XXI. Mirada

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Renee Belrie
Sede de la Aurora


Cuatro días pasaron. Renee se había encontrado con algunos conocidos que habían sido novatos en la Aurora al mismo tiempo que ella. Bemmy había cumplido con su palabra y les había asignado habitaciones a todos. Se estaban alojando dentro de un edificio que había sido construido por la misma Aurora.

Renee conocía a Neffan de tiempo atrás. Su padre, Libbal, había sido el hombre que le había explicado todo el proceso que conllevaba ser parte de la Aurora. Neffan había ayudado a Renee en todo lo que podía con su iniciación, lo que provocó que compartiesen mucho tiempo juntos. Habían pasado tres años de eso, pero Renee aún recordaba que Neffan había sido su primer amor y muy probablemente ella el de él. Tuvo el corazón roto por unos meses debido a la separación que ella misma había causado al decidir no quedarse en la Aurora.

Por otro lado, Hazz había advertido —amenazado— a Renee que no mencionara nada de la cura. Renee era muy mala mentirosa, por lo que intentaba evadir el tema cada vez que tenía oportunidad de hablar con Neffan o cualquiera de su familia. Ellos eran como una segunda familia para Renee, se sentía de lo peor por mentirles. No obstante, deseaba salvar a su hermano y no iba a permitir que el rumor de la existencia de la cura se desperdigara hasta llegar a las personas incorrectas.

—¿En qué piensas, Ren?

Neffan la tomó de la mano, sonriendo después de la pregunta. Se encontraban sentados en una banca metálica, colocada fuera del edificio donde Renee se había instalado.

Habían cuatro edificios rodeándolos. Neffan le había explicado que en la isla se mantenía la sede principal de la Aurora, y ahí vivían los miembros más remarcables o necesitados de la organización. Estaban en una isla para que su ubicación fuese casi secreta, nadie podía molestarlos ahí. Fuera de los edificios, el resto de la isla se basaba en frío, árboles y arena. Los únicos animales que vivían ahí eran aves. En realidad la sede era algo muy solitario.

—En muchas cosas —mintió Renee con un sonrojo—. Y en nada a la vez.

Neffan soltó una risa. Él era alguien muy alegre, siempre veía el lado positivo de todo. Perfecto para ser el siguiente líder de la Aurora.

Claro que Renee estaba pensando en mucho más que "nada". Todo su tiempo lo había dedicado a leer el Expediente 512 y aún sentía que le faltaba mucho por comprender. Los únicos descansos que se daba eran para hablar con Neffan, Wivenn, Priss o Kybett. Resultó que Wivenn y Kybett habían formado una amistad rápida, pasaban mucho tiempo juntos, y a veces incluían a las dos rubias. Priss era alguien más reservada, por lo que a veces podía sentarse a charlar con ellos o no. Renee intentaba integrarse siempre que la invitaban. Todos eran buenas personas, y Renee ya les había tomado confianza.

—¿No será en ese chico? ¿Aprell? —Neffan preguntó de nuevo.

Aprell. También estaba pensando en Aprell. Desde el beso, no habían podido hablar. Siempre se encontraban con compañía. Renee especialmente con la compañía de Eliott. A veces la agradecía ya que no se sentía con deseos de resolver las cosas con Aprell por miedo a una decepción. Otras ocasiones le era irritante tenerlo siempre a su alrededor.

Había intentado alejarlo con muchas excusas. Ninguna había funcionado. Ni siquiera su "amenaza" sobre aprender árabe para comprender de lo que Eliott y Kybett se la pasaban discutiendo. De cualquier forma estaba dispuesta a aprender árabe, para comprender un poco más de la vida de Eliott y ver si había algo del idioma en el códice. Le causaba mucha curiosidad qué era lo único que parecía sacar de quicio a un hombre tan indiferente y a una mujer tan tolerante como Kybett. Debía ser algo importante.

Expediente 512 (I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora