Me encontraba en mi habitación cuando escuche un golpe en mi ventana, bueno, más bien en la puerta del balcón. Me levante quitando las suaves sabanas de mi cama y me acerque con cierto miedo, pero cuando vi quien era el intruso mis nervios se calmaron. Rápidamente abrí la puerta, sin hacer mucho ruido y le tome del brazo dándole un tirón para que entrara. Asome mi cabeza un momento verificando que nadie estuviera viendo, y luego la cerré.
-¿Qué haces aquí?
-No podía dormir y Maria se ha cansado de mi, porque no la dejaba dormir.
-Pobrecita-Me apiade de ella pensando en lo cansada que debe estar.
-Hay algo que presiento pero no se lo que es, como si estuviera por pasar algo.
-¿Algo malo?
-No lo se-Lo mire con cansancio, realmente había sido un día agotador para mi con mi madre en mis talones. Ni siquiera había podido ver a Bruno desde que aceptamos lo que sentíamos y me hacia sentir realmente bien su presencia allí. Le mire totalmente encantada, el parecía nervioso pero realmente me encontraba perdida.-Puede que sea una tontería, pero realmente no me ha dejado dormir y por un momento creí que le había ocurrido algo a usted.
-Bruno.
-Pero usted se encuentra perfectamente-Estaba en una especie de crisis y yo me apresure para tomar su mano.
-Tranquilo-Soltó un suspiro que demostraba liberación. Apoye mis manos en su pecho y le mire con cariño, jugué con la solapa de su camisa y baje mis dedos hasta los botones.
-Mi mente puede ser muy ruidosa aveces. ¿Sabe?
-Duerme conmigo-Le pedi mientras mis dedos desabrochaban botón por botón hasta abrir por completo aquella camisa.
-¿Usted me esta proponiendo algo indecente?-Alce una ceja y sin responder nada tironee hacia atrás de las mangas de su camisa quitándosela. Mientras el se decidía realmente si quedarse o no conmigo me aleje hasta un mueble que solía usar con Clarisse solamente. En el se encontraban bebidas donde el alcohol las rellena. Saque una de allí junto a dos copas y volví a cerrarle. Mi madre si se enterara de eso se volvería completamente loca pero aún no le agarrado la manía de controlar incluso lo que tengo en mi habitación, aunque no me sorprendería en lo absoluto.-Venga si la princesita tiene bebidas espirituosas escondidas por su habitación.
-¿Le sorprende acaso?-Deje las copas junto a la botella de vidrio sobre la mesita que tenia en uno de los lados de mi cama y camine sin muchos rodeos hasta Bruno, me coloque junto en frente mientras le miraba con una sonrisa de totalmente picardia.
-Lucia, usted nunca va a dejar de sorprenderme-En un suave movimiento su mano se poso sobre mi mejilla, lo mire fijamente a sus ojos y estos parecían estar iluminado. Pose mis manos sobre su pecho y en un empujoncito termino sentado sobre mi cama. Me apresure para sentarme a su lado y abrir la botella.-¿Planea embriagarme acaso?
-Si vamos a pasar el resto de la noche hablando de sus presentimientos va a ser acompañada de esta delicia-Le entregue una de las copas mientras yo tome la otra, dándole un pequeño sorbo. Me acomode mejor sobre mi cama y espere a que comenzara pero solo me miraba con una expresión que no lograba descifrar-¿Por qué me mira de esa manera?
-¿Quiere la verdad?-Asentí con mi cabeza y le mire con mucha atención e intriga-No puedo creer lo preciosa que es incluso sin un asombroso vestido y sin nada de maquillaje.
No pude soltar una respuesta adecuada para ello, pero hice algo mucho mejor. Acorte la distancia que nos separaba y lo bese con cierta intensidad, una intensidad que demostraba que no quería parar. Sus besos siempre se habían sentido demasiado para mi, como si cada beso fuera el primero pero al mismo tiempo se sentía como si fuera la ultima vez. Sus manos fueron a parar a mi cintura, ambos arrodillados sobre aquella cama mientras lo único que nos importaba en aquel momento era nosotros. Baje mis manos hasta los bordes de su camiseta para subirla hasta arriba y quitársela, arrojándola alguna parte de aquella habitación.
Narra Clarisse:
Vueltas y vueltas era lo único que podía hacer en mi cama, no podía dejar de dar vueltas pensando en el. Realmente me estaba volviendo loca y ya hasta me quitaba el sueño. Me senté sobre mi cama apoyándome sobre el respaldo y mire hacia arriba. La culpa me estaba carcomiendo demasiado. Finalmente luego de tantos pensamientos me levante y salí de mi habitación, con mucha precaución camine por los largos corredores hasta llegar a su puerta. Mis dudas comenzaron a aparecer nuevamente, y termine dejando que el miedo me ganara pero algo inesperado sucedió. Su puerta se abrió y yo quise salir corriendo, pero no tuve la oportunidad porque ya me encontraba frente a sus ojos.
-Clarisse, ¿Qué hace aquí?-Le mire con cierta pena pero me arme de valor.
-Necesito que hablemos-Di un paso adelante dispuesta a hablar ya que no era bueno hablar alli pero Felipe se apresuro para detenerme.
-No, no es un buen momento para que hablemos ahora.
-¿Por qué? Usted se encuentra despierto y yo...-En aquel momento cai en la realidad de la razon por la cual no me dejaba entrar.-Entiendo. Se encuentra con alguien.
Su silencio me lo confirmo y yo me sentí una completa tonta en aquel momento.
-Podemos hablarlo en la mañana, si quiere.
-No ¿Sabe qué? Olvidelo, sumajestad-Con la frente en alto me gire sobre mis talones y me regrese por donde había llegado. Cuando regrese a mi habitación y cerré la puerta, me deje recargar en ella y pude sentir como una lagrima se me escapaba. Con rapidez la limpie y respire profundo antes de regresar a mi cama. No iba a dejar que esto me afectara, yo era muy fuerte y lo sabia.