Opciones

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Pasaron alrededor de diez minutos antes de que Emilia aceptara volver a la sala de juntas, únicamente con la condición de que Steve se dejara curar

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Pasaron alrededor de diez minutos antes de que Emilia aceptara volver a la sala de juntas, únicamente con la condición de que Steve se dejara curar.
Ella entendía que él era un super soldado y que gracias al suero aquellas heridas pronto se desvanecerían, pero la culpa se la estaba comiendo viva.

Ya una vez había vivido esa etapa en la que, a pesar de no ser intencional, terminaba lastimando a las personas. Un claro ejemplo eran sus padres.
Steve le había dicho que se quitara esa idea de la cabeza y que aceptara de una vez por todas que la culpa no era suya, pero no podía. No era tan fácil.

-Hey - la voz del rubio la sacó de sus pensamientos - ya basta porfavor, estoy bien - exclamó mirándose las vendas que envolvían sus manos y antebrazos - has hecho un gran trabajo con la curación

Clarke negó aún con la mirada al frente y siguió caminando.

-Lo sé, pero si no fuera por mi, no estarías lastimado en primer lugar

Steve soltó un suspiro frustrado y se detuvó, obligando a la castaña a parar a su lado.
Una vez frente a ella, tomó sus manos entre las suyas y con suma delicadeza, depositó caricias con su pulgar sobre estas.

-¿Recuerdas aquella vez en casa de Clint, cuando saliste al bosque?

-¿Te refieres a cuando causé un incendio?

El rubio asintió con una sonrisa divertida.

-Me refiero a la plática que tuvimos después, acerca del control - explicó - Tony te dijo que en caso de que...

-Que en caso de que volviera a perder el control tú serías la opción para contenerme - terminó la castaña

Recordaba aquella plática, de hecho mentiría si no dijera que las palabras del millonario se habían quedado grabadas en su mente con tinta permanente.

Para ella fue muy significativo saber que ya no tenía que pasar sola por el proceso de autodescubrimiento de si misma. Steve fue el primer hombre en arriesgar su propio bienestar con los ojos cerrados al prometer que estaría a su lado en todo momento. Entonces ninguno se hubiera imaginado el alcance que escondía aquella promesa implícita, pero ahora era una realidad.

-Así es - repitió el rubio y a Emilia le pareció que por momentos, la mirada que su novio le dedicaba se volvía más intensa - Estamos juntos Clarke. Incluso en tus peores días, no solo cuando te sientes dueña de ti misma. Si hay un problema, si pierdes el control... aquí voy a estar.

"Ese es el problema", pensó Emilia. Ahora recordaba porque había estado tan empecinada en huir de iniciar una relación con el rubio.
Porque cuando la parte racional decidiera abandonarla por completo, cuando sus más profundos instintos se volvieran dueños de sus acciones a tal grado de no dejar espacio ni para sus propios pensamientos, ella no sería capaz de evitar que lo peor ocurriese.

F O R  Y O U [Steve Rogers] (III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora