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El almuerzo transcurría bastante aburrido, pero no había dicho palabra alguna desde el momento que regrese. Estaba esperando el momento preciso para poder soltar alguna palabra pero nunca llegaba, solo mi madre hablaba con Erick y todos parecían estar perdidos en sus conversaciones. De vez en cuando me echaba miraditas con Clarisse quien se encontraba bastante cerca de la mesa en la que estábamos sentados, estaba segura que mis miradas pedían a gritos que alguien me salvara de este aburrimiento. Creí que no había sido tan malo después de todo hasta que mi madre me dijo que llevara a Erick a un recorrido por los jardines del palacio, la detesto.

-Bueno mira aquí esta un arbusto, y aquí hay flores-Dije con total desagrado, aunque no le conocía tanto pero tampoco quería conocerlo porque no somos nada ni seremos.

-No soy de tu agrado, ¿Verdad?

-¿Acaso no es obvio? Te detesto igual que a mi madre.

-Lo de tu madre se puede entender pero no sabes nada de mi.-No dije nada, solo seguí el camino que cruzaba entre jardines.

-Este es el jardín de mi abuela, ella lo diseño cuando tenia mi edad y a mi parecer es uno de los mejores-Le conté mientras caminábamos entre los lirios, mientras recorríamos el dicho jardín pude ver como Bruno se encontraba trabajando allí y mi mirada fue a terminar en el.

-Es esplendido, tu abuela tiene un gran don.

-Si, aunque creo que también tiene que ver con quienes lo han hecho y los que le cuidan.

-Bueno es cierto, de pequeño solía ver a mi madre cuidar sus jardines. Le encantaba decirme que nunca hay que darle demasiado de algo a una flor, que son delicadas, que no todas son iguales pero que siempre hay que mantener un equilibrio-Le mire sorprendida, la verdad es que nunca había escuchado a alguien que le gustara la jardinería, salvo por Bruno.

-A mi la verdad nunca se me ha dado bien la jardinería-Como olvidar cuando regué a unas rosas en pleno sol y se terminaron quemando.

-A mi tampoco, siempre les echaba demasiada agua.

-A veces más es menos.

-Eso...es justamente lo que decía mi madre-Pude notar como sus ojos desprendían tristeza, había olvidado que su madre ya no se encontraba entre nosotros.

-Mi padre fue quien me enseño esa frase, sabe. El era un hombre muy sabio, creo que si siguiera aquí nunca hubiera terminado de conocerle-Me miro con ternura y yo volví a caer en la realidad, ¿Como es que había terminado hablando tranquilamente con el? Se supone que lo odio.-Erick.

-¿Si?

-¿Quieres un recorrido del palacio completo?

-Estaría encantado.

-Bueno, por si no sabe usted existen visitas que dudo mucho que alguien como tú le cueste pagarles, así que puedes programar una en tu apretada agenda si tan encantado estas con conocer mi palacio-Luego de que dijera eso me di la media vuelta y me largue, por no decir que estaba huyendo.

Narra Clarisse:

Me encontraba buscando a Lucia por todo el castillo, la verdad es que me tenia bastante preocupada porque ella no era de desaparecer, bueno si lo era pero no sin antes avisarme. Cuando vi que Erick regreso solo de aquel paseo supuse que algo le había ocurrido, era un poco injusto lo que tenia que vivir por culpa de su madre pero era bastante predecible que algún día iba a ocurrirle eso mismo.

Mientras seguía en mi búsqueda me encontré al hermano mayor de Lucia quien merodeaba por los largos corredores del palacio. Nuestras miradas se cruzaron pero yo retire rápidamente la mirada, nunca había tenido el suficiente control de mi como para lograr mantener la mirada con el. Es que era tan intimidante para mi, sin negar sus exóticos ojos que con tan solo verle un momento te cautivaban. 

-Clarisse-Me saludo como si fuera algo tan normal.

-Felipe-Le devolví el saludo mientras hacia una reverencia. Intente rodearle pero este se interpuso enfrente de mi, intente mantener la calma y no perder la cordura ni un momento.-¿Permiso?

-Me has dicho Felipe-Di un paso atrás y le mire totalmente desorientada.

-¿Lo he ofendido?

-No, todo lo contrario-Definitivamente los de la realeza tienen la locura en la sangre porque yo no los entiendo-Me has nombrado por mi nombre.

-No lo comprendo.

-Desde que tengo una corona en mi cabeza parece que a todos se le has olvidado mi nombre. Se que es algo simple, pero eres la primera persona que me llama de esa forma luego de la coronación-Vale, ahora entiendo porque tanta sorpresa por la forma en que le llame.

-Seguramente es porque nadie sabe tu nombre entonces tienen miedo de equivocarse.

-¿Tú crees?

-No, no lo creo-Escuche su risa la cual me cautivo por completo, era bastante tosca pero dulce.

-¿A donde te dirigías?

-Estoy buscando a tu pequeña hermana.

-Siempre ha sido muy traviesa.

-Lo sé, realmente más que nadie lo sé.

-Mi hermana ya es poco grande para una niñera, ¿No cree?

-Lo sé, pero no soy su niñera. Ella es como mi hermana, ¿Sabe? Si bien soy más grande que ella puede que nos hayamos conectado tanto que el vinculo se ha vuelto irrompible. Somos inseparables.

-¿Esta intentando robarme a mi hermana?-Negué repetidas veces y este comenzó a reír, se estaba burlando de mi.

-No se burle de mi.

-Mis disculpas.

-¿Y usted no debería estar haciendo algo en vez de burlarse de mi?

-Me tome un descanso, necesitaba un respiro.

-Aún no se ha acostumbrado, ¿Verdad?

-No, la responsabilidad que cargo es grande y no puedo decepcionar a mi pueblo.

-Le admiro mucho ¿Sabe? Eres y seras un gran rey.

-Gracias Clarisse.

-De nada Felipe.

-Bueno ya te dejo seguir en busca de mi traviesa hermana.

-Si espero poder encontrarle, ha tenido un día bastante largo.

-Si no estoy mal informado hoy tenia una almuerzo con su prometido ¿Verdad?

-Así es. No quiero contradecir a su madre pero no ha sido muy justa con ella.

-Mi madre nunca ha sido justa con ella, siempre ha sido muy dura-En sus ojos se podia ver tristeza, algo de pena, supongo que es duro para el no poder hacer nada ante las decisiones de su madre porque al fin y al cabo por más que el cargue la corona en su cabeza ella aún tiene mucha autoridad.

Más allá de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora