Sudán
14 horas antesEmilia
Vuelvo a meter parcialmente la cabeza en el chorro del agua que cae de la ducha y luego de asegurarme que ha desaparecido hasta la ultima gota de tintura sobrante, tomo la toalla que Nat me ha dejado sobre la tapa del retrete para secarme el cabello.
Al dejarlo simplemente húmedo me dispongo a salir pero la imagen en el espejo, que cuelga de uno de los muros, me engancha.
Soy yo. Mi cabello ahora más largo que antes, ya no es castaño sino rubio casi blanco y a pesar de que no se ve nada mal - al menos eso creo yo - tardé varios meses en querer cambiarlo.
¿La razón? No quería abandonar a la Emilia en la que me había convertido, esa que a pesar de haberse visto envuelta en una guerra contra su propia familia, seguía siendo una buena persona, una vengadora.Definitivamente la que creía era la mejor versión de mi misma. No quería dejar marchar todos los recuerdos y las cosas buenas, no quería volverme a olvidar, pero al final de igual forma he tenido que hacerlo, no solo por mi bien sino por el de los demás.
Huir y esconderme no es algo que jamás haya hecho en mi vida. Ya una vez he querido desaparecer, claro que en ese entonces era tan solo una chiquilla que no tenía nada, que estaba llena de miedo e inseguridades, era una niña pero eso no me detuvó y pasé siete años alejándome del resto del mundo.
Ahora las cosas no son tan diferentes pero sin duda tengo una suerte infinitamente mejor. Aún cuento con personas a las que puedo llamar familia y sobre todo tengo a Steve.
-¿Em?
La voz de Wanda, seguida de los golpes constantes en la puerta, me traen de vuelta a la realidad.
-Llevas ahí metida poco más de 20 minutos, venga ya, que seguro te vez igual de preciosa que siempre.
Suelto una pequeña risa y sacudo mi cabeza, alejando los tortuosos pensamientos antes de salir del baño para encontrarme a la rusa y a la que sigue siendo pelirroja.
-Lo ves - exclama emocionada y cuando llega a mi lado toma mi cabello con delicadeza - te lo dije, te sigues viendo preciosa.
-¡Eh! que a mi no me halagaste tanto cuando me lo cambié.
Natasha le lanza una mala mirada a Wanda y ambas tomamos asiento en el suelo, a su lado.
-Es que tú no has puesto resistencia y hacerte halagos significaría hacer crecer ese ego que te cargas.
-Dios nos libre de tener que lidiar con algo como eso - murmuró tomando del centro uno de los vasos con vino para luego llevarmelo a los labios.
Natasha replica algo más pero apenas y alcanzo a escucharla por estar más pendiente del líquido que atraviesa mi garganta.