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Narra Maria:

-Maria, que sorpresa. Es la primera vez que viene a verme.-Fue lo primero que dijo Bruno al verme. Al parecer el hombre vivía un poco lejos de los demás, era como una casa apartada entre el pueblo y el palacio.

-En realidad vino a verme a mi-Comento Diego con una sonrisa de triunfo, Bruno me miro con gracia porque el sabia perfectamente que eso era imposible pero no soltó palabra alguna al respecto, siempre era mi cómplice.

-Bruno ya que por mera casualidad estas aqui...necesito hablarte de algo.

-Claro-Ambos miramos a Diego como si estuvieramos echandolo y el parecio captarlo rapidamente.

-Si...creo que ya me voy, nos vemos pronto-Sin un previo aviso este se acerco a mi y dejo un beso en mi mejilla antes de irse. Cuando finalmente se fue Bruno me miro con mucha gracia.

-Ni se te ocurra burlarte. 

-Vale, vale. No lo hare. ¿Por qué has venido?

-¿Acaso no puedo venir a visitar a mi mejor amigo?-Me miro con incredulidad.-Vale, tengo que dejar de mentir. La verdad es que necesito un consejo. 

-Te escucho.

-El bar ha sido vendido, la verdad es que yo creí que me había quedado sin trabajo pero luego conocí al nuevo dueño y...me ofreció mantener el trabajo con condiciones que no les veo muy...normal.

-¿Qué condiciones?

-Pues el contrato dice que tendré días libres, vacaciones, incluso tendre compañeros con los que podre intercambiar mis dias libres y horarios. Yo siempre he sido la unica en ese lugar, ¿No cree que es extraño?

-Bueno, pero Maria la gente comienza a pensar distinto y no parece nada malo.

-Pero no le conozco, ¿Por qué confiaría en ello? A lo mejor me hace trabajar pocas horas pero trabajos forzosos.

-Dudo mucho que sea algo muy distinto a lo que ya hacías, yo te aconsejo que lo aceptes. Es una buena oportunidad y mira...tendrás días libres así que podrás venir a verme cuando quieras.

-Si...creo que aceptare. Lo más loco es que no quiere una respuesta pronta, me dijo que tenia toda una semana libre y que luego de que esa semana acabara puedo darle mi respuesta.

-¿Semana libre?

-¡Si! Me ha pagado por una semana completa y me dijo que si volvia antes no iba a ser más que una simple clienta.

-Tengo que conocer a ese nuevo jefe tuyo. 

-Como sea. ¿Como te encuentras tú? Por cierto, esos jardines tuyo realmente me han dejado con la baba cayendo.

-¿Estas diciendo que has infectado uno de mis jardines con tus babas?

-No seas imbecil.

-Lo soy, realmente hoy confirme que lo soy.

-¿Por qué lo dices?

-He rechazado el amor de Lucia.

-¿Qué hiciste qué?-Chille mientras lo miraba con mucho enojo.-¿Como vas a rechazar a la chica que te ha traído loco durante tantos años porque tienes miedo?

-Es que no supe que hacer en ese momento, estoy arrepentido.

-Eres un imbécil, Bruno. Enserio no puedo creer que hiciste eso, enserio yo no te crié así.

-Lo siento mamá. ¿Pero qué esperabas que haga? No soy competencia contra ese conde encantador.

-Espera...¿Hablas de un rubio bastante alto?-El asintió con su cabeza-Ahora mismo se encuentre en su habitación con ella y seguramente consolando.

-¿¡Qué!? ¿Como lo sabes?

-Les vi por la ventana, tuve que distraer a Diego casi le ve. Aunque me sorprende un poco que trabaje para ella y no sepa quien es.

-¿Qué se supone que deba hacer? No me quiero imaginar lo que estan haciendo. 

-No seas dramático, a lo mejor solo están hablando. Tengo una idea pero necesito una de tus flores. Pero no cualquiera, unas que a ella les encante. 

-Unas hortensias.

Narra Lucia:

El silencio abundaba y mi cabeza no dejaba de pensar en Bruno, lo peor es que tenia a mi prometido a pocos metros el cual no tenia ni idea de lo que me ocurría realmente.

-¿Quieres algo de beber?-Pregunto repentinamente.

-No, gracias estoy bien.

-¿Segura? Después de llorar es importante tomar agua.

-Eso es un mito.

-Hay mitos que son reales.

-Y otros que no...-Alguien toco mi puerta la cual se encontraba abierta. Mi corazón volvió a acelerarse al verlo parado allí pero no venia solo, sino con Maria.

-Permiso sumajestad, hemos traído las flores para su habitación-La voz de Maria sonaba calma, pero sabía que en el fondo era cómplice de su mejor amigo.

-La dejare con ellos, tengo unos asuntos con los que encargarme-Realmente no quería que se fuera. Inconscientemente cuando se levanto yo le seguí y tome su mano impidiendo su salida. Sus ojos demostraron confusión y yo no supe que decirle.-¿Qué sucede?

-Gracias por cuidar de mi-Le mire con total sinceridad, sus ojos reflejaron mucha ternura y un beso en mi frente me regalo.

-Siempre voy a cuidarle-Luego de eso se fue y yo realmente por primera vez note un cambio, seguridad al verle y ya no sentía la necesidad de alejarle de mi.

-¿Donde quiere que las coloquemos? Son hortensias-Continuo Maria mientras caminaba por la habitación.

-Donde ustedes crean que se vean mejor-Quise irme de la habitación pero Bruno me tomo del brazo. Le mire con frialdad y remordimiento, no entendía que hacia allí. Aparte mi brazo alejándome y negué con mi cabeza.-¿Por qué hace esto?

-Necesito hablar con usted, nuevamente.

-No, usted y yo ya no tenemos nada de que hablar.

-Me equivoque.-Lo sabía, pero por más que quisiera escucharle no podía. Mi deber como princesa había estado perdiendo importancia para mi y era todo por el amor que sentía por el.

-Has lo que todos hacen, vive con eso.-Y esta vez si me fui. Me dirigí en busca de mi madre, tenia que preguntarle sobre mi futura boda.

Narra Clarisse:

Me desperté a causa de algo que se movía encima de mi, mientras recuperaba la consciencia del todo pude ver que me encontraba en una habitación que no era la mía. La oscuridad abundaba pero el brazo de Felipe era ese "algo" que se encontraba encima mio.

Un recuerdo tras otro apareció en mi cabeza, por un momento creí que estaba soñando o esos recuerdos eran parte de un sueño, un sueño muy pervertido.

-Despertaste-Susurro con una voz bastante ronca y sus ojos aún cerrados.

-Si-No quería sonar fría pero realmente esto que ocurrió estaba mal. Me levante un poco sentándome subiendo conmigo la sabana cubriéndome.-Esto...se me fue de las manos.

-A los dos, pero no voy a pedir perdón porqué estoy realmente encantado.-Aterrada me levante buscando mis prendas.

-Tengo que irme, seguramente su hermana me necesita. La dejamos sola.

-En eso tiene razón, pero Erick estaba con ella. Bueno iba en dirección a su habitación.

-De todas formas, ya pasaron muchas horas-Me cambie lo más rápido que pude mientras Felipe me observaba desde su cama-Usted tiene responsabilidades y yo tambien, Felipe.

-Parece que quiere irse.

-Debo irme-Camine hacia la salida.

-Crei que quería esto tanto como yo pero parece que no-En ese momento me detuve y mi yo interior realmente quería decirle que si lo quería, pero mis responsabilidades y mi culpa fueron más fuertes provocando que me fuera de allí sin siquiera decir una ultima palabra.

Más allá de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora