Veintisiete

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— ¿que tú novio es un que? — Kaspar la miro incrédulo

— mi mamá era una bruja ¿y te sorprende que Adam sea un vampiro? — Alessia alzó ambas cejas

— si pero a tu mamá la entiendo, soy bastante parecido a ella en ese sentido — explicó — nunca en mi vida he visto un vampiro

— bueno, ¿es posible que encuentres la sangre? — volviendo al tema central — dime que si

— no se, esas cosas son difíciles de encontrar y más si dices que la sangre tiene que ser buena o pura

— ya le dije que tome la mía, lo hizo una vez pero insiste en que esta vez ya no puede hacerlo

— Alessia creo que debería empezar a buscar otra forma de sobrevivir — el hombre se encogió de hombros — animales tal vez

— no le he preguntado pero ... vamos ¿podrías intentarlo?

— se de alguien, no se que tan buena sea pero espero que eso sea suficiente para tu novio — suspiro — vuelve a casa y yo llevaré todo lo que pueda allá

— ¿como sabes donde vivo? — entrecerró los ojos

— tú madre lo veía todo ... ¿como crees que se metía a tus sueños?

Ella sonrió y asintió, ambos tomaron caminos separados, Kaspar le dijo que en unas horas estaría de regreso que intentará mantener despierto a Adam el tiempo que fuera necesario.

Así lo hizo corrió de vuelva a casa con la esperanza de no encontrarlo perdido o ya sin vida, lo encontró recostado la respiración era tenue pero constante, le movió el cabello de la cara para ver mejor esos rasgos que tanto le gustaban.

— Eve ... — dijo casi en un susurro

— no, Alessia, Eve no está — le limpio la lagrima que volvió a recorrer el mismo lugar que la otra — ¿la extrañas?

— Estoy cansado

— yo se, insisto tomar mi sangre, Kaspar viene en unas horas pero podrías tomar un poco solo para mantenerte bien

— no quiero

Tosió y abrió los ojos, los clavo en los de ella para intentar sonreírle.

— pensé que jamás volvería a enamorarme, no después de ella — Alessia le tomo una de sus manos — después te vi a ti, llegar con esas cajas, con ese sujeto y desde ese instante supe que no eras igual que él

— hey, guarda energías, no tienes porque contestarme — beso su mano — toma mi sangre

— no, te amo y no podría hacerte esto

— prométeme que vas a quedarte despierto hasta que Kaspar llegue

— intentaré, solo quería que supieras que te amo

— y yo a ti Adam

Las manos permanecieron juntas, ella no sabía bien si el frío que sentía era gracias a que él lo transmitía de forma normal o algo malo estaba a punto de suceder, se recostó a lado de él para poder abrazarle y darle un poco más de calor.












Kaspar salió de una cabaña alejada de esa ciudad, tomaría más tiempo del que le dijo a Alessia llegar hasta su casa, era un sujeto enorme y daba zancadas tan grandes que le era fácil llegar a los sitios pero conseguir esto le tomo más que unos simples pasos.

Consiguió que un sujeto lo llevara lo más cercano al pueblo, Fela le había enseñado donde se localizaba Alessia cuando recién llegó así que no le fue difícil encontrar la casa, también que era la única casa en kilometros.

Alessia escuchó los golpes en la puerta, se aseguró de que Adam aún respirara para poder abrir tranquila, se encontró con el hombre enorme que apenas cabía en cualquier lugar.

— ¿lo tienes? Dime por favor que lo tienes

— si, solo que — hizo una pausa que no le gustó a Alessia — solo estamos seguros que un solo frasco podría ayudarle

— dámelo, luego me lo explicas

Kaspar sacó una especie de tubo largo de vidrio, se la entregó a Alessia que corrió directo con Adam, movió su hombro para que volviera a abrir sus ojos.

— amor, necesitas esto — le levanto un poco la cabeza — no se que cantidad es la necesaria así que tú dime cuando paro

Adam asintió, la chica acercó el tubo a su boca empezó a dejar caer el líquido rojo, después de verter un poquito menos de la mitad del tubo el pelinegro dejó ir su cabeza hacia atrás y comenzó a sonreír, como hacía cuando tomaba la sangre que le daba un poco más de vida.

— ¿ya revivió? — preguntó Kaspar

— creo que si, hizo lo mismo que cuando tomaba las provisiones

— espero que todo esté bien

Dejaron a Adam retomar fuerzas mientras Kaspar le explicaba porque solo ese tubo serviría al menos para este momento.

— me dijeron que esa es la única sangre humana que tenían por el momento — explicaba mientras le daba los otros tubos rojos — los demás son de animal

— genial ... seguro no va a aceptar eso, no le gusta la idea de tener que atacar a un animal — se encogió de hombros — él sabrá de que es cada cual

— intente que me consiguieran más pero no hay nada seguro — noto que Adam se levantaba — mejor ve con él, yo en cuanto tenga noticias vendré a verlos

— gracias Kaspar ... le salvaste la vida

— lo que sea por Alessia

Ambos se abrazaron, Kaspar siguió su camino y ella volvió al lado de Adam.

— ¿estás mejor? — preguntó mientras se sentaba a su lado

— si, un poco mejor — besó su mejilla — gracias por hacer esto por mi

— en realidad no tuve mucho que ver, Kaspar fue quien lo consiguió todo

— pero si no fuera por ti él no sabría que lo necesitaba

— necesito preguntar algo — aclaro su garganta — ¿qué pasó con Eve?

— ¿con Eve?

— cuando llegue la mencionaste, me confundiste con ella y después reaccionaste

— recordé cómo había muerto, supongo que estaba muriendo

— ¿por qué no quisiste tomar mi sangre?

— hay algo que me dijo Eve antes de morir, a veces no me controlo, puede que tome lo que necesito, puede que te convierta — la tomo de la mano — te puedo matar y en verdad no quiero hacerte eso, no podría seguir viviendo si tú muerte está en mi consciencia

— lo he estado pensando, ¿podríamos intentarlo?

— ¿intentar que? — la cara de Adam se volvió a poner serio

— que me conviertas, no sé si eso se puede hacer pero me encantaría ser como tú y vivir contigo siempre

— no, no — el negó rápido — no vas convertirte

— ¿por qué no?

— no te haré eso, no a ti

Adam se levantó rápidamente del sofá hasta llegar a su habitación, el sol comenzaba a salir y lo único que le faltaba este día era que el sol hiciera de las suyas en su piel.

— ¿por qué no? — Alessia insistió — dime algo, dame una razón Adam

— Alessia, es obvio ... no te haré esto, no te voy a poner en riesgo a ti también, entiende que no te voy a perder

Se sentó a la orilla de la cama, ella se acercó para que él pudiera rodear su cintura con las manos, para sollozar en su abdomen.

— no te voy a perder a ti, no a ti

Come with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora