Tony observó a Strange ubicarse en una colina lejana, con el Ojo de Agamotto a la vista. El ambiente a su alrededor de pronto se sintió mucho más pesado, en un punto en el que incluso comenzó a respirar con dificultad.
Negó, enfurecido. Conocía perfectamente los síntomas y aquel era el peor momento para tener un ataque de ansiedad.
-S-señor Stark, ¿se encuentra bien? - Peter lo miró, expectante.
Pensó un poco su respuesta. Era obvio que no la estaba pasando nada bien y que el inminente encuentro con Thanos lo tenía al borde de un colapso, pero no quería preocupar al niño. Lo necesitaba concentrado.
-Estoy bien, niño - asintió, aún con la cabeza agachada.
Inhaló aire profundamente, y cuando alzó la mirada, lo que atrapó su atención fue el llamativo portal que comenzaba a materializarse justo a mitad de la explanada. Su peor pesadilla apareció segundos después, tomando como primer punto de enfoque, la nave partida por la mitad que solía pertenecer a su secuaz.
-Ah sí - escuchó exclamar a Stephen con ironía - tú sí pareces un Thanos.
-Supongo que Maw murió - el pelinegro asintió - Este día ha sido muy costoso, aún así el cumplió con su misión.
-Podrías arrepentirte, te trajo cara a cara con el Maestro de las Artes Místicas.
-¿Y a ti a dónde crees que te trajo?
Strange pasó la mirada por todo el lugar, unos segundos apenas en los que Thanos le prestó mucha atención.
Era consciente de que un solo movimiento en falso podría alertar al portador de las gemas, por eso seguirle el rollo, pareció la mejor opción.-A tu hogar - volvió a mirarlo, fingiendo tranquilidad - ¿sí adiviné?
-Lo fue - Thanos asintió con nostalgia y sin poder evitarlo permitió que las palabras del pelinegro evocaran los recuerdos del pasado. Utilizando el poder de la gema de la realidad, creó una ilusión que mostraba el hermoso lugar que solía ser Titán. De pronto el paisaje desolado en tonalidades rojizas cambió por uno mucho más colorido, lleno de vida - y era muy hermoso. Titán era como muchos planetas: demasiadas bocas, pocos recursos y al enfrentar la extinción les ofrecí una solución.
-Genocidio - sentenció Strange, sintiendo como todo dentro suyo se revolvía al pronunciar cada letra.
-Pero al azar, imparcial, justo con ricos y pobres por igual - negó levemente -Dijeron que me había vuelto loco, y lo que predije... al final pasó - la Gema de color rojo en su guante, volvió a brillar. Esta vez para volver a la realidad.
-Felicidades, eres un profeta.
-Soy un sobreviviente - corrigió con algo de molestia.
-Que quiere matar a millones.
-Con las gemas solo tendría que hacer este movimiento con mis dedos - chasqueó - y todos dejarían de existir, a eso le llamo... piedad.
-¿Y luego qué? - Strange se puso de pie, y con calma, comenzó a bajar los escalones que lo separaban del Titán.
-Al fin descansaré, y veré el amanecer de un universo agradecido. Las decisiones difíciles requieren voluntades fuertes.
-Pues verás - chocó sus manos, formando en ellas los anillos de honda - que nuestra voluntad, se iguala.
-¿Nuestra?
Al escuchar esa palabra, algo dentro de Tony se encendió y toda pizca de nervios y terror, desapareció. Colocó ambas palmas sobre aquella enorme estructura y con determinación, comenzó a empujarla, para luego dejarla caer sobre Thanos.