XLIII. Guardianes

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Hazz Soreil
Colonia 22


—¿Nada? —interrogó Aprell de nuevo.

—Nada —respondió Renee con seguridad.

—Es inútil, Aprell —añadió Kybett.

—Valió la pena el intento. —Aprell se encogió de hombros.

—Claro que no —refutó Eliott.

—Besar solo funciona en las películas, Aprell —concordó Wivenn.

—¿Alguien tiene una mejor idea? —cuestionó Priss con esperanza.

Miraron a Hazz. Ella tenía los brazos cruzados, con el dedo pulgar rozando ansiosamente sus labios. Su cerebro trabajaba por encontrar una solución, ella era la única que no había sugerido alguna.

Priss había propuesto dibujar algo como el códice para ver si tenía algún efecto en Renee. No funcionó. Wivenn revisó a Renee por si tenía algún golpe o algún problema físico. No había nada. Kybett ordenó que Renee tomara una siesta, quizás el descanso ayudaría. No ayudó. Eliott sugirió que tan solo le dieran tiempo a Renee, un par de días, porque tal vez el estrés había provocado el bloqueo de su memoria. No podían darse el lujo de perder tiempo. Aprell fue el último en ofrecer una idea, pensó que quizás si besaba a Renee podía hacerla sentir algo que la haría recordar. Fue la idea más estúpida, pero ante la falta de más ideas, Renee aceptó intentarlo. Hazz ya sabía que ella tenía algo con Eliott, él se lo había dicho cuando canceló su boda, sin embargo, ni Hazz ni Eliott pudieron oponerse al beso de Aprell. Era la única idea que restaba.

Ahora estaban en blanco.

Ya casi caía la noche de nuevo. Pasaron el día entero intentando idear alguna forma de hacer que Renee recuperara su memoria. Ella parecía seguir recordando todo sobre su vida, exceptuando todo lo que tenía que ver con el códice y el libro. Lo cual seguía siendo igual de inútil a fin de cuentas.

—Renee, ¿qué hiciste ayer? —repitió Hazz por tercera vez después de que Renee admitiera que no recordaba nada.

Ella se encogió de hombros. Hazz se daba cuenta de que se esforzaba por encontrar la solución.

—Nada. En mi mente solo están los momentos que Kybett y Eliott llevaban comida. Después de eso, nada.

—¿No eres sonámbula? —sugirió Kybett. —Tal vez por la noche te diste un golpe.

—No hay golpes, todo está bien físicamente —aseguró Wivenn.

Se formó un silencio. Nadie sabía qué decir o hacer. Hazz no entendía cómo habían pasado de estar por encontrar la cura a no tener ni una sola pista. Ya ni siquiera la historia familiar serviría de algo, gracias a que Renee no era capaz de relacionarla.

—Siura —soltó Renee de golpe. Dirigieron su atención a ella. —Siura estuvo conmigo anoche. Hizo... algo. No sé qué fue. Percibía lo que yo sentía y pensaba. Hasta ahora pensé que había sido un sueño, pero es lo único que podría explicar cómo olvidé algo.

—¿Estás diciendo que Siura te hizo control mental o algo así? —Aprell dijo lo que todos estaban pensando.

Renee no tuvo tiempo de contestar. Siura entró por la puerta, saludando a todos con una sonrisa. Ninguno le devolvió el gesto. Aún seguían incrédulos ante la declaración de Renee, sin embargo, a decir verdad, tenía algo de sentido. Si Siura poseía... habilidades, entonces sería una explicación relativamente lógica a cómo fue capaz de decir tanto sobre cada uno.

Expediente 512 (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora