Quince

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El trayecto había sido pasado, varias horas horas en aviones y otras cuantas en espera para que la próxima conexión saliera pero ahí estaban, los dos tomados de las manos enfrente de una pequeña casita en medio de la nada.

Alessia se había mudado a los escasos 5 años de edad, no recordaba gran cosa de Polonia pero si esta casa, estaba lejos del pueblo, podías ver verde completamente al rededor y en medio esa casa, como de cuento infantil, pequeñita pero bastante acogedora, pasaba los pocos veranos que recuerda ahí corriendo atrás de las gallinas que dejaban en el campo u observando a los caballos que la gente ponía a pastar ahí.

— aquí no hay ni gente, ni luz, ni teléfono ni nada — le sonrió a Adam — en realidad no se como los sueños de este lugar siguen "tentándolo"

— porque hay más gente como tú o como yo que apreciamos el poco contacto con la humanidad

— te recuerdo que yo soy una de esos zombies

— no, tú no eres igual a ellos — suspiro — ¿podemos entrar?

— ah si claro

La puerta era de madera, bastante ancha y pesada por lo que ambos tuvieron que empujar, en efecto parecía que los 7 enanos vivían allí, todo pequeño pero en perfecto orden, limpio y con cierto olor a pasto recién cortado.

Recorrieron la estancia, las dos habitaciones que estaban disponibles y limpias, Alessia suspiró al recordar cuando su papá la cargaba imitando a un caballo.

— ¿estás bien?

— si, si ... solo necesito dormir un poco — se giró hacia el — si no te importa me gustaría

— si, claro ve, yo leeré un poco y después cuando amanezca podré dormir

Alessia le dio un cálido beso en la mejilla para dejarlo en el salón, se tiró a la cama en cuanto pudo, dos segundos después ya estaba dormida abrazada a su almohada.

Adam solo daba vueltas por el salón, quería leer pero algo en ese lugar lo inquietaba, sentía que estar en Gdansk traería nuevas cosas para la pelinegra, se asomo por la puerta entreabierta, la vio tan tranquila que no le dio mayor importancia y se sentó a leer una obra de Shakespeare, Eve siempre le decía que una persona que conocía era quien en verdad escribía eso pero nunca le dio mayor relevancia.

La luz del día comenzaba a salir, cerró el libro y se dirigió a su cuarto no sin antes volver a ver a la chica quien tenía una expresión de preocupación, se aferraba más a la almohada como si la vida le dependiera de ello, entró, cerró las cortinas e intentó que la luz no penetrara por ningún lado.

— Alessia, Alessia — movió un poco a la chica — ¿estás bien?

En la cabeza de Alessia estaban pasando muchas imágenes, parecían escenarios viejos, calles obscuras, la señora de sus otros sueños apareció de la nada asustando a la chica, su cuerpo reaccionó dando un pequeño salto, la tomó de la mano y la guió hasta una pequeña casa, no, no era la casa en donde vivió, si es que lograba recordarlo.

"Mi niña, ya estás aquí" la señora acaricio su cara, la miraba con ternura como si su vínculo fuera mucho más fuerte de lo que ella esperaba, "esto es lo que tienes que buscar, ahora ya te tengo cerca" le dio un pequeño beso y se esfumó.

Adam intentaba despertar a la chica que se veía cada vez más incómoda, estaba sudando frío y comenzó a balbucear cosas.

— Sia, me estás espantando, por favor despierta — su semblante serio no cambiaba pero se escuchaba preocupado — si, vamos a levantarte

— mamá... mamá — alcanzó a escuchar el vampiro

— ¿tú mamá?

De nuevo un grito ahogado salió de la boca de Alessia, "Mamá" y despertó de golpe, sudada y temblando.

— ¿donde está? — le pregunto a Adam

— ¿donde está quien?

— la señora

— llamabas a tu mamá, no a ninguna señora

— ¿mi mamá? No, no esa señora no es mi mamá ... ella es la que me dijo que viniera aquí

— no entiendo de qué me estás hablando

— hace tiempo soñé con una señora, bastante parecida a ... a mi — frunció el ceño cuando se dio cuenta del parecido — me decía que buscara en mis orígenes, por eso quise venir a Polonia, ahora soñé que me llevaba a una casa pero lo que yo recuerdo no era la mía

— ¿me estás diciendo que estamos aquí por un sueño que tuviste?

— se que parece loco pero Adam en serio algo en mi corazón me decía que aquí era el único lugar donde encontraría una respuesta lógica a todo esto

"Alessia, esto no puede estar pasando, volamos kilómetros solo por un sueño" resonó en la cabeza de la pelinegra, cruzó los brazos e hizo una especie de puchero.

— lo siento, se me olvida — Adam se notaba cansado y un poco más pálido de lo habitual, si es que eso era posible — okay si tú estás segura de que aquí encontraremos algo lo intentaremos

— buscaré una forma de llegar a donde vivía, tal vez ahí encontremos la primera pista

Adam asintió sin ganas, los ojos estaban por cerrarse.

— duerme, yo estaré afuera e intentaré no molestarte de nuevo

— esto no es molestia, hay cosas en ti que son fascinantes, para ser honesto también tengo curiosidad de saber qué es lo que te sucede — la tomo de las manos — duerme conmigo unas horas más, te notas cansada y ambos sabemos que la noche nos hace mejor a los dos

— está bien, solo porque en serio necesito dormir — se recostó de nuevo sobre la cama — viajar con un vampiro es todo un reto

— es a lo que te atienes si me pides que cruce el mundo por ti — la abrazo por la cintura — pero me siento bien ayudándote, sabiendo que por fin entenderás de una mejor forma todo lo que está sucediendo

Se acurrucaron y en dos segundos ambos ya estaban profundamente dormidos, la señora no apareció de nuevo en sus sueños lo que hizo que el día fuera mucho más placentero.

Aunque la idea que le había dejado su sueño no la iba a dejar tranquila hasta que consiguiera averiguar que era lo que realmente pasaba, porque la señora era tan parecida a ella, porque sus abuelos se parecían a la señora, todas las interrogantes aún estaban en su inconsciente, pero esta vez los brazos de Adam estaban protegiéndola y se sentía a salvo, a comparación de cuando estaba junto a Scott.

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora