F O R Y O U [Steve Rogers] (III)

Nuevo Plan

El espacio

Tony sentía su corazón latir con desenfreno mientras observaba aquella escena. Strange parecía estar sufriendo un calvario, cada grito que brotaba de su garganta era aún más desgarrador que el anterior.

Entonces una punzada de locura atravesó la mente del millonario, le susurraba al oído que sacara al mago de ahí, pero de inmediato intentó pasar de ella. Era consciente de que para intervenir necesitaba un plan o de lo contrario terminaría perdiendo la gema y a Strange en el acto.

Se incorporó al tiempo que se repetía una y otra vez que no debería estar ahí y la imagen mental de Pepper, más aquella última llamada, no ayudaban a calmar su corazón lleno de culpa. Probablemente la pelirroja estuviera preparándole una lista inmensa de reclamos y se los merecía.

Soltó un suspiró y cuando sintió un par de toques en su hombro, todas sus alertas se dispararon, llevándolo a apuntar a la ridículamente viva capa del doctor.

-Wow - se llevó una mano al pecho, mientras se obligaba mentalmente a relajarse. A ese paso los nervios no le llevarían a ningún lado e intentar acostumbrarse a los objetos encantados del mago no estaba ayudándole - eres una prenda de vestir bastante leal

-Sí ehm... hablando de lealtad...

Peter bajo lentamente por la telaraña, justo al tiempo que el millonario se daba la vuelta con temor.

Entonces todo volvió. Los nervios que hace rato estaba tratando de eliminar, los temblores, incluso el ataque de ansiedad que creía que solo era una falsa alarma, provocando que lo único que saliera de sus labios, fueran palabras de no más de dos sílabas.

-¿Pero que...?

-Se lo que va a decir - se adelantó el castaño.

Su cabeza trabajaba al ritmo de un reloj, intentando maquinar una justificación que al millonario pudiera parecerle válida pero la cara de reproche que le dedicaba cada tanto, se lo impedía.

-No deberías estar aquí - Tony lo señalo, tratando de sonar lo más autoritario posible. No quería que estuviese ahí, no quería creer que estuviese ahí.

-Pensaba irme a casa - prosiguió Peter

-No quiero oírlo

-Pero era una caída muy alta...

-Y ahora debo oírlo - agachó la cabeza, rendido. Preparándose mentalmente para toda la verborrea que se avecinaba. Porque como era costumbre entre los planes del niño estaba ignorar todo lo que él le decía.

-Y de pronto pensé en usted y me adherí a la nave - se detuvo un momento - Y este traje es.... uh ridículamente intuitivo, por cierto, así que en todo caso es culpa de usted que este aquí.