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Finalmente había terminado aquella reunión donde yo no tenia mucho que ver pero era mi obligación asistir y lamentablemente ya era demasiado tarde como para huir de lo que siempre ocurría luego de uno de esos eventos, un banquete. No pensaba alejarme de la mesa de bocadillos, Clarisse quien me acompañaba no parecía tampoco estar muy interesada en alejarse pero había notado que su mirada estaba con toda su atención en una sola persona.

-¿Hay alguna explicación de por que tus ojos no pueden alejarse de mi hermano mayor, Clarisse?-Me gustaba ir directamente al grano con ella, sabia que con tan solo mirarnos sabíamos si la otra decida la verdad.

-¿Como es qué puedes preguntarme eso? Yo no te ando preguntando porque no puedes quitar tus ojos de los postres-Me acerque un poco a ella y la codee.

-Pues la respuesta es muy fácil, yo quiero disgustar aquellos postres, pero al parecer tú quieres disgustar otra cosa.

-No sea irrespetuosa. Luego tu madre dirá que es mi culpa.

-Mi madre debería saber que yo soy la que te influye a ti, no tú a mi.

-Eso...no es cierto-La codee y la mire con cierta ironía.-Bueno un poquito, pero yo a usted también le influyo.

-Al parecer alguien se encontraba con hambre-Reconocí la voz de Erick rápidamente, ladee mi cabeza un poco para ver que se encontraba a mi lado-¿Como has podido elegir? Todo se ve muy delicioso.

-Ay Erick, yo no he elegido-Le respondí con burla-Bueno si elegí, elegí todo ¿Qué le parece mi respuesta?

-Me parece una respuesta muy propia de usted.

-Que bueno que ya me vaya conociendo.

-Poco a poco lo voy logrando.

-No se emocione, saber que me gustan los postres no es uno de mis secretos, cualquiera de este salón podría saberlo con tan solo mirarme dos segundos-Clarisse quien no dejaba de retener una risa pero por momentos se le escapaba, quiso alejarse pero termino chocando con mi hermano mayor, el cual le hizo imposible su escape.

-¿Qué les ha parecido este banquete? Yo mismo me encargue de seleccionar estos platos.

-Eso explica porque tu hermanita no puede alejarse-Comento Clarisse y yo les saque la lengua antes de llenarme la boca nuevamente.

-La conozco muy bien.

-Yo la conozco mejor ¿Sabe?.

Uy, pelea, pelea, pelea.

-No me sorprendería ello ¿Sabe?, usted tiene un don para conocer mejor a las personas-Esa no me la esperaba. Es muy interesante ver como Clarisse esta por colapsar por culpa de mi hermano mayor pero no podía perder mucho tiempo más. Intente alejarme de ellos pero en el momento que iba a cruzar la puerta para largarme de allí Erick se interpuso.

-¿A donde va?-Me pregunto y yo me limite a mirarle una vez antes de intentar pasar por su lado pero este se movio impidiendo que siga mi camino.

-Tengo que volver al castillo.

-¿Por qué? Aún el banquete no ha terminado.

-¿Y a usted que le importa si me voy? Ya tengo mi estomago lleno no tengo nada más que hacer aqui.

-¿No podria prestarme un momento de su tiempo para bailar una pieza conmigo?

-No me gusta bailar-Respondi rapidamente y volvi a intentar salir de alli pero el me detuvo nuevamente.

-No la dejare pasar sino baila conmigo.-No entiendo como es que mi madre quiere que me case con alguien tan...insoportable.

-Vale, esta bien, solo una-Erick gustoso aceptó, pero no se en que momento fue que terminamos bailando más de una pieza, perdí la cuenta en la quinta es que no podía negar que bailaba demasiado bien. La música de tuvo y caí en la cuenta qué, ya era demasiado tarde. Me apresure a salir de allí, prácticamente, descuidando el riesgo de si alguien me viera pero por suerte, cuando llegue al dichoso bar que quedaba no muy lejos de donde se había hecho el banquete mi respiración se encontraba muy acelerada y no pude ver a Bruno por ningún lado. Supuse que ya se había marchado a su casa, quise regresar pero apareció aquel hombre con el que antes había interactuado unas pocas palabras.

-Volvió-Dijo mientras me miraba con una de esas sonrisas de emocion, como si hubiera esperado verme hace tiempo.

-Yo volví, si pero...

-Yo le dije que viniera, es nueva en el pueblo y no tiene trabajo. Y yo necesito una ayuda aquí-Maria me había salvado realmente, no dejo que me indagara más ya que me llevo atrás del bar. Supuse que era un almacén por los estantes y las botellas que se encontraban allí.

-Gracias, me has salvado.

-Lo se, pero solo lo hice porque quiero demasiado a Bruno, princesita.

-Usted sabe quien soy.

-Claro que lo sé-Sentí el terror en aquel momento.-Tranquila, no me mires como si estuviera apunto de matarte.

-¿No lo hará?

-Claro que no, aún que muchas veces lo pensé pero...Bruno jamás me lo perdonaría.

-¿Qué esta intentando decirme?

-Que no puedo matarle porque mi mejor amigo esta enamorado de usted y si, seguramente se entere que te dije sobre eso pero el no tiene suficientes agallas para decirle.

-Usted es su prometida...¿Por qué me dice esto?

-Porque nuestro compromiso no es real, ¿Sabe? Es un trató que hicimos para ahuyentar a las personas, en el bar muchos hombres intentaron sobrepasarse conmigo pero ahora que ven mi anillo en el dedo ya no sucede. Qué locura ¿No? Un anillo en el dedo genera el respeto que debería tenerse siempre.

-¿Bruno le protege?

-Si y yo a el.

-¿Me esta diciendo que mujeres intentaron sobrepasarse con el?-Mi enojo comenzaba a crecer en aquel momento, no podía controlarlo.

-Si, te sorprendería cuanta solterona anduvo en su caza.

-Pero...¿Eso es malo?

-Ay Lucia, ¿Acaso no te das cuenta que solo tiene ojos para ti?

-Necesito verlo ¿Donde esta?

-Tenia que comprar unas cosas para el jardín de tu abuela, pronto regresara.

-Le esperare.

-¿Le parece si bebemos algo juntas?

-Claro que si-Maria fue mi peor pesadilla cuando le conocí, pero ahora todo lo contrario.




Más allá de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora