Luego de encontrarme una hora escondida entre las cajas que la carreta llevaba que se dirigía desde el castillo al pueblo logre salir, fue bastante difícil que no me vieran pero finalmente logre bajarme sin dejar rastro de mi. Me deje perder entre las personas quienes no parecían siquiera captar mi existencia, al parecer estaba en una calle donde el comercio abundaba. El lugar estaba lleno y las personas no se detenían ni un segundo a observar lo que les rodeaba. Ahora tenia un problema, que no sabia a donde ir pero sabia el nombre del lugar. Me acerque a una señora que vendía frutas y le pregunte sobre aquel lugar que me había dicho la cocinera del palacio. Preste mucha atención a sus instrucciones pero lamentablemente creo que no las entendí porque termine totalmente perdida.
No se cuanto tiempo estuve merodeando entre calle y calle hasta que un chico, un poco más pequeño que yo se me acerco.
-Parece perdida-Siempre habia querido un hermano pequeño-Señorita.
-Bueno, usted es muy atento, porque estoy muy perdida.
-Puedo ayudarle, si usted quiere, claro. No voy a obligarle.
-Estaría encantada con tu ayuda.-Me regalo una sonrisa que logro matarme de amor y luego me ayudo a llegar a aquel "bar", solo esperaba que no me haya pasado mal la información. Me despedí de aquel joven y me adentre al lugar algo temerosa y precavida sin realmente saber lo que me encontraría allí adentro ya que nunca había entrado a un lugar así en mi vida. Una sonrisa se me escapo de los labios cuando le pude ver en una de las mesas junto a otros hombres, supuse que eran sus amigos. Quise acercarme pero cuando este se giro en mi dirección yo me escondí totalmente aterrada y en ese momento me di cuenta de la gravedad de la situación. Me había escapado, estaba rodeada de personas que no conozco y no tenia protección alguna.
-¿Se encuentra bien?-Pregunto una mujer que parecía trabajar en aquel lugar, tenia un largo cabello rubio y parecía amable.
-Si, solo es la primera vez que estoy aquí-Salí de mi "escondite" y ella me guió hacia el mostrador.
-Siéntate, a lo mejor se le ha bajado la presión por el olor a alcohol.
-Si puede ser-Me senté en una banqueta bastante alta, pero me encontraba lo suficientemente cubierta de la vista de Bruno.
-Ten un poco de agua-Le mire agradecida mientras tomaba el vaso de vidrio entre mis manos, le di un sorbo y luego lo deje sobre el mostrador. Dirigí mi mirada a la mesa en la que el se encontraba pero no lo vi por ningún lado hasta que pude verle apoyado en el mismo mostrador que yo a unos pocos metros de mi. Seguramente no me había visto, porque siquiera se imaginaria que yo entraría a un lugar así. La rubia se acerco a el y pude ver como intercambiaban unas palabras, ella le sonreía y el parecía estar cómodo con ello. ¿Sera que son pareja? En ningún momento le pregunte desde que regrese a Bruno que había sucedido en su vida. Por la confianza que se veía que tenían y la manera en que reían juntos me daba la sensación de que se conocían muy bien. Cuando regreso conmigo y yo tuve que disimular que les estaba observando.
-¿Ya se encuentra mejor?
-Si, muchas gracias por el vaso de agua-Le dije mirando de reojo a Bruno quien miraba en nuestra dirección.
-¿De verdad se encuentra bien? De un momento a otro se ha puesto pálida.
-Si, yo estoy bien.
-Vale...¿Ves aquel muchacho?-Sabia que se refería a Bruno ya que tenia la mirada fija en el, asentí con mi cabeza lentamente intentando simular que era la primera vez que le veía.-Es mi prometido.-Soltó mientras levantaba una de sus manos y se lograba ver un hermoso anillo.-No se porque se lo cuento, pero no tengo muchas amigas con quien compartirlo.
-Fe...felicidades-Fue lo unico que logre formular. Rápidamente, con torpeza, me levante y quise salir huyendo de ahí pero termine chocando con un sujeto.-Disculpe, señor. Yo enserio no quería interponerme en su camino...
-Tranquila, yo también tengo la culpa-Su cálida sonrisa me hizo sentir bien y la pena que sentía por haberle chocado había desaparecido.-Nunca te había visto por aquí, ¿Eres nueva en el pueblo? No pareces pertenecer aquí.-Que gracioso sonó eso porque yo era parte del pueblo, se supone pero no encajaba allí.
-Si, no soy de aquí ¿Se me nota demasiado?
-Un poco. Puedo presentarte a mis amigos, si quieres.-La mujer que antes me había dado su ayuda se encontraba observándonos.-Maria, ¿Como le va? No la había visto detrás de aquel mostrador.
-Muy gracioso-Supuse que lo decía porque aquella chica no era tan alta.
-Siempre he tenido un gran sentido del humor, no como usted.
-¿Qué esta intentando decir?-Quise salir corriendo de allí pero cuando di un paso hacia atrás me choque con alguien, y no, no fue otro extraño sino que fue Bruno quien no tardo en reconocerme.
-¿Qué hace aquí usted?-Fue lo que me pregunto pero yo no supe responder. Solo retrocedí unos pasos antes de girarme y salir huyendo de aquel lugar. Me apresure a alejarme de allí hasta que finalmente me encontraba lo suficientemente lejos para tomar un poco de aire e intentar calmarme. Me apoye sobre una estructura de piedra y puse mi mano en mi frente, realmente no sabia que me estaba ocurriendo. Mi corazón iba a mil por segundo y sentía una gran presión en el pecho. Cuando estaba intentando recuperar el aire que me faltaba apareció alguien, quien por un momento me sorprendió, pero ella siempre sabia donde encontrarme.
-Lu...
-¡Clarisse!-Solté antes de lanzarme a sus brazos abrazándole, me aferre con fuerza y me sentí segura.-¿Como me encontraste?-Le pregunte al separarme.
-Siempre se donde encontrarte, aparte, la mujer de la cocina me había comunicado sobre tus preguntas y eso confirmo totalmente mi teoría.
-Llévame a casa por favor-Ella no dijo nada, simplemente me sujeto de la mano y me llevo consigo. Al parecer había estado buscándome hace bastante tiempo y tuvo mucha suerte en encontrarme. En menos de una hora me encontraba sana y salva en mi habitación, con una Clarisse bastante enojada pero cuando le conté lo que sucedió no hizo nada más que consolarme.
