me invitó y así va a ser

— ¿te das cuenta de lo que estás haciendo?

— si, ir por tu sangre

— Ava, lo único que estas haciendo es intentando acercarte a él y Alessia va a sufrir — el semblante era serio

— quizás... pero anda, puedo convertirlo y ahora serían una buena pareja — salto en el sillón — o simplemente termino con él y tú tendrías a Alessia para ti solo

— no entiendes ¿verdad? — quito la guitarra de su cuerpo — no quiero que hagas nada

— bueno igual iré porque Scott me dijo — se levantó del sillón y dirigió su cuerpo hasta su hermano — te veo más tarde

Adam vio como Ava se dirigía a la estancia de abajo y suspiró, no iba a detenerla y aunque intentara hacerlo no lograría absolutamente nada, resignado volvió a ponerse la guitarra y los cascos para poder escuchar en paz lo que tocaba.

En el otro lado Alessia seguía sin saber que pintar, suspiró hasta que lo vio ahí tocando con los ojos cerrados intentando concentrarse en lo que hacía.

Sonrío levemente y busco los botes de pintura adecuados para el cuadro que estaba a punto de pintar, la inspiración le había llegado de la nada, del dorso desnudo cubierto con una bata que estaba del otro lado.

— soy estupida — se recriminó a ella misma — no puedo creer que vaya a hacer esto y en definitiva necesito amigos

Se sentó en el banco y como si tuviera que guardar esa imagen en su cabeza para siempre dedicó unos segundos más a Adam, el trabajo comenzó, las líneas se marcaron, el pincel más pequeño dibujó la silueta que tanto la atraía, el cabello y los mínimos detalles. 







— ¿por qué no recuerdas llevar tus llaves? — bufo Adam desde adentro — Ava estoy harto

Este abrió la puerta y dejo ver a una Alessia entusiasmada.

— Hola, no soy Ava — sonrío

— ya veo — se lamió los labios — eres mucho mejor

— eres un coqueto — Adam la dejo pasar — te tengo que enseñar algo

— ¿qué es? — cuestionó intrigado

— en realidad no sé si debería de — se comenzó a sonrojar — lo acabo de terminar, debería de secarse pero bueno ... yo ... yo quería — trago saliva — quería enseñártelo

— sube igual te sientes más cómoda allá — señaló las escaleras

Ambos subieron él detrás de ella así el aroma que expedía llenaba sus fosas nasales, una vez en la estancia Alessia volteó el óleo que tenía en las manos lo que dejó perplejo al vampiro.

— ese ... ese soy yo — afirmó

— si, eres tú — sonrío abrumada — no te lo pienso dar pero quería que lo vieras

— es muy extraño verme ahí — señaló mientras ladeaba la cabeza — ¿así me veo?

— así te veo yo — bajo la mirada

— ¿eres consciente de que me pusiste a la par de tus cosas favoritas? — se acercó a ella

— ajam — asintió con la cabeza — de hecho eso era lo que me daba vergüenza

La mano fría de Adam se posicionó en la cintura de la chica, la atrajo poco a poco a él hasta quedar a centímetros, los ojos se encontraron.

— tú sin duda estás entre mis cosas favoritas — dijo él sin pena alguna

— Adam ... yo — sin bajar la mirada pero comenzando a temblar

— solo quiero aspirar ese aroma tuyo — la pego aún más a él — ¿bailas?

— ¿que? — cuestionó un tanto divertida

Adam se alejó para poner música, algo que solía hacer Eve con él cuando sentía que el mundo de los zombies era lo bastante absurdo como para seguir viviendo.

— déjame sentirte cerca y entonces ... bueno, el viaje estará hecho — prometió

— ¿de verdad? — abrió los ojos lo más que pudo — ¿en serio harías eso por mi?

Adam solo asintió.

— ok — sonrío — bailemos entonces

Ella lo pego a su cuerpo, ha decir verdad se sentía bien, los cuerpos se comenzaron a mover de un lado al otro, él la giró lentamente y removió el cabello negro hacia uno de sus costados, su nariz roso su cuello y después sus labios comenzaron a besarla lentamente, su cuerpo se estremeció al contacto húmedo de su boca.

— aspirar — recordó ella con un hilo de voz — solo ... — y no logró decir más

— ¡me encanta tu olor Alessia! — la giró de nuevo para poder ver sus ojos

— ¿ustedes también besan? — se mordió el labio inferior y quito un poco de peso del comentario anterior

Adam levantó uno de sus hombros.

— averígualo — la reto

Ella lo miro por unos segundos, no tenía planeado hacer esto cuando salió de su casa pero acunó la cara pálida de su vecino, para después juntar sus labios con los de ella.

Palabras más palabras menos quizás el deseo los estaba consumiendo a los dos sin saberlo pero sus bocas estaban jugando algo que les fascinaba.






Alessia volvió a su casa, su lienzo en mano, una promesa de un viaje que tendría que planear y también los labios hinchados por los besos que había recibido.

— ay Adam ... tienes salir de mi mente — se mordió el labio — aunque no tengo idea de cómo

Se acosto rozando sus labios con sus finos dedos, decidió que dormir era lo apropiado después de todo lo que había pasado.

"Mi niña, las cosas no son como las imaginas, no eres quien te dijeron que eras ... ve y encuentra las respuestas".

De nuevo un sobresalto la despertó, el cuerpo de Scott ya se encontraba a su lado, la mujer estaba de vuelta en su cabeza, tan parecida a ella, pensó por unos instantes y bajo corriendo a la estancia.

— ellos — dijo abrazando su cuerpo — ellos se parecen a ...

— ¿a quienes se parecen? — cuestionó Scott detrás de ella

— oh amor, no quise despertarte — le sonrío sin ganas — no, a nadie

— según tú no se parecen a tus padres — la abrazo por la cintura — o eso es lo que siempre dices

— ya... solo me acorde de un tío de papá — le mintió — se parecen pero tampoco son idénticos

— ok cariño, no quiero que vuelvas a tener esos horribles dolores de cabeza a causa de tener todo el día trabajando esa mente — beso su cien

— no, tranquilo, eso ya quedó atrás — guiño

Le dejó un beso en la mejilla y se dirigió a la cocina, se sentía mal por lo que había pasado la noche anterior con Adam pero tampoco podía huir con él y dejar a Scott, los 5 años de matrimonio y los 2 de novios eran imposibles de desvanecer.

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora