Enamorándome de mi amigo. [NamSeok]

Perdido

Mi idea de vacaciones era una desintoxicación de NamJoon y pues... No funcionó. A estas alturas, si algo tengo seguro es que estoy enamorado. Retrasar la aceptación de este sentimiento no lo va a minimizar o hacer que desaparezca. Así que ahora estoy de regreso a la universidad sin saber cómo lidiar con todo, esto no cambia nada, las cosas son como son y están como están.

Montado en un bus, gran parte de la facultad, nos dirigimos a un campamento dónde supuestamente los estudiantes debemos interactuar entre nosotros.☹️ Cuando comenzamos a salir del campus cierro los ojos ya que nunca he sido un adepto de los viajes en bus, tiendo a mareárme, sudar frío e inevitablemente vomitar. Antes de salir tomé una pastilla y aunque esta reduce el malestar, no es que lo quite por completo. Sin embargo, siento que mi cuerpo se relaja y cuando nos detenemos en algún lugar, es normal que sea difícil para mí el reaccionar, así que no lucho y sigo durmiendo. 

Durante el trayecto me siento en una nube suavesita donde todo es muy bonito y cómodo. No sé por dónde vamos o por cuánto tiempo hemos viajado cuando mi nube de ensueño cambia hacia algo más cálido y con un olor exquisito que me hace acurrucar, murmuro algo entre sueños y como respuesta escucho un sonido de lo más hermoso, una risa que resuena en mi oído y aterriza en mi corazón, y aunque trate de abrir los ojos la semi-inconsciencia en la que estoy sumido no me lo permite. Lloriqueo al sentir que me sueltan, forcejeo y trato de aferrarme pero a cambio recibo una lluvia de besos por toda mi cara y cuello, que me devuelven de inmediato al mundo onírico.

Cuando despierto, a lo que supongo es el día siguiente, estoy confundido y desorientado. Miro a mí alrededor a lo que creo es mi habitación, pero no sé cómo he llegado hasta aquí, solo recuerdo el haberme quedado dormido y los fragmentos de un extraño sueño, reviso mi celular y noto un mensaje YoonGi, cuando lo leo y veo el reloj me doy cuenta que voy tarde a lo que se supone es nuestra primera actividad de integración.

Me baño con rapidez y salgo al punto de encuentro que realmente no sé dónde está, pero al cual llego preguntando a cuánta persona se me atraviesa. El evento comienza justo cuando me siento al lado de mis compañeros, los juegos y actividades no son tan aburridos como esperaba. Sin embargo, hay un factor que me está irritando y es que mis ojos apenas llegaron encontraron a cierto hombre enorme cuyo nombre no quiero mencionar, y desde entonces vuelven una y otra vez a él como en una sensación de que me estoy olvidando de algo y solo él tuviera la respuesta.

Ya al atardecer, me frustro de mi obviedad y muy disimuladamente me voy del gran salón, al menos el ser invisible hace que nadie note mi partida. Al salir doy un par de vueltas hasta que termino en un jardín que está conectado a una especie de bosque, mi inexistente vena exploradora inesperadamente se activa y me adentro pensando que en algún momento me servirá para hacer yoga, todo es tan pacífico y hermoso. Respiro el olor a naturaleza y me relajo tanto que no me doy cuenta cuanto o hacia donde camino, en algún punto ya no reconozco nada a mi alrededor y sé de inmediato que estoy irremediablemente perdido. Busco mi celular y tristemente me doy cuenta que lo dejé. Está oscureciendo, tengo hambre y el miedo empieza a embargarme, no puedo dejar que el pánico me paralice, no ahora.