XVIII. Acercamiento

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Renee Belrie
Isla A-2885


Ya estaba amaneciendo cuando por fin terminaron de construir —o algo así— la primera tienda de campaña. Kybett y Hazz eran mucho más fuertes físicamente de lo que lucían, por lo que hicieron la mayor parte del trabajo.

Renee y Priss se habían dedicado a romper estratégicamente las balsas y salvavidas que habían utilizado para que hubiese más material para construir. Ayudaban con lo que podían. Toda aquella acción que se llevaba a cabo era tan solo un recordatorio más para Renee que ella era inútil la mayor parte del tiempo. Ni siquiera habían requerido de sus habilidades oficialmente. A lo mucho había memorizado la contraseña de la habitación que le habían asignado en la primera nave que había subido, lo cual también era inútil ahora que la nave se encontraba al fondo del océano. Ella y Priss estaban ahí por habilidades que no requerían fuerza física, aunque no estaba muy segura de cuál era el propósito de Priss ahí.

Sabía que Renee había sido reclutada de último momento por la bondad del corazón de Aprell, pero Priss ya había sido planeada. Alguna habilidad debía tener para que Hazz la hubiese tomado en cuenta desde un principio. Era obvio que Wivenn estaba ahí por sus conocimientos en medicina. Kybett no escondía sus capacidades con la tecnología. Eliott claramente estaba ahí por su rendimiento físico. Aprell... estaba porque Hazz estaba, y Renee supuso que debía tener un entrenamiento similar al de ella. ¿Y Priss?

La experiencia en la Residencia había dejado en claro que Priss tenía el mismo metabolismo que Renee: débil. La primera vez que se encontraron fue en la Colonia Veintisiete, cuando todo comenzó. Renee supuso que Priss también pertenecía ahí. Eran muy similares en muchos aspectos. Su cabello rubio, su cuerpo desnutrido, su estatura, acostumbradas a la pobreza, de dónde provenían, su curiosidad...

Interrumpiendo los pensamientos de Renee, se escuchó una risa por parte de Priss.

Se encontraban sentadas sobre una roca, haciendo un inventario de lo que habían logrado llevarse consigo antes de entrar a la cabina de seguridad.

—Así que... —dijo, seguido de su risa— tú y Aprell, ¿eh?

Renee se sonrojó ante la mención de Aprell.

No había querido pensar en lo que había sucedido horas antes. La confundía mucho. Sabía que ninguno de los dos tenían claros los sentimientos por el otro. Apenas se conocían. El amor a primera vista solía ser una farsa. Renee no creía en él aunque fuese una persona crédula. Había cosas que eran demasiado increíbles para confiar en ellas.

—¿Lo viste? —respondió Renee.

Intentaba concentrarse en contar las pastillas que había en cada frasquito. Antes de que la enfermería se derrumbara, ella había tomado varios frascos de medicina. Los había guardado en la funda de disparadores que no se había quitado desde que Hazz se la había dado.

Lo había olvidado hasta que, en medio de su escape a la superficie del mar, notó un frasco flotar en sus narices. No sabía cuántos había perdido, pero había muchos otros que logró recuperar mientras ascendía.

Wivenn la abrazó y besó en la mejilla cuando Renee se las entregó. De inmediato fue a curar el brazo de Hazz y la cadera de Kybett. Los deseos de Renee acerca de evitar un animal marino se fueron muy lejos cuando algo mordió a Kybett en la cadera. Estaba tan oscuro que no lograron distinguir exactamente qué fue, solo que fue un pez muy grande. Fue una suerte que estuvieran tan cerca de la superficie y que Kybett estuviera entrenada para peores situaciones, de lo contrario no habrían sobrevivido.

Expediente 512 (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora