VIII. Libro (primera parte)

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Renee Belrie
Colonia 3


Renee se quedó a solas con Kybett en la cocina cuando todos bajaron de la nave. Priss estaba en la sala común para ver algunos videos informativos acerca de las situaciones en otras colonias. Eso no era un lujo que alguien se podía dar en la Colonia Veintisiete, por lo que Renee entendía su curiosidad.

Tomaron asiento en la barra alrededor de la cocina para poder estar más cómodas. No pronunciaron palabra por un largo momento en el que se estudiaron mutuamente. Renee pudo observar que Kybett tenía una anatomía muy diferente a la suya: mucho mayor a la promedio, cuerpo ejercitado y con curvas en los lugares correctos. Era bastante bella incluso sin ver su rostro, así que cuando a eso le eran añadidos sus ojos azules, labios gruesos y rizos negros... Renee estaba casi segura de que Kybett era de las chicas más perfectas que había conocido.

Se preguntó lo que ella podría estar pensando sobre Renee. Seguramente no era lo mismo, pero al menos le gustaría causar una buena impresión en ella, ya que claramente con Hazz no lo hizo. Quería poder tener buena relación con las chicas del equipo, aunque no sabía cómo lograrlo. Ella nunca tuvo una amiga de verdad.

El diálogo comenzó cuando se sonrieron mutuamente. Kybett habló acerca del tiempo que llevaba en la nave, el cual no era mucho. Mencionó que en realidad la única razón por la que se había unido era Eliott y dejó bastante en claro cuán enamorada estaba de él. Renee escuchaba atentamente todo lo que ella decía mientras hablaba más y más. En definitiva no se había esperado que aquella chica pudiera hablar tanto, pero no era algo que le molestara, de alguna manera eso llenaba el silencio de la nave.

Después de varios minutos, Kybett notó la ausencia de Priss, a lo que se disculpó con Renee y fue a buscarla. Renee ni siquiera tuvo la oportunidad para preguntar si podía salir de la nave para buscar un libro en la Residencia.

Años atrás ella había escuchado que la biblioteca de la Residencia era la más grande del mundo, por lo que tenía la certeza de que ahí podía encontrar el libro que necesitaba para poder interpretar correctamente el códice de Hazz. Aquella biblioteca era de las únicas que aún tenían su sección de libros de papel, la mayoría ya habían sido digitalizados. Tan solo debía hallar la manera de bajar de la nave y escabullirse en el hogar de Hazz: uno de los establecimientos con mayor seguridad en todo el planeta.

Mientras Renee pensaba si valía la pena, los pasos de Kybett se escuchaban en los pasillos cercanos a la cocina. Priss seguramente había salido de la sala común sin avisar. Aquella chica era la razón por la que Renee se encontraba en la nave, un agradecimiento le pareció adecuado, pero no había tenido la oportunidad de hablar con ella como debía.

Asegurándose de que Kybett siguiera ocupada en su búsqueda, Renee salió de la nave por la puerta principal, logrando tener un amplio paisaje de lo que era conocida como la Residencia: lugar donde todo integrante del gobierno de la Colonia Tres era alojado y protegido.

Ya estaba por encaminarse cuando se escuchó una débil voz detrás de ella:

—¿Puedo acompañarte?

Renee se dio la vuelta para encontrarse con otra chica rubia poco más pequeña que ella. Priss también había cambiado su vestimenta por una similar a la de Renee, así como también se había aseado. Ambas lucían muy distintas sin tanta suciedad.

—¿De qué hablas? —Renee intentó escucharse lo más casual posible.

Priss sonrió y se acercó más a Renee, saliendo completamente de la nave.

Expediente 512 (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora