Dicen que el peor sentimiento es no saber si aguantar un poco más o rendirse. Sin embargo, en aquel momento en el que la mitad de lo que quedaba del pueblo de Asgard era masacrado sin que su Rey pudiese hacer nada para evitarlo, Thor sintió que rendirse, era nada comparado con el espectáculo de terror que se desarrollaba frente a sus ojos.
El único consuelo que le quedaba era que Heimdall había ayudado a los sobrevivientes a escapar a la Tierra, con ayuda de Valquiria. Habían hecho más de lo que él jamás hubiera sido capaz frente a alguien como su nuevo enemigo.
-Escúchenme y regocijense - ante las palabras de uno de los lacayos de Thanos, intentó removerse pero luego el sonido se convirtió en un zumbido que le taladraba los oídos obligándole a detenerse - Han tenido el privilegio de ser salvados por el gran Titán.
Loki sintió su estómago retorcerse cuando Maw trazó su camino entre los cuerpos sin vida de los asgardianos... de su pueblo. Un pueblo que, luego de atravesar por la difícil perdida de Odín, fue testigo de sus inútiles intentos por convertirse en Rey a base de mentiras y engaños.
Lo cierto es que durante un largo tiempo creyó que llegar a ser alguien igual a su padre adoptivo, era un trabajo sencillo; su hermano así lo hacía parecer. Pero que equivocado estaba... y le dolía que ahora que comenzaba a darse cuenta de las cosas, que comenzaba a asumir sus errores y estaba dispuesto a remediarlos a cualquier costo, esa gente inocente tuviese que sufrir las consecuencias de sus malas decisiones.
-¿Podrían considerarlo sufrimiento? No - continuó el discípulo - Está es su salvación. La balanza universal se está equilibrando gracias a su sacrificio. Sonrían, ya que incluso en su muerte, se han convertido en hijos de Thanos.
Entonces el aludido tomó la cabeza del rubio, quien al instante soltó un gruñido por el escozor en cada una de las heridas de su cuerpo, provocado por el brusco movimiento de ser arrastrado hasta quedar frente al desastre.
Observó a su hermano, a Loki, que en el momento en que se habían cruzado con esa nave, no hizó nada, no les advirtió, ni si quiera luchó. Se quedó de pie, observando como la gente moría. Se quedó estático observando como sus errores los alcanzaban y les cobraba factura.
-Yo sé lo que se siente perder, sentir en lo más hondo que tienes razón y fallar de todos modos.
Fallar.
De una u otra forma esa palabra formó un eco en la mente del rubio porque le quedaba como anillo al dedo, había fallado. Como rey y como protector.-Es aterrador, tus piernas se hacen como jalea - lo soltó sobre la superficie - Pero les pregunto con que fin. Temanle, huyan de el, al final el destino siempre llega y ahora ya está aquí o debo decir... yo estoy aquí.